Acabo de empezar a leer cierto libro y no me ha quedado más remedio que investigar a ver qué se decía de él. Observo con verdadero estupor que a pesar de tener varias críticas y algunos comentarios por todas partes, nadie dice nada de la espantosa traducción y/o de la falta de revisión después de esta.
Desde la primera frase con la que comienza la novela ya sabes que te vas a encontrar un libro de esos que hacen que te sangren los ojos. He cerrado la novela esperando mentalizarme y coger fuerzas para seguir leyendo, porque si algo tengo claro es que me la voy a leer, pero no puedo por menos que sentir una pena muy grande por este género que tanto me gusta, me entretiene y me evade. Y es que, como dice en el título del artículo, «entre todos la matamos y ella sola se murió». Y habrá quien me diga que la novela romántica está en auge y que ahora está reconocida y bla, bla, bla, pero yo creo que no. Y la culpa principalmente es nuestra, de las lectoras de romántica de toda la vida, de las que sabemos cómo y qué es este género y las historias que se escribían y cómo se escribían. Unas por tragar con todo e incluso hasta ayudar a la confusión creada con el silencio o la aceptación; otras por no denunciar y poner a parir a quien corresponda por estos errores garrafales, estos textos pésimos que por menos, o por cosas similares, montamos la de Dios en su día y la traductora (de cuyo nombre me acuerdo perfectamente) dejó de traducir «nuestras» novelas; otras cuantas por meter el dedo en el ojo por pequeñas cosillas (rizando el rizo y sacando punta a un alfiler. Qué fácil es castigar y fustigar a según quien. Qué bien funcionan las distintas varas de medir. Qué bien se reparte candela para unos y parabienes para otros. ¡Cuánta hipocresía!) e ignorar, no me explico el motivo, este pedazo de barbaridades que atentan contra el lenguaje y la cultura escrita. Parece que hay autoras y editoriales con las que todo Cristo se puede meter, pero otras, incomprensiblemente para mí, son intocables. Lo que entienden por justicia, imparcialidad, objetividad y ecuanimidad, para bien y para mal, algunas lectoras y reseñadoras me alucina.
No es que me haya vuelto imbécil y no sepa que en este género, ayer, hoy y siempre se han escrito novelas malas, con un pésimo argumento y una paupérrima escritura. No. Sé muy bien lo que hay, pero quizá porque antaño nosotras sabíamos la fama que teníamos y tal vez porque nuestra educación y nuestra vergüenza era mucha, éramos las primeras en denunciar estos malos libros (y al decir malos incluyo todo, especialmente la escritura y la traducción). De un tiempo a esta parte, la «llamada» lectora de romántica se ha convertido en una masa vocinglera, orgullosa de lo que lee (una buena parte de ella no sabe distinguir un género de otro, véanse si no los premios organizados por ahí -por «expertos» que tampoco tienen ni puñetera idea, visto lo visto- y los títulos que engrosan cada categoría, ¡flipo!), que no ve barbaridades como lo que comento al iniciar este escrito. Y las demás, las que sí lo vemos, las que sabemos que determinadas novelas y autoras, de aquí y de allá, no escriben ni son novela romántica o son pésimas y lo hacen muy maaaaaaaaal, callamos o seguimos machacando a las buenas novelas y autoras porque les exigimos más o esperamos más de sus trabajos. ¡Pobrecitas de ellas como tengan un pequeño resbalón (bueno, o lo que la lectora/reseñadora de turno entienda por resbalón)!
Cada vez que entro en Amazon y veo en la lista de las 100 novelas más vendidas a tropecientas desconocidas y a ninguna de las grandes del género, creo que hemos fracasado estrepitosamente como amantes y defensoras de la novela romántica. Que Fulanita de Tal tenga chiquicientos comentarios diciendo que el libro es la octava maravilla del mundo; que yo me descargue los primeros capítulos y me lloren los ojos y el alma por las faltas de ortografía, la incoherencia y la estupidez, y que nadie diga ni mu al respecto o ¡incluso! se alabe el estilo y la prosa, es como para que nos lo hagamos mirar.
