Sharon Biggs Waller - Por amor al arte

Valoración:

Crítica realizada por Irdala

Es esta la historia de Vicky, una joven con dinero, talento y belleza cuyo único deseo es dedicarse al arte y ser la dueña de su propia vida. Pero las circunstancias de la época, la tradición, educación y costumbrismo de su familia y el entorno social en el que se mueve constriñen su carácter, sus ilusiones e incluso su futuro, puesto que ella, al fin y al cabo, es solo una mujer y ha nacido para ser esposa y madre, obedecer a los varones de su familia y hacer tareas «propias de su sexo».

Pintar, su distracción y entretenimiento infantil, la ha acompañado a lo largo de toda su existencia, y ahora, convertida en una jovencita de diecisiete años interna en un colegio para señoritas en París, ha encontrado la manera de burlar a la dirección del centro, a sus compañeras y a sus padres y ha conseguido cumplir uno de sus sueños: asistir a unas clases de pintura en una escuela de arte. Es precisamente en esa academia donde se inicia el devenir de su futuro, pues por determinada circunstancia toma la decisión de posar desnuda, lo que marcará el principio del resto de su vida.

Expulsada de su colegio, regresa de inmediato a su casa en donde la esperan sus padres con un impresionante disgusto, entre otras muchas cosas porque la voz se ha corrido y el terrible incidente ha llegado a los oídos de todos, con el consiguiente desprestigio para la familia, así que lo primero que le dicen nada más verla es que le prohíben volver a pintar. Además han decidido casarla de inmediato con un joven de buena posición que está dispuesto, a cambio de heredar y regentar en un futuro el negocio de la familia, a cargar con la joven descarriada.

Ante las exigencias de sus padres y habida cuenta de que en aquella época eran muy pocas, por no decir casi ninguna, las salidas que tenía una mujer si lo que pretendía era vivir la realidad que soñaba, o incluso tomar alguna decisión sobre su propia vida, Vicky decide claudicar y someterse a cuantas pretensiones le imponen sus padres. Sin embargo, sus ganas de pintar, su necesidad de aprender, sus ansias de libertad y su enamorado corazón rebelde, son más fuertes que sus buenos propósitos, y además, la casualidades de la vida le hacen toparse con una revuelta del movimiento sufragista, y con Will, un joven policía simpatizante de estas mujeres que luchan por su derecho al voto.
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Todo lo que tenga que ver con la lucha de las mujeres por conseguir sus derechos, siempre ha sido una cuestión que me ha interesado sobremanera. A mí me pasa con esto como a la protagonista con el arte: nunca he podido resistirme a leer y saber más sobre este tema. Así que en cuanto supe de la publicación de este libro decidí que lo iba a leerlo sí o sí. Imaginaba, no obstante, que sería una novelita más, pero ¡menuda sorpresa me he llevado!, es una historia muy bien narrada, fenomenalmente hilada y con una ambientación y planteamiento tan bueno que incluso ha habido ocasiones en las que me he sentido angustiada y cabreada por las vicisitudes por las que pasa la pobre Vicky... bueno, y también sus congéneres.

La autora hace un excelente trabajo de divulgación sobre lo que era la época eduardiana, el movimiento por la lucha del voto femenino, las tremendas calamidades por las que pasaban las mujeres de cualquier clase en aquella época (obviamente unas más que otras) y no solo a nivel laboral o económico, sino cultural, intelectual, afectivo y represivo. Y ese estupendo trabajo lo hace de manera amena y sencilla, creándole una historia creíble a Vicky para que ella misma nos cuente el periplo que se ve obligada a recorrer para tratar de conseguir ver cumplidos sus sueños. Y mientras lo hace, nos presenta al resto de personajes que oscurecen o colorean sus días, y nos habla de arte y de solidaridad femenina. Y nos recuerda cuánto lucharon y sufrieron nuestras antecesoras, aquellas mujeres que vivieron no hace ni cien años para que generaciones posteriores tuviéramos el derecho a pensar, decidir y votar. Quizá a día de hoy pueda parecer una simpleza, y no quisiera que por nada del mundo alguien pensara que esto es una arenga política que me estoy marcando aquí, es tan solo un reconocimiento a quienes se dejaron incluso la vida por un derecho que hace apenas cien años las mujeres no teníamos y que todos, pero sobre todo TODAS, deberíamos valorar, recordar y honrar cada vez que haya que depositar una papeleta en las urnas.

Por cierto, no hay sexo, o lo hay pero dejado a la imaginación y no con todo lujo de detalles, así que supongo que es por eso y por la edad de la protagonista que esta novela se presenta como «juvenil histórica». En fin, para mí es una novela histórica como las que hemos leído cientos de veces cuando no nos mareaban con los montones de subgéneros que no sé quién se está sacando de la manga, digo yo que si para volvernos locas.

