• Fecha: Martes, 31 Mayo 2016

¿Piratas, bucaneros, corsarios? ¿Cuántas novelas o películas conocemos con este tipo de protagonistas? A las que ya tenemos unos años, y no tantos, puesto que las reposiciones en televisión están a la orden del día, nos pueden venir a la memoria Errol Flynn o Tyrone Power. En el fondo nos importa muy poco que nuestros héroes sean piratas, bucaneros o corsarios, porque... como que todo suena igual, ¿verdad? Sin embargo, hay sus diferencias entre unos y otros, y no todo es de color rosa como lo pintan películas o novelas románticas.

Sin ánimo de echar por tierra vuestros sueños de aventuras a bordo de una nave corsaria, por ejemplo, tratemos de saber algo más sobre la auténtica vida de estos personajes que se han convertido en leyenda.
La vida diaria de estos hombres, no era tan mágica como la pintaba Hollywood. Ni ellos eran los héroes que acababan salvando a la chica y dejando al malvado gobernador de turno con los pantalones bajados. Piratas, bucaneros o corsarios, no eran otra cosa que simples ladrones del mar. Individuos que se dedicaban a saquear en tierra, abordar naves y sacar provecho del trabajo ajeno, ya fuera quedándose con los botines, vendiendo los mismos, apoderándose de los esclavos para traficar a su vez con ellos, o pidiendo elevados rescates por los pasajeros que caían en sus manos.

Entrar a analizar el origen de las distintas acepciones para designar a unos y otros, haría el articulo demasiado extenso, por lo tanto, puntualizaré:

Tanto piratas como bucaneros eran hombres libres, sin ataduras, que se regían por sus propias leyes.

Los corsarios, por el contrario, servían a una Corona, debiéndose por tanto a los acuerdos tomados, y navegando al amparo de una bandera a la que entregaban un porcentaje de los robos.

La vida en los barcos era dura. Porque abordar otras naves y luchar contra los temporales en alta mar, era jugarse la vida. Las condiciones a bordo de un barco pirata brillaban por la falta de higiene, a veces de comida decente, y ejemplares castigos si no se seguían las órdenes. Ahora bien, dado que los galeones de la Corona Española transportaban riquezas sin igual desde el Nuevo Mundo, jugarse el bigote merecía posiblemente la pena.

Cuando atacaban, izaban bandera roja o negra para intimidar a sus víctimas; algo así como decirles: o te rindes o vamos a pasar a todos a cuchillo. Un mensaje así, acongoja al más pintado, claro, de modo que en muchos casos no tenían ni que luchar.

Las armas de fuego eran aún inseguras, solo permitían un disparo y se tardaba bastante en recargarlas, de modo que se valían de cuchillos, hachas de abordaje para destrozar el velamen e inmovilizar la nave contraria, sables o lanzas. Intentaban no dañar demasiado el otro navío, ya que podían apropiárselo, quedarse con lo que transportaban e, incluso, hacer prisioneros para exigir posteriormente fuertes rescates.

Solían alimentarse a base de carne ahumada, higos, quesos y galletas, amén de lo que el mar les facilitaba y, si escaseaban los alimentos, incluso ratas cazadas en las bodegas del barco, que haberlas siempre las había. No era raro ver gallinas a bordo, puesto que los huevos frescos eran muy apreciados. Y tampoco era extraño que embarcaran algún que otro animal, al que poder descuartizar después. El mayor problema era conseguir fruta fresca o vegetales, sin lo cual la tripulación podía ser víctima del temido escorbuto y caer como moscas.

A bordo de un barco pirata se trabajaba constantemente, olvidaros de eso de tomar el sol en la proa. No había otro remedio que cuidar los barcos con mimo exquisito, si no se quería acabar en el fondo del mar. Se reparaban los desperfectos, se achicaba agua cuando era necesario, se zurcían las velas y se intentaba conservar todas y cada una de las armas en perfecto estado, ya fueran cañones o sables. Cuando estaban en tierra, carenaban y calafateaban la nave. Normalmente elegían lugares apartados, playas solitarias para llevar a cabo el mantenimiento, burlando la posibilidad de ser atacados cuando ponían la nave en condiciones.

