Noe Martínez - Cenicienta siempre quiso un wonderbra

Valoración:

Crítica realizada por Esther O.

Género: Chick Lit

Tres amigas en la treintena luchan por sobrevivir al desamor. Con una tendencia sobrenatural a enamorarse siempre de la persona equivocada, Paulina, Olvido y Coro están convencidas de que algo en el cosmos tiene que haberse confabulado para que sus vidas sentimentales sean siempre tan complicadas. Internet,  un viejo amor adolescente y la pérdida del miedo al compromiso son tres de los inesperados elementos que vuelven a ponerlas en el mercado. Una serie de situaciones hilarantes –no por ello menos creíbles–  hacen que estas tres chicas nos lleven de la mano por las inquietudes, las felicidades, los desencuentros y la necesidad de amor de toda una generación.

¡Buenísima!

No me suelen gustar las novelas Chick lit, pero ésta sin ninguna duda se ha convertido en una de mis favoritas. Es como la vida misma. Tiene momentos tristes, tiene momentos irónicos a más no poder, tiene momentos divertidísimos y lo más importante: tiene tres personajes principales que son totalmente diferentes entre si, pero con un carisma único.

Paulina: Una mujer que tiene claro lo que quiere en la vida, pero que no hace más que meter la pata y liarse con quien no debe. Es la más seria de las tres amigas, la más tímida y reservada. Lo está pasando muy mal porque está enamorada de un hombre casado y no sabe qué debe hacer, si seguir adelante o cortar por lo sano. Está confundida y herida. Necesita seguridad y alguien que la quiera y la respete, alguien para quien sea “la única”. Alguien que le haga sentir especial.

Vidín (Olvido): Es la más irónica de las tres. Se rie por no llorar, intenta salir adelante del palo tan grande que ha sufrido, cuando su marido la dejó por otra mujer. Trata de olvidarlo, trata de odiarlo e intenta esconder su dolor tras una capa de ironía y despotismo. Trata de hacerse la fuerte y tomarse las cosas con lo mejor posible. No quiere que su ex marido la vea mal. Vidín es mi personaje favorito de las tres, su ironía y las cosas que le ocurren a la pobre, son para llorar de la risa.

Coro: es aparentemente la más fuerte de las tres. La que se echa todo a la espalda y tira del carro. La que está allí escuchando los problemas de sus amigas, ayudándolas y tomándose las cosas con humor, a pesar de estar atravesando una situación personal muy complicada... pero la inseguridad en su propia vida le está costando un disgusto tras otro en su relación de pareja.

La narración de la novela es elegante, muy elegante. Está cargada de ironía y de doble sentido. Es actual, fresca, original y a la vez sencilla.

Se lee rapidísimo, y tiene momentos realmente divertidísimos. Por ejemplo no puedo evitar acordarme cuando Vidín rememora la sesión de belleza que “sufrió” antes de su boda y que le dejó el culo morado durante meses. O por ejemplo las conversaciones de chat de Paulina y su “Rhett”… son geniales.

Terminas el libro con una sonrisa de oreja a oreja que te dura todo el día, y de vez en cuando sueltas una carcajada cada vez que te acuerdas de alguna escena en concreto. Te deja una sensación de esperanza e ilusión... que a pesar de estar pasando un momento horrible, todo puede cambiar y dar la vuelta en el momento que menos te lo esperas. Y esperanza porque a pesar de los problemas, puede haber un final feliz. 

Es una novela para pasar un buen rato, pero también con ella te puedes sentir muy identificada. Las historias que se cuentan en el libro son como la vida misma. Y te hacen revivir momentos de tu vida y ver el lado cómico de los problemas. Es una buena terapia.

Le doy un Muy bueno


Crítica realizada por Bona Caballero

 

Cenicienta siempre quiso un Wonderbra ganó el premio Dama 2009 a la mejor novela romántica chick-lit. No fue un año con mucha competencia.

No es propiamente una novela romántica sino más bien la historia de tres mujeres no muy hábiles en su búsqueda del príncipe azul.

Se supone que son treintañeras, incluso "maduritas" según algunos crueles personajes. Pero llevan la vida sentimental de unas adolescentes. Aunque viven en Vigo, nada hay que te haga entrar en el ambiente de esa ciudad. Salvo la "mantita de los fríos", claro; yo también tengo una. Debe ser cosa de climas húmedos y fríos.

Más que "una" historia de tres amigas, son "tres" historias entrelazadas. Cuando están las tres juntas no pasa nada en particular. Más bien te van contando lo que les pasa a cada una de ellas.

Olvido es la más lograda. Farmacéutica entrada en carnes, gasta la 46, aunque se empeñe en lo contrario. No obstante, tampoco parece que su sobrepeso la inquiete. Sólo con leer lo que se zampa, te sube el nivel de azúcar y los triglicéridos. Su marido la ha dejado por otra, y ese patético sentimiento de abandono se trasluce en toda la novela. Me parece el retrato más logrado, hasta el punto de que sería fácil reconocer a una Olvido entre la gente que conoces.

Paulina es una abogada que se ha enrollado con su jefe. Inteligente y reservada, siente que esa relación que no va a ninguna parte. Y sabe cómo tratar el asunto, y superar ese momento emocional con lucidez, aunque con dolor. Podrían salirle las cosas mal, pero se arriesga y, bueno, su final es lo único verdaderamente romántico.

De Coro, la empleada de banca, poco se cuenta, es la más difuminada, pendiente todo el rato de un cretino que se pasa la novela ignorándola. Su historia es la más leve. La menos desarrollada.

En cuanto al nivel de sensualidad, es difícil de explicar. Por un lado, no hay escenas sensuales o tórridas en las que se describan detallados encuentros amorosos en los que los personajes descubran lo mucho que se quieren. Pero por otro lado, rezuma comentarios sexuales en plan digamos escatológico o "poco fino", que diría mi abuela.

La autora juega mucho a arrancar una sonrisa con comparaciones chocantes. Tiende a un lenguaje llanote, hasta vulgar, sin escatimar los sonoros tacos españoles. Usa reiteradamente el coloquial verbo "coscarse" (="darse cuenta, percatarse"). No me parece que sea un estilo apto para todas las sensibilidades. Es desenfadado, chistoso y soez. Vamos, como una letra de Estopa.

Eso sí, tiene hallazgos impagables. He aprendido una nueva frase: "¡Si te cojo, te esfolo!". Sólo por esa escena merece la pena leer el libro.

En conjunto para mi es una novela agradable, aceptable. Se deja leer con facilidad, es de las que tiendes a seguir leyendo, sonríes continuamente, nunca se te hace pesada y tiene su chispa.

A mi se me quedó corta, por su poca ambición, como si la autora tampoco se la tomara muy en serio. Como si prefiriera el chascarrillo antes que una mínima profundidad.

Valoración: 5/10.

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