Cada vez que hablamos de tendencias miramos hacia el oeste, hacia Estados Unidos, y comentamos que vamos con un par de años de retraso. Así que en cuanto tuve oportunidad de hablar con una autora de habla inglesa —mi víctima fue la encantadora Jo Beverley— le trasladé mi mayor agobio: el terror a que mi género favorito muera de éxito, que de tanto vender y publicar perdiera su esencia y su identidad y mi ocio preferido se convirtiera en un negocio sin alma.
O dicho de un modo menos dramático, que me sale la vena trágica: el boom de la romántica. Y descubrí que aquí el desfase es mayor.
A ver cómo le explicaba a esta educadísima escritora que tenía la sensación de que el aumento de ventas había atraído a hombres (y mujeres) de negocios a este género, y traído calidad dispar. Que mi sensación era que cada vez se publicaba más, sí, pero no necesariamente mejor. Que encontraba en las estanterías muchos libros y que el nombre de una editorial ya no me suponía garantía de nada. Ni tampoco el nombre de una autora, pues autoras consagradas parecían caer poco a poco, autoras desconocidas me sorprendían, autoras consagradas seguían enamorándome y autoras desconocidas me abrumaban con su incapacidad para hacerme sentir nada.
Resumiendo, que últimamente iba con más miedo que ilusión a la estantería de romántica de la librería, hecha un lío, y sin saber en qué gastar mi presupuesto mensual.
Porque lo que no quería dar a entender era que me erigía juez de nadie, que esta que escribe este articulito vio su nombre impreso en papel gracias a ese boom de la romántica. Y a mucha honra.
Así que le puse el mejor ejemplo que se me ocurrió: "Jo, hace unos años teníamos entre cinco y ocho novedades mensuales. Este enero se han publicado 75 novedades; en febrero, mes de los enamorados, 95" (¿no me creéis? Mirad el apartado de novedades del RNR, pero miradlo después, ahora me estáis leyendo a mí) . ¿Diríais que su cara fue un poema? No, no lo fue. Una sonrisa tímida, de comprensión, afloró a su rostro. Y afortunada de mí, me habló de ello.
Dejadme que haga un inciso antes. En Estados Unidos la figura del editor se divide en dos: el Publisher, que es quien se ocupa de las listas de ventas y análisis de mercados en mano decide qué se saca al mercado; y el Editor, que es quien decide qué tiene calidad suficiente para publicarse y qué no.
Pues bueno, hace diez o quince años en Estados Unidos el género romántico se "normalizó" (aún otros escritores siguen mirando mal a quienes optan por contar historias de amor, me confesó Jo resignada pero no avergonzada) y hubo un aumento sustancial de las ventas. Los Publishers vieron un filón y dijeron a los Editors que sacaran más novelas de aquel género. Y los Editors respondieron que no tenían más, que lo que se sacaba mes a mes era lo que valía la pena. Y claro, a los Publishers les importó un pimiento, un comino, o un guiso entero. Así que los Editors sacaron de sus cajones novelas que habían rechazado años antes, fueron menos minuciosos con lo que llegaba, y así sí, dieron a las lectoras lo que según las cifras de ventas y los análisis de mercado pedían: más novedades mes a mes.
Si era así o no era así, si el producto satisfizo o no al susodicho mercado, no es tema de este artículo ni charco que pretenda pisar esta que lo escribe.
La propia Beverley, la gran autora, me confesó que por aquel entonces publicó un par de novelas que ahora prefería no volver a leer; dos novelas que en otro momento estaba convencida de que le hubieran sido devueltas por las cuestiones que fueran (no hablamos si fue narración, personajes, la historia; y esta curiosa insaciable supo callar y no preguntar qué ni cómo ni cuáles eran) y que sin embargo en aquel pequeño "coladero" cupieron. Haciendo autocrítica, dijo que la primera responsable de ellas había sido ella.