A todo esto, hay que sumar que, en sus peleas, muchas veces resultaban heridos, algunos de ellos acababan mutilados, y los cirujanos que iban a bordo no eran demasiado expertos o carecían de las medicinas y los utensilios más necesarios.

Por último, si les atrapaban, la condena por piratería era solo una: la horca.

¿Cómo se os queda el cuerpo? ¿Sigue habiendo ganas de tomar un barco pirata y marcharse a buscar aventuras por el mar Caribe? Vale, va a ser que no. Pero que lo que os he contado no os quite las ganas de leer novelas de corsarios, por favor. Si es muy fácil: cerramos los ojos, nos imaginamos el barco cuidado, las velas blancas lavadas con Ariel, a los piratas limpitos, peinados y afeitados, y una cena apetitosa en el camarote del capitán, que estará como un queso porque para eso será el protagonista. ¿A que esto ya es otra cosa? Como siempre digo: imaginación al poder.

Para terminar, quiero que conozcáis a algunos de los más famosos piratas y corsarios de la Historia. Algunos os sonarán, otros puede que no.

Barbanegra. Inglés. Unas fuentes indican que su nombre era Edward Teach, otras que Edward Drummond. Se dedicó, sobre todo, a atacar cargueros españoles, buques franceses y barcos ingleses. Su buque insignia fue el Queen Anne's Revenge, de 40 cañones. Fue el gobernador de Carolina del Norte, Eden, quien consiguió su perdón a cambio de un importante porcentaje de sus robos. Sin embargo, acabaron poniendo precio a su cabeza, siendo perseguido por R. Maynard, que se enfrentó a él en la última contienda. Y se cuenta que el teniente Maynard se presentó a cobrar la sustanciosa recompensa, con la cabeza de Barbanegra colgada en el bauprés. Supongo que forma parte del mito, pero en algunos medios se dice que Barbanegra recibió, antes de ser derrotado, más de veinticinco heridas de arma blanca y algún que otro disparo de pistola. ¡Qué tío!

Henry Morgan. Una de sus más conocidas acciones fue el ataque a Puerto Príncipe en 1668, dirigiéndose después a Portobello, ciudad por la que exigió un rescate de cien mil reales a condición de no convertirla en escombros. Dos años más tarde, fue Santa Catalina su presa, continuando después hacia Panamá. Cuando por fin consiguieron detenerlo, lo llevaron a Londres para juzgarlo. Y todo apuntaba a que sería colgado hasta morir, pena que se aplicaba a los piratas. Sin embargo, cosas curiosas de la vida, no solo no lo colgaron, sino que regresó a Jamaica con el título de caballero. No me preguntéis qué le prometió a Carlos II de Inglaterra, porque no he podido averiguarlo, pero dado que el rey inglés tenía dificultades económicas, no hay que ser un lince para imaginarlo.

Barbarroja. Nació en Lesbos en 1475 y murió en Estambul en 1546. Almirante otomano y corsario a las órdenes de Suleimán, fue uno de los más conocidos del XVI, atacando sin cuartel a los navíos españoles.

Francis Drake. Inglés. Fue corsario bajo la protección de Isabel I de Inglaterra, pero también fue un importante explorador, comerció con esclavos y llegó a ser vicealmirante de la Marina Real Británica. Como la mayoría, llevó a cabo ataques a las posesiones españolas, bombardeando Cádiz y Coruña, y siendo el culpable directo de la apabullante derrota de la Armada Invencible.
¿Y quién decía que las mujeres no habían sido piratas? Aquí tenéis dos ejemplos.

Anne Bonny. Hija bastarda de William Cormac, abogado irlandés, casó con James Bonny, a quien siguió a Bahamas. Fue allí donde parece ser que conoció a Jack Rackman, pirata, enamorándose de él y abandonando a su esposo. Anne vestía como un varón, sabía manejar el sable y las pistolas y podía ser tan cruel como cualquiera de los hombres que ejercían la piratería.

Mary Read. Otra mujer que pasó a la historia. Atacado su barco por Rackman, y disfrazada ella de muchacho para pasar desapercibida, hizo amistad con Anne Bonny, quien descubrió su verdadera identidad. Rackman permitió que se quedara en el barco, acabó enamorándose de uno de los tripulantes, se casó con él y dedicó su vida a la piratería. Según algunas fuentes, cuando la tripulación de Rackman fue apresada y sentenciada a la horca, Mary Read acabó muriendo en prisión de unas fiebres, antes de llegar a ser ajusticiada. Su amiga, Anne, sin embargo, desapareció sin dejar rastro, y aquí surge otra leyenda: pudo ser perdonada por su padre o regresar junto a su primer marido.

