Sé que en España mis libros tienen una buena recepción. Quizá no tienen el impacto que tienen en mi país, pero albergo la esperanza de que poco a poco vayamos conquistando nuevas lectoras.
Comencé a escribir en 1997, cuando todavía trabajaba en mi profesión de contadora pública. En cuanto a cómo me decidí por la novela romántica, debo confesar que no existió otra alternativa en mi mente.