Así que llegó mi gran pregunta: ¿Jo, cómo terminó aquello? Y la respuesta fue tan simple como americana, como esperanzadora y desesperanzadora: el mercado aceptó lo que quiso y rechazó lo que no, las cifras arrojaron luz a unas historias y sombras a otras, y poco a poco todo volvió a su sitio. Y así algunos manuscritos volvieron a sus autoras para ser corregidos, otros fueron educadamente rechazados y guardados en un cajón y otros siguieron su feliz camino a las estanterías sin más sobresaltos.
¿El consejo que me dio? Que no entregara nada a mi editora si pensaba que podía hacerlo mejor. Y que como lectora no me conformara con cualquier cosa.
Ya lo decía mi madre, la paciencia es la madre de la ciencia. ¡¡Pero es que yo nací de letras y no tengo de eso!!
*Artículo realizado por Ruth M. Lerga
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Comentarios (20)
Rociodc
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Lola Rey
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Aspasia24
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ELSA
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*Artemisa*
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Rosita
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Marisa Sicilia
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Ebie
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kkekka
Realmente espero que todo esto pase pronto y que como pasó por allá, las cosas se regularicen.
Mientras tanto toca ser selectivas con las lecturas y aguantar.
Como siempre, gracias a ti y al Rincón por hacernos pasar un ratito entretenido.
Besines
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Malory
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Encarnacion Jimenez Jimenez
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Miryam
Yo no miro ya las novedades porque me saturan, voy directamente a las de autoras que me interesan y así no hay tantas; ya que nadie puede leer tanto como se publica lo mejor es seleccionar muy bien. Quizá de este modo me estoy perdiendo alguna autora maravillosa pero es que, siento decir esto chicas, tengo algunas cosas que hacer a parte de leer (no muchas pero sí algunas jijiji).
Gracias Ruth por el artículo.
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crishi
Tengo la esperanza de que se vuelva a publicar novela romántica pura y dura puesto que todos los meses me ando con pies de plomo con tanto como se publica......
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Dougless
Espero sinceramente que el boom pase y la criba se está haciendo ya aunque nosostras no podamos verlo. La verdad es que tengo tanto pendiente de leer de hace años que no me preocupa mucho las novedades pero sí que me parece excesivo tanta novedad porque yo tengo que ir filtrando a ver cual me podría gustar y cual no.
Jo me ha parecido sincera y es de agradecer su opinión y esa sinceridad que falta hacía a muchos.
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Andycon
Siempre el equilibrio es saludable en todo los ordenes de la vida.
Partiendo de esa base, me atrevería a decir que el auge o boom comercial del a novela romántica no deja de ser una oportunidad para nuevas autoras que encuentran un hueco para lanzarse al mercado, de otra manera no podrían hacerlo, y por otra parte, el lector tiene una amplia variedad de temas por conocer y después elegir qué seguir consumiendo y qué dejar de lado.
En mi país, Argentina, no hay auge de romántica ni nada parecido, aunque hay que destacar que "de que se venden romántica, se vende", pero las editoriales prefieren autoras anglosajonas consagradas a las locales. Es muy díficil comenzar, las oportunidades son casi nulas, me encantaría que en un futuro no lejano ocurriera algo similar a lo que está ocurriendo en España para tener una posibilidad.
Gracias Ruth por el artículo.
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Enrique
Todo volverá a su sitio en su debido tiempo
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Sandrayruth
Me ha gustado lo que ha dicho la autora, porque creo que, ante todo, hay que ser sincera, aunque en ocasiones cueste.
Muchas gracias por el artículo tan variado!!
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Yluna
Es que no vale publicar por publicar.
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Katon
Ya pudimos comprobar en la entrevista que le hizo el Rincón que Jo Beverley es una mujer muy sincera. Creo que es de agradecer que no le cueste admitir que un par de sus propias novelas se publicaron sin que ella misma estuviera convencida de su calidad ¡olé por ella!
Estoy de acuerdo contigo Ruth, de todas esas 95 del mes de febrero hay unas cuantas que de romántica poco...
Como he dicho, solo espero que esta moda pase pronto.
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lydia leyte
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