Ching Shih. Las mujeres chinas capitanearon también barcos piratas. Las más conocida fue Ching Shih, la viuda del pirata Ching Yih, quien construyó una enorme flota que no sólo desafió a China, sino también a los buques de guerra de la Armada Imperial británica. Una vez que murió en una tormenta, Ching Shih demostró que ella podía comandar la flota. Mantuvo un registro detallado de sus operaciones ilegales y simuló la respetabilidad llamando a ese saqueo "transbordo de mercancías". Llegó a comandar una flota de 800 barcos grandes y cerca de 1000 más pequeños. Su tripulación estaba integrada por cerca de 80000 hombres y mujeres. Cuando allanaban y saqueaban ciudades las quemaban hasta los cimientos, secuestraban a sus habitantes para pedir rescate o sencillamente los masacraban. El régimen de Ching Shih terminó cuando las disputas entre sus piratas ocasionó enfrentamientos sangrientos y con ella la desintegración de la flota. En 1810 abandonó en el cantón la flota y desapareció. Se rumoreó que cambió de "negocio" y concentró su talento en el comercio menos peligroso del contrabando.

*Artículo realizado por Nieves Hidalgo

 

 

Comentarios (17)

  • Anónimo

    14 Mayo 2019 a las 18:28 |
    Me preguntaba dónde había oído yo antes el nombre de Anne Bonny y Jack Rackman. Fue en la serie de piratas "Black Sails" (que por cierto, es fabulosa) y en la que son secundarios muy importantes de la trama. Muchas gracias por el artículo, muy interesante.

    responder

  • Roxana

    23 Junio 2016 a las 16:19 |
    Un artículo que parece muy bien documentado. Me encantaría leer un libro de ficción sobre piratas, corsarios o bucaneros con un enfoque realista. Parece incluso más interesante que toda la mitología creada por las películas en torno a ellos.

    responder

  • MARIAN

    23 Junio 2016 a las 14:17 |
    Muy buen artículo, es de destacar que en una época tan machista varias mujeres consigueran ser no sólo piratas sino también dirigir un barco pirata y tener a muchos hombres a su servicio. Creo que la vida en esa época debía ser muy díficil, más de lo que pueda imaginar a pesar de la visión tan romántica que se nos muestran en las películas que tanto me gustan de esos dos actores que se mencionan.

    responder

  • Esperanza

    23 Junio 2016 a las 12:21 |
    Un articulo muy interesante, algunas cosas ya las conocía pero no sabía las diferencias entre piratas, corsarios y bucaneros, pensaba que todos eran lo mismo. También me he llevado alguna sorpresa con las mujeres piratas, gracias por toda la información de los piratas famosos.

    responder

  • ANA MARIA GARCIA

    17 Junio 2016 a las 15:37 |
    Genial! Un reportaje super interesante. Me encanta la idea (y realidad) de las mujeres piratas, ciertamente no era la mejor vida pero seguro que llena de aventuras.

    responder

  • Silvia77

    15 Junio 2016 a las 19:42 |
    Está bien este tipo de artículo porque la verdad es que tanto Hollywood como la literatura romántica nos dan una visión muy idealizada de la vida en el mar de los piratas, corsarios y bucaneros, una diferenciación que no conocía. Ya sea por amor o por necesidad, está claro que no era una vida muy placentera, sobre todo sabiendo tu destino si te cogían. Estupendo artículo.

    responder

  • Blanca

    13 Junio 2016 a las 21:44 |
    Un artículo la mar de interesante e instructivo. Muchas cosas las sabía porque me gustan mucho las novelas y pelis de piratas, así que en más de una ocasión he investigado un poco, pero otras han sido una auténtica sorpresa. Gracias por el artículo.

    responder

  • Nieves González López

    10 Junio 2016 a las 15:26 |
    Me ha parecido un artículo muy interesante. Sobre este tema no sabía mucho pero gracias al artículo he aprendido muchas cosas, una de ellas he sido que había mujeres piratas. Muchas gracias por el artículo.

    responder

  • Malory

    09 Junio 2016 a las 23:17 |
    ¡No tenía ni idea de lo de las mujeres piratas!
    Me ha encantado el artículo, como de costumbre muy completo e interesante. Gracias, Nieves :)

    responder

  • V. M. Cameron

    09 Junio 2016 a las 01:07 |
    Muy útil, ¡especialmente con lo que me traigo entre manos!

    responder

  • cristina c.

