Crítica realizada por Eva Cebrián
Lady Jessica, se ve atrapada por la rígida sociedad londinense y por sus tutores, pertenecientes a la aristocracia inglesa, que intentan obligarla a casarse con un barón decrépito y alcoholizado. En la fiesta de su cumpleaños, aparece de pronto Wolfe Lonetree, el hijo bastardo de su tutor y de una india cheyenne, a quien no ve desde hace más de cuatro años. Él viene de América, del Oeste, su hogar. Quiere ver una vez más a la niña que protegió y cuido y de la que guarda tantos buenos recuerdos. Pero Jessica ya no es ninguna niña, sino una mujer desesperada que quiere huir del destino que sus tutores le tienen preparado.
En una noche que marcará el resto de su vida, va a la habitación de Wolfe para pedirle ayuda y lo compromete de tal manera, que él se ve obligado a casarse con ella. Wolfe jura que ella se arrepentirá de lo que ha hecho... y cumple su juramento.
Nos encontramos ante un libro muy diferente a Sólo Suya. La autora utiliza un estilo completamente diferente. Olvidaos de descripciones de paisajes y de viajes. Aquí todo sucede de forma trepidante. En este libro, cada capítulo es una aventura, divertida en ocasiones, entrañable a veces y trágica en otras.
Ambos personajes, Jessica y Wolfe, son fascinantes. Jessica, que en un principio se nos presenta como una mujer decidida a salvarse de un terrible destino a toda cosa, es en realidad una mujer marcada por una infancia terrible en la que presenció la violación y muerte de su madre. Es una mujer desesperada y se aferra a lo único sólido que encontró en su vida, Wolfe. Pero, Jessica, madura a lo largo del libro, evoluciona. Ama a Wolfe de tal manera que por él es capaz de enfrentarse a sus miedos más profundos y a las pesadillas que le aterrorizan.
En cuanto a Wolfe, que se ve atrapado en un matrimonio no deseado, se lleva a Jessica a América y hace que se enfrente a situaciones que ella nunca imaginó, intentando que ella pida la nulidad. Quiere a Jessica, pero no cree que pueda sobrevivir en un medio hostil como es el Oeste americano; el único sitio al que puede pertenecer un hombre como él, criado entre dos mundos, el de los indios y el de la nobleza inglesa. Pero Jessica le demostrará que por él, es capaz de enfrentarse a sus demonios y de adaptarse a cualquier situación, por dura que ésta sea.
Ésta es la historia de un amor tormentoso entre dos personajes inolvidables, envuelta en la bruma de deseo con la que Elizabeth Lowell llena siempre sus libros, Un roce, una caricia, una mirada, cobran en sus novelas un significado diferente al resto de las autoras que conozco. En Sólo Mía, las escenas entre ellos tienen una gran carga de sensualidad. Con razón es conocida en su país como la autora que mejor maneja la tensión sexual, y en este libro lo demuestra con creces.
El libro lo tiene todo, escenas hot muy intensas; escenas de acción memorables, como cuando Wolfe se enfrenta a un montón de forajidos para defender a Jessica; situaciones verdaderamente carcajeantes como cuando Jessica se enfrenta a las tareas de una mujer típica del oeste sin tener ninguna idea de cómo hacerlo; y escenas muy duras en las que Jessica se enfrenta a su pasado.
Sólo Mia es Lowell en estado puro. Amor, tensión sexual, situaciones extremas, risas, ternura...
Se trata de un libro magnífico, de una intensidad extraordinaria. Sin duda, perdurará en mi memoria.
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