Me pregunto por qué en el género romántico de ayer y hoy (amén) la pareja protagonista apenas existe cuando la arruga es bella y pintan canas. Es difícil encontrarse con unos protagonistas bien maduros cuya relación sea el hilo conductor de la historia y blinquen de los cuarenta años en adelante. Y más en adelante.
Si por casualidad tengo el honor de apreciar a estos raros especimenes en el perfecto (intro imperfecto) mundo de la novela romántica, la mayoría quedan relegados como unos apetitosos segundones dentro de la historia a modo de relleno para el pavo de Navidad. Pero conste que también los he encontrado como primer plato dentro del menú.
En este sentido, pocas relaciones de ese tomo y lomo han quedado en mi recuerdo. Son historias narradas en un tono grave que enfrentan a protagonistas "entrados en carnes" con realidades de la vida, situando al lector maduro en un punto de conexión con el que sentirse identificado, por supuesto, mucho más allá de los problemas relacionados con la propia inmadurez que presenta la adolescencia o la juventud dentro del romance juvenil (vamos, cuando las hormonas andan revueltas o ni chicha ni limona), y que están bien para un rato.
Como digo, y si la memoria no me falla, he leído parejas protagonistas mayores de cuarenta (ambos dos) en Amargo pero dulce y Reencuentro de Lavyrle Spencer, en Rosa negra de Nora Roberts o en Amantes del escándalo de Robin Schone, aunque esta novela es harina de otro costal, distinto peso y calado. Por otro lado, también los he leído en Acuerdos privados de Sherry Thomas y en Las viñas de Napa Valley de la Roberts, pero en ambos caos como personajes secundarios que te dejan con la miel en los labios.
Además, por qué no, en la serie Forastera de Diana Gabaldon podemos (no) observar, (y es mi opinión personal hasta leer el tercer libro incluido, donde me planté) el transcurso de los años en sus protagonistas sin pasar por taquilla ¿Acaso será el secreto de la eterna juventud? Sin embargo, a día de hoy, no puedo decir con conocimiento de causa si Jaimie Fraiser sigue dando mandobles con su claymore y a la misma vez mantenerse más fresco que una lechuga, per se y/o por los clavos de Cristo.
No importan los años si la pareja con solera se siente atraída y se enamora (como todo hijo de vecino), expresan sus sentimientos (vistos desde otra perspectiva), hay tensión sexual (cama o lo que se tercie), superan los impedimentos (dentro de una lógica natural y sin ofender la inteligencia del lector), son felices (viviendo el presente y sin pensar en el futuro) y comen perdices. Luego, el romance maduro, ¿es un tema off topic dentro del género romántico?
¡Ah, claro! ¡Qué tontaca soy! No me había dado cuenta de las dificultades que pueden surgir durante una relación entre personas mayores cuando aparece la pitopausia y la menopausia en machos y hembras, respectivamente. Que si artrosis, que si pérdida de visión y audición, que si osteoporosis, hipertensión, problemas de próstata, pérdidas de orina, demencia senil... Y posible falta de apetito sexual ¡Ah, no, no, no, no! Cuidado que por ahí no paso. Me podéis llamar viciosilla pero no sin sexo, que me da un patatús.
Dando una palmadita sobre la mesa, si este género, con sus subgéneros, abarca tantas variantes como gustos y edades tienen los lectores de novela romántica, (perdonad si me dejo algo atrás y me lo estoy perdiendo) como romance erótico, romance homosexual, young adult o new adult (romance juvenil en mi tierra), ¿dónde están los romances con mayores de cuarenta años? ¿Habrá que esperar a que se (im) pongan de moda tomando como punto de referencia un éxito de ventas a lo Cincuenta sombras, pasando a ser lo más in? ¿Creéis que las editoriales descuidan esta variedad?
Hurgando en las normas que rigen la novela romántica, no he encontrado límites en la edad de los protagonistas. Es cierto que no es común encontrarse con parejas maduras, que estamos acostumbradas a leer una serie de prototipos sobre protagonistas asquerosamente jóvenes, maravillosamente atractivos, estupendamente metro sexuales y ricos en grado superlativo, pero echo un poco en falta la variedad que comento.
Canturreando al estilo de Julio Iglesias... Cuando el amor llega así de esa manera, uno no se da ni cuenta, el carutal reverdece, el guamachito florece y las sogas se revientan...Cuando el amor llega así de esa manera, uno no tiene la culpa, quererse no tiene horario ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan... ¡UEA!
¿Qué opináis? ¿Os gustaría que estas relaciones tuviesen su propio hueco dentro del género o por lo menos tuvieran algo de presencia? ¿Habéis leído romances con parejas maduritas y os han gustado? ¿Qué libros? Y de paso tomo nota ¿Os resultan menos atractivas solo por cuestión de la edad? ¿Quizá algún otro prejuicio? ¿Tal vez sea que, al fin y al cabo, todo se reduce a que no se han puesto de moda o a que este tipo de relaciones no venden?
Artículo realizado por Crishi.
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Comentarios (7)
Savannah990
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Elisabetta
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ELSA
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Elena Bargues
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Silvia77
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Cynthia HJ
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Luciago
No se, yo no lo echo de menos, pero no me molestaría leer libros con protagonistas maduritos, siempre que fueran buenos, aunque a mí me gusta mucho más la histórica.
Gracias por compartir este artículo con nosotras, me ha encantado.
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