• Fecha: Martes, 15 Diciembre 2015

digital-painting-1724341 640En nuestro último artículo hablábamos acerca de la importancia de crear personajes coherentes, atractivos, verosímiles y cercanos para poner en escena el conflicto en torno al cual se desarrolla toda la trama de nuestra novela. Decíamos también que los personajes han de ser casi como apéndices de su autor y que este debe conocerlos a la perfección, algo para lo que resulta muy útil elaborar las llamadas fichas de personaje.

Sin embargo, hay una cuestión fundamental acerca de la construcción de los personajes que no podemos pasar por alto y que trataremos con detenimiento en el artículo de hoy: los personajes se dividen en tipos, y cada tipo requiere un trabajo determinado.

¿Qué tipos de personajes hay?

• En primer lugar, encontramos a los PROTAGONISTAS. En cualquier novela romántica, los protagonistas serán primordialmente dos (salvo algunas excepciones) y se corresponderán con los miembros de la pareja amorosa sobre la que se erige la trama principal. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los personajes protagonistas no solo son aquellos que más páginas ocupan: son también los personajes más complejos, provistos de matices y, por supuesto, cambiantes. Empiezan en un punto y terminan en otro diferente, y al recorrido que trazan entre ambos es a lo que denominamos arco de evolución. Sin evolución de los personajes protagonistas, ya sea en un sentido o en otro, no habría historia romántica.

• En segundo lugar en este ranking de importancia tenemos a los ANTAGONISTAS. Es habitual considerar al antagonista como el villano de la novela. En algunos casos, en efecto, lo es, pero no siempre. El antagonista es aquel personaje cuyo objetivo corre disparejo al de los protagonistas, de tal manera que su mera presencia o su comportamiento pueden suponer un obstáculo en el desarrollo de la trama amorosa. No obstante, que además sea un personaje malvado es algo que quedará a nuestra elección.

• Por último, están los personajes SECUNDARIOS, quienes, a no ser que cuenten con su propia trama, no suelen evolucionar, son más planos. Sin embargo, transmiten una sensación de realidad que no siempre logran aportar los personajes principales, por eso decimos que resultan indispensables para dimensionar a los protagonistas.

Unas veces, los secundarios actuarán como la voz de la conciencia de nuestros protagonistas. Otras, nos servirán para conocer mejor a estos en facetas diferentes a la amorosa. Son esos amigos, familiares, empleados, vecinos y compañeros que nos van a permitir ver cómo los personajes principales se desenvuelven en el ámbito social y personal. Aunque no presentan tantos matices, es necesario trabajar en su construcción tanto como lo haríamos ante un protagonista, ya que su carisma aportará un toque de calidad a la novela y los convertirá, en ocasiones, en personajes tan representativos o más que los anteriores.

 

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Comentarios (2)

  • Malory

    07 Enero 2016 a las 19:53 |
    Estoy de acuerdo con Katon y sí, qué difícil es crear unos personajes que no sean planos.
    Una vez más, gracias por los apuntes :)

    responder

  • Katon

    16 Diciembre 2015 a las 17:46 |
    ¿y cuántas novelas no nos han terminado de gustar precisamente porque sus protagonistas no evolucionaban? parece algo simple, pero puede llegar a ser fundamental para la novela. O cuando un secundario "se come" al protagonista, el equilibrio es difícil, pero esta pequeña aclaración seguro que a más de una nos viene bien.
    Gracias a Érika y al RNR por estos artículos

    responder

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