A veces pienso en lo bien que estaba yo cuando me leía un libro y no tenía dónde ni con quién intercambiar comentarios o leer opiniones, porque si estaba mal escrito, me cabreaba, me apuntaba a la autora o al traductor y obraba en consecuencia. Ahora, con esta interactuación que nos ofrece la vida online, me cabreo por partida doble, triple o...: por los fallos del libro, por la falta de comentarios de la gente al respecto, por las excelentes valoraciones a según quién y por las pésimas opiniones (muchas veces sin argumentos consistentes) a depende quién.
Por supuesto no quiero que todo el mundo opine como yo. Adoro los debates y soy lo suficientemente humilde, mayor y madura como para aceptar opiniones diferentes a la mía, pero siempre que estén argumentadas con responsabilidad, objetividad y sentido común y no formando parte de un circo orquestado por lo que se lleva, mejor se mueve en la red y lo bien o mal que le caiga el autor.
El género romántico está de capa caída y no porque no haya novelas románticas como las de siempre, que dicho sea de paso yo son las únicas que estoy leyendo porque, sí, de esas hay, afortunadamente, muchas aún, sino porque tratan (lectores, editores, libreros, fans facundas y parleras y editoriales) de colarnos cualquier cosa, sea como sea y esté como esté, confundiendo a todo hijo de vecino. Hombre, digo yo que las que entendemos del género, deberíamos enseñar y guiar a las nuevas lectoras, velar, cuidar, proteger, denunciar y defenderlo para que esto no ocurra.
Mi intención no es cargar las tintas contra editoriales o autores (extranjeros o españoles) ya que eso lo hacemos muy a menudo, sino contra los lectores, los consumidores de este género que, creo yo, somos quienes tenemos la última palabra y, por aquello de que «el cliente siempre tiene razón», los que tenemos la fuerza para que se publiquen las cosas tal y como queremos.
Parece que todas estamos de acuerdo en que hay traducciones pésimas, erratas y errores, faltas de ortografía, incoherencias y un largo etcétera de burradas en los libros. Sin embargo, insisto en lo que decía al principio: son poquísimas las lectoras que en sus comentarios o críticas denuncian este tipo de cosas y, paradójicamente, muchísimas las que, haciendo gala de una altanera e irrisoria sapiencia, denuncian y lamentan fallos nimios, errores históricos ridículos o que incluso ni son errores (que en cientos de ocasiones como una lo haga notar son legión las que repiten como loros) y cosas que parecen buscadas con lupa para desprestigiar y a veces hasta creo que alardear de su intelecto.
Aunque sé que hay quien no actúa así, voy a generalizar porque la mayoría sí lo hace: estamos dispuestas a poner a caer de un burro novelas que A NOSOTRAS, a nivel particular, no nos han gustado POR NUESTROS GUSTOS PERSONALES, pero pasamos de quejarnos de la falta de calidad que debemos exigir en cualquier producto que compramos.
Lo que pretendo con este artículo es que entonemos el «mea culpa» y, como consumidoras y enamoradas del género, nos propongamos denunciar estos fallos con nuestras críticas y comentarios. CON SENTIDO COMÚN, porque tres o cuatro erratas, errores o fallitos (una letra repetida, una letra que sobra, un espacio de más...) que los ha habido, los hay y los habrá, tampoco es para echarse las manos a la cabeza y desalentar de esa lectura mentándolo. CON SENTIDO COMÚN Y, A SER POSIBLE, CON MENOS MALA LECHE, porque una empieza a estar harta de ver cómo se ponen por las nubes obras mediocres o simplemente correctas porque te regalan el libro, la autora es amiga... y se reparte cera siempre a los mismos ignorando (¿adrede o por ceguera selectiva: «por el interés te quiero, Andrés»?) auténticas barbaridades y menospreciando y sacando los ojos con cucharilla a autores y libros por menudencias, pequeñeces e insignificancias que si bien es cierto que no deberían ser o estar tampoco tienen la importancia que se les concede.