He disfrutado muchísimo con esta novela y la única pega que le pongo es que el final me resulta un poco precipitado. Creo que la autora debería haberlo alargado porque desde mi punto de vista le ha faltado redondear la historia. Por lo demás, me ha encantado la pluma de la escritora, la traducción extraordinaria y, como siempre, el cuidado y el mimo que pone Libros de Seda en las obras que publica.

 

Crítica realizada por Marta_11

¡Qué delicia! Me declaro fan incondicional de Sharon Biggs desde este mismo momento, admito que no había oído hablar de la autora hasta que Libros de Seda anunció su publicación; pues bien, es, sin lugar a dudas, una escritora a tener muy en cuenta.

Hablando en jerga de "estrellitas" no debería bajar de las cuatro en Goodreads o Amazon, la historia puede gustar más o menos, pero creo que es indudable que la novela está muy bien escrita y documentada, un verdadero lujo -y vicio-.

Hay pocas novelas románticas que estén ambientadas en la Era Eduardiana (1901-1910), una época en donde se va viendo esos cambios sociales y culturales, la población va exigiendo más innovaciones -para la consternación de los más conservadores-: aprenden a usar el teléfono, aunque otros siguen usando papel y pluma; existen los coches, pero otros son incondicionales de los caballos... Y, lo más importante en esta historia, algunas mujeres empiezan a reclamar sus derechos.

Por amor al arte comienza con un escándalo social, provocado por nuestra protagonista, la cual busca hacerse un hueco en el arte de la pintura, en Francia recibe clases para perfeccionar su don, pero un día decide posar desnuda delante de varios hombres y su reputación es dañada gravemente. No es difícil pensar en las salidas que le quedan a Victoria: casamiento o desaparecer a un lugar remoto. Cómo no, los padres escogen la primera opción, así es cómo se ve comprometida a Edmund Carrick.

Así, Victoria deberá volver a Londres, donde conocerá de primera mano a un grupo de mujeres que se alzan en contra de las injusticias de género, las sufragistas, mujeres de todas las clases que son una y otra vez encarceladas por exigir igualdad. Victoria padecerá en sus propias carnes la diferencia entre sexos, luchando con uñas y dientes para intentar seguir con su formación académica.

En el camino, se encontrará con un joven policía, Will, quien le ayudará a salir de los líos en los que se mete -que no son pocos-, y es que, sin saberlo, la protagonista se ve envuelta en los entresijos de las sufragistas. Lo que comenzó como un divertimiento para pintar las escenas de las manifestaciones, acaba con Victoria dentro de la organización.

Victoria tendrá que vivir entre una familia rígida, que no cree en la igualdad, ni en los estudios para las mujeres. El único futuro que quieren para su hija es un buen matrimonio e hijos sanos, pero Vicky anhela más, necesita luchar por lo que quiere, no necesita una vida programada e impuesta. Poco a poco irá abriendo los ojos y será objeto de grandes desigualdades, pero luchará contra ellas como buenamente pueda.

Es una historia triste, en la novela conoceremos mujeres que no creen en la igualdad entre géneros, apoyando a sus maridos en sus arcaicas convicciones, no se ven capacitadas para estudiar carreras o votar, ellas solo saben de fiestas, vals y flores. Es frustrante cómo unos padres pueden hacer tanto daño a sus hijos, es una novela con trasfondo, que te hace pensar y ver más allá.

En cuanto al tema del amor, tenemos una especie de triángulo amoroso, aunque no llega a tal. Por un lado, Edmund el prometido impuesto y, por otro, el afable y cariñoso policía Will. ¿Espabilará a tiempo Vicky antes de cometer el peor error de su vida? Ambos me han gustado, aunque no voy a negar que mi favorito es Will, pero Edmund tiene su atractivo pero le queda mucho para madurar.

Para acabar, tengo que resaltar la magnífica edición, al comienzo de la novela tenemos un mapa que ocupa dos páginas de algunas calles de Londres -por donde se suele mover la protagonista-, muy útil para situarnos en la historia. En cada capítulo, hay un encabezamiento con fechas y calles.

Sin olvidar la nota de la autora que es muy enriquecedora, nos habla de la época eduardiana, los artistas que apoyaban este cambio, la moda, los folletines, la alimentación forzosa, entre otras cosas. Y es que, muchos de los personajes que aparecen en la historia, en verdad existieron, en estas páginas Sharon lo explica.

Después de esto, nos transcribe una receta de las "tortitas de Victoria" y los agradecimientos. ¡Fantástica información! Además muy diluida y masticada, se entiende todo perfectamente y es muy light ¿quién dijo que la historia es aburrida?

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