    08 Junio 2016 a las 10:45 |
    Muchas gracias por el articulo. Me encantan los piratas y aunque en la realidad eran ladrones y asesinos la literatura y el cine los han convertido en libros y pelis que me encantan y me pierden jejeje. Uno de mis recuerdos infantiles es Errol Flynn de pirata, por no hablar que cuando lei mis primeros libros romanticos me conquisto James Malory jejeje.

    Articulo interesantisimo que he devorado de principio a fin, por cierto, creo que yo hubiese temido mas a los piratas chinos que a cualquier otro.

    responder

  • Rociodc

    07 Junio 2016 a las 23:09 |
    Muchísimas gracias por él articulo Nieves. Menos mal que tenemos imaginación, yo me quedo con la idea de tal barco llamado Melody sea, o mi pirata Miguel de Torres por ejemplo jejeje pero me encanta saber estas cosas.
    Sin duda estas historias dan para unas cuantas novelas, aunque algunas no tienen un final muy feliz, pero ser pirata y mujer, ya tiene su mérito!

    responder

  • LILIAN

    06 Junio 2016 a las 01:25 |
    Nieves, un placer leerte. El artículo es súper instructivo. Desconocía que habían existido mujeres piratas.

    responder

  • Carmen Zapico Zapico

    05 Junio 2016 a las 18:03 |
    Un artículo estupendo Nieves.
    Conocía muchos de los datos que aportas, sobre todo de los hombres porque siempre me han gustado bastante las historias de piratas, tanto las reales como las inventadas. Lo que no conocía, aunque sí que sabía que alguna había existido, son los datos sobre las mujeres piratas que debían de tener muy dificil llegar a capitanear a una tripulación de piratas, Olé por ellas.

    responder

  • Katon

    31 Mayo 2016 a las 20:16 |
    Interesantísimo artículo.
    Sí, claro, los piratas, corsarios y bucaneros no podían tener una vida tan ideal como la pintan en las películas y novelas, pero no podemos evitar intentar humanizar a saqueadores sin escrúpulos...y las preciosas novelas que tenemos con piratas!!! A mí Miguel de Torres seguirá siendo uno de mis protagonistas favoritos, jeje.
    Reconozco que no sabía exactamente la diferencia entre un término y otro, así que gracias por aclarármelo ;)
    Las cifras de barcos y hombres a su cargo de Ching Shih son alucinantes. Pues a Mary Read no la conocía, voy a buscar más cosas de esa mujer porque me ha picado la curiosidad.
    Gracias por el artículo, ¡me ha encantado!

    responder

  • Luciago

    31 Mayo 2016 a las 19:11 |
    Muy interesante, ya veo que todos los consarios robaban los barcos españoles. Algo sabía de todo esto, conozco de nombre a todos los piratas y corsarios que mencionas, pero no tenía ni idea, con respecto a las mujeres piratas. Desde luego la china, era toda una "firma".
    Yo prefiero imaginar a los corsarios como a James Malory y su tripulación, así me gusta mucho más, je je je.
    Gracias por el artículo.

    responder

  • Cynthia HJ

    31 Mayo 2016 a las 12:00 |
    Muy interesante el artículo. La verdad es que el tema de los piratas siempre me ha interesado, gracias a mi hermana. He leído mucho y también he visto bastantes documentales. Siempre se dice que la realidad no tiene nada que ver con la ficción y, en este caso, ¡bien verdad que es! Pero para eso tenemos la imaginación, ¡menos mal!

    Me encanta Mary Reed. Es la pirata que más me gusta. Siempre es interesante leer cómo las mujeres también consiguieron llegar tan alto en estos peliagudos trabajos XD

    responder

Escribir un comentario

Gracias por tu colaboración.

Copyright © 2002 - 2022 rnovelaromantica.com y elrinconromantico.com

| Aviso legal | Política de privacidad | Política de Cookies |

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.