Anne Rice - El castigo de la Bella Durmiente

Crítica realizada por Mc2

Segunda parte de la trilogía erótica de la Bella Durmiente, escrita bajo el pseudónimo de A. N. Roquelaura en 1984.

Tras cien años de sueño profundo, Bella debe someterse en cuerpo y alma a la voluntad de su libertador. Convertida en la favorita del príncipe y de lady Julianna por su adiestramiento y voluntad de complacer, había empezado a suscitar interés por Alexi, el complaciente esclavo de la reina Eleonor, y por otro desobediente esclavo, el príncipe Tristán. En un momento de sublevación inexplicable es condenada, junto a Tristán y otros príncipes y princesas al mercado del pueblo en el que van a ser subastados al mejor postor durante los meses de verano.

Durante todo un año los lugareños ahorraban cuanto podían para poder adquirir un esclavo, un príncipe de la corte adiestrado y preparado para servir. Bella y sus compañeros de infortunio deberían obedecer a cualquier humilde mozo de cuadra o sirviente que pudiera hacerse con sus servicios. Convertidos en bestias de carga deberían demostrar obediencia y sumisión durante un tiempo no inferior a tres meses, durante los que serían sometidos a una severa disciplina.

De esta forma Tristán es comprado por Nicolás, cronista de la reina que lo enjaeza como caballo de carga, aunque pronto se convierte en su favorito. Bella es obligada a trabajar en el mesón de la señora Lockley. En dónde, como todos los demás príncipes y princesas condenados al castigo en el pueblo es sometida a continuas palizas y degradaciones que terminen con su voluntad, ya sea en la intimidad de sus respectivos alojamientos o en emplazamientos públicos. Aunque pronto Bella se convertirá en el juguete del principal huésped de la posada, el capitán de la guardia, que no duda en compartirla con sus soldados.

Este nuevo libro es en parte más de lo mismo. Continuos castigos que conviertan a los príncipes y princesas en sumisos esclavos, siempre con sus atributos dispuestos para deleite de sus dueños. Como novedad, los castigos que se les ocurren pues, si en el primer libro estaban rodeados del lujo de la corte, ahora deben enfrentarse a dueños y espontáneos malcarados, sucios, groseros e incultos. Aunque parece que los protagonistas de la novela se van dejando seducir enseguida hasta el punto de desear prolongar el castigo. Aparece un nuevo protagonista, Laurent, un esclavo fugitivo de impresionantes atributos que llamará también la atención de Bella.

Sigo sin ver nada romántico en este segundo libro de la trilogía. Sólo una sucesión de actos sadomasoquistas que me dicen bien poco.