A veces puede ser difícil encontrar un equilibrio para que la protagonista sea no sólo fuerte sino también suave. Otro reto es ayudar a que los lectores sientan las emociones que hay entre los personajes.
En principio quería escribir sobre la vida de una joven donostiarra en el siglo XVIII, pero una amiga me propuso que la joven fuera del siglo XX y que hiciera un salto en el tiempo. En cuanto me puse a ello, la historia salió sola.