*Artículo realizado por Irdala
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Comentarios (19)
kitty
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Bona Caballero
Deberíamos quejarnos directamente a las editoriales. Personalmente, me conformo con escribir una crítica, publicarla en mi blog o aquí, dando mi sincera opinión.
A) No soy amiguita de nadie; B) los libros que reseño los he comprado; C) Sólo los reseño si creo que tienen algo especial -aunque a mi personalmente no me gusten-. Así que creo que, como consumidor, tengo todo el derecho del mundo a quejarme de cosas que a mi me parecen importantes (como los fallos históricos), aunque a otro puede que no le importen.
Una de las cosas que sí suelo comentar es la traducción. Hay traductoras a las que yo llamo "perpetradoras". Y las pongo con nombre y apellidos y señalando concretos errores (gramaticales, ortográficos o históricos).
Pero también he dado "ovación y vuelta al ruedo" a una traductora que hizo un trabajo magnifico con Laura Kinsale. Plaza & Janés y Salamandra, p.e. sí que procuran buenas traducciones.
No es sólo cosa de romántica. Leo bastante novela histórica, y no sabes cómo me rechinan los dientes con las "traducciones" que hacen, demostrando un total desconocimiento de a qué cosa o personaje histórico se está refiriendo el autor, de manera que traducen a la buena de Dios. Especialmente si es una de romanos y se ve que el traductor no ha estudiado latín en su vida. Ahí sí que me sangran los ojos. Leer que un personaje se llama Cicero, por ejemplo, en vez de Cicerón.
Yo agradezco que las reseñas adviertan que la traducción es mala, porque así paso de la versión española y lo leo directamente en inglés.
Por lo demás, el mea culpa que yo creo que debemos entonar los lectores se refiere más bien a que un buen libro, completo, rico con muchos detalles, bien construido, con investigación, etc. exige meses de trabajo, a veces más de un año. Y no lo puedes vender por menos de 7,99 euros.
En cambio, libros escritos en un par de semanas y colgados a 0,99 € los hay a porrillo. Por eso están entre los más vendidos, porque mucha gente prefiere leer "cualquier libro" que esté dentro del género a mirar y escoger y leer menos cantidad pero más calidad. Y mira que yo no compro e-books por más de 5 €. Pero... si es autora buena de verdad, me lo cojo en papel, y a veces hasta en tapa dura porque sé que es un libro bueno de verdad que he estado esperando igual un año a que lo saque.
Otro problema que apuntas: blogueros poco neutrales. De cajón. No hay más que ver que muchos colaboran con las editoriales, y no te advierten del obvio conflicto de interés de que te han regalado el libro o de que su autor es amigo suyo.
Yo sólo me fío de quien se ha comprado el libro, esperando que le guste y se ha encontrado luego lo que se ha encontrado.
Creo que a estas alturas, el lector -de cualquier género literario-, ya ha pillado de quién se puede fiar y de quién no. Porque en cuanto un bloguero dice que algo es lo mejor del mundo mundial y te llevas un chasco, ya no te fías más de sus críticas.
Yo no me quejaría de internet en esto. Gracias a este medio, he encontrado lectores, en español y en inglés, de cuyo criterio me fío y que me han descubierto maravillas que de otra forma estarían perdidas, porque son cosas que nunca ves en la librería de tu barrio, no saldrías nunca del círculo infernal Johanna Lindsey-Nora Roberts-Christine Feehan.
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Marian
Desde luego si las editoriales tuvieran un apartado de "reclamaciones de los lectores", sabrían realmente que nos gusta a las amantes de este género y como nos gusta.....
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Carmen Zapico Zapico
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Cristina Sánchez
Muchas veces nos guiamos por los comentarios, las críticas, ... Después leemos la novela y la verdad es que no nos gusta nada, ya sea por la traducción o por la ortografía o por un sinfin de cosas.
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Dougless
Aquí aprendí todo eso y mucho mas y descubrí una gran varierdad libros imprescindibles que enseguida devoré y leer y aunque algunos no me gustaron sí sé reconocer cuando un libro está bien escrito y cuando no. Ahora me he vuelto mas crítica y no perdono ciertas cosas. Un error gramatical puede pasar sin casi darme cuenta, o alguna licencia histórica pero he leído libros bonitos pero que "yo veo" que parecen escritos para un trabajo de instituto y cuando voy a dejar mi opinión me siento "el bicho verde" porque no es que no me haya gustado la historia (que a veces no) es que es simple y nada mas. Eso de darle coba donde no lo hay no me gusta. También he echo críticas donde he dicho que el libro estaba muy bien escrito y ambientado y en cambio la historia no ha conseguido engancharme o emocionarme. ¡Para gustos los colores!
Así que sí, pienso que entre todos la matamos y uno de mis propósitos para este año es opinar sobre todos los libros que lea que aunque no creo que sirva de mucho puede que entre todos podamos volver algo de cordura a este sector.
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Bona Caballero
He pasado por ello y sé lo difícil que es escribir que a ti no te ha gustado un libro que todo el mundo adora. Lo que yo hago es intentar explicar por qué yo no he conectado con él, sin faltar al respeto al que sí le ha gustado.
Pero nadie tiene la palabra definitiva sobre un libro, y creo que el mejor regalo que podemos hacer a nuestros colegas lectores es dar nuestra sincera opinión, aunque vaya contracorriente.
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Rociodc
pequeño fallo de imprenta y se me suele olvidar rápido, con el tema de las traduciones ,pues sí quizás el alguna ocasión he leído algo sin mucho sentido, pero con lo despistada que soy cuando hago mi reseña ni me acuerdo...soy así de despistada. Y quizás por culpa de cosas como estas, pasa lo que dices que lo que se ha conseguido exigir en la novela
romántica, se vuelva a perder....y es una pena que las autoras o editoriales bajen de nivel por nosotras no exigir calidad. Y
últimamente creo que si se está perdiendo muchos puntos, porque se publicada cada
bodrio.... Espero que como dices entre todas esto se pueda mejorar, yo por mi parte cada vez intento estar mas pendiente de estos
fallos.
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Amparo
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Sarah
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Irdala
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Mónica Agüero Fernández
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Roxana
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LadyZarek
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Mar
Ay, "otro gallo nos cantaría" si no existieran los "amiguismos" y las críticas de los lectores, críticos, reseñadores, etc; fueran objetivas, de verdad. Y si se hiciera una autocrítica a fondo.
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Katon
Es una pena, pero es que eso de la autocrítica no le gusta a mucha gente ¡si hasta parece que es un ataque personal!
Yo ahora solo me fío de los comentarios de ciertas personas que sé afines a mis gustos y de las críticas de muchos sitios y de comentarios en amazon, huyo.
Una reflexión muy acertada Irdala. Olé por ti.
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Bona Caballero
Fíjate, yo hasta me fío de quien no es afin a mis gustos pero es sincera en su opinión, porque puede que lo que a ella no le guste, a mi sí.
Lo que valoro, por encima de todo, es que sean sinceros y su opinión la expliquen con ejemplos.
A día de hoy, el problema lo tengo con las escritoras en español. De las extranjeras, he encontrado de quien fiarme. Pero ¿escritoras españolas? A juzgar por las reseñas que leo por ahí, todas son estupendísimas y Como es imposible que todas y cada una de nuestras novelas sean merecedoras del Pulitzer, lo que consiguen es lo contrario: no venderme un solo libro.
Desconfío de todos.
Entiendo que como es una industria tan pequeñita, se la quiere proteger a toda costa y cualquier producto que salga tiene que ser bueno y conseguir reseñas maravillosas de los palmeros.
A mi me parece que no es el camino, pero bueno, doctores tiene la Iglesia.
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merce
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Luciago
Yo voy a ser sincera, no me doy cuenta de que la traducción está mal, no llega mi sapiencia para tanto, pero cuando una novela no me gusta, se que algo tiene mal, no puedo decir, si es la traducción o es la escritora que lo ha escrito mal.
De lo que si me asombro es de la cantidad de novelas malas, que están