Día 9 de diciembre de 2015. Artículo en El País de Rocío García entrevistando a Blanca Portillo.
Pues sí: me ha hecho pensar. Y es que, sin desmerecer en absoluto El Tenorio y a su magnífico autor, porque la obra me encanta y a Zorrilla lo venero, Blanca Portillo (a quien admiro profundamente, cada día más) lleva más razón que un santo.
Dice textualmente la actriz: Don Juan es un hombre peligroso, modelo de destrucción social, un psicópata, maltratador, violador y asesino, un hombre deleznable, con una falta absoluta de empatía. Es alguien que se lleva por delante todo lo que se cruza en su camino, el vivo retrato del desprecio por los demás.
La purita verdad.
Sin embargo, como también apunta ella, Don Juan es modelo de comportamiento en nuestro país y en el mundo entero.
Vamos, que a Blanca no le faltan razones de peso para haberse lanzado de cabeza a dirigir una obra de teatro con la que pretende, como titula el artículo, reventar El Tenorio.
Yo no me la pierdo porque esta mujer me fascina como actriz y ahora quiero saber cómo dirige (seguro que salgo relamiéndome del teatro).
Y claro, a mi cabecita, que siempre está en marcha, le ha dado por preguntarse si realmente las mujeres (que ya no los hombres) tenemos a Don Juan como icono del hombre romántico.
¿Es posible que nos guste la obra por sus rimas inmejorables, por el hecho de que Don Juan caiga al final rendido al amor de Doña Inés y salve su alma, sin pararnos a pensar en su auténtica personalidad? Ya sabemos que nos hechizan los finales felices.
Espero que sea eso, por las rimas y no otra cosa.
Porque a las lectoras de romántica nos gustan los protagonistas un poco malos, PERO NO DEGENERADOS.
Porque nos gustan atrevidos, PERO NO ASESINOS.
Porque nos gusta que tengan una chispita de licenciosos, PERO QUE SEAN RESPETUOSOS CON LAS MUJERES.
Y si no es así, ponemos verde la novela.
Por mi parte, siempre que pueda, seguiré asistiendo a las representaciones de El Tenorio porque, repito, sus rimas me vuelven loca y me ponen los pelos de punta. Eso sí, creo que a partir de ahora voy a ver a Don Juan desde otra perspectiva.
No sé qué opináis vosotras.
*Artículo/Debate realizado por Nieves Hidalgo
*La foto que acompaña el artículo es una ilustración de Óscar T. Pérez para el libro D. Juan Tenorio publicado por Anaya.
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Comentarios (9)
Luciago
Es una obra que adoro y que hay que leer y ver. Si o si.
Gracias por el debate
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merce
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Patriki
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Malory
Y me ha dejado pasmada lo que estáis diciendo sobre este personaje, me ha picado la curiosidad, en cuanto pueda me lo leo ;)
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Irdala
Nunca me plantee a D. Juan como el prototipo de héroe romántico, si bien, como dice Elsa, ese final feliz siempre me parece emocionante.
Y en cuanto a los protagonistas que nos gustan en una novela romántica, se da la circunstancia de que a mí los que más me gustan no son precisamente los malos, pero aun así, coincido contigo en que les perdonamos que lo sean un poco y también una pizquita licenciosos y atrevidos, pero solo eso y que después se rediman. Tampoco debemos ignorar que lo que leemos es ficción y para la vida real lo mejor es no despegar los pies del suelo.
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Jane
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Elizabeth Urian
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ELSA
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Yamima
Don Juan Tenorio es una obra Romántica (de la época histórico-social del romanticismo, se entiende), no tiene nada que ver con la novela romántica como género. Un don Juan más descafeinado, menos malvado si se quiere, habría sido ideal para una novela rosa pero no le habría servido a Zorrilla para desarrollar su historia. Era la fuerza y la pureza del amor la que hace que doña Inés le haga cambiar, pero es, creo yo, un amor entendido de otra forma a como lo entendemos nosotras al leer romántica: no como la pasión entre un hombre y una mujer que transforma a ambos, sino como un sentimiento más abstracto, por encima de una pareja; algo más global: amor por nociones como lealtad, la nobleza, y por supuesto la fuerza del amor a Dios. Si en el fondo es como una puesta al día de la historia bíblica del buen samaritano, no olvidéis que doña Inés estaba a punto de meterse a monja. Su interés es en salvar el alma de don Juan, que ya no tenía remedio, no domar al canalla-pero-de-buen-corazón que protagoniza las novelas que todas adoramos. No veo que haya comparación posible porque son dos concepciones distintas de la literatura.
Y respecto a lo que se comenta del protagonista asesino, maltratador... etc: yo por mi parte no quiero ver ni en pintura ese tipo de "héroe" en una novela romántica, pero no hay más que echar un vistazo a los argumentos de novelas "románticas-eróticas" para comprobar que, no sé si a muchas, pero sí a bastantes lectoras y autoras les gusta. Ya lo comentamos en otro debate, en el que Rincón Romántico comunicaba su decisión de dejar de patrocinar novelas de este tipo: protagonistas violadores, misóginos, puros cerdos de tomo y lomo que, particularmente a mí solo me despiertan asco, pero que tienen sus seguidoras...
Opino, en todo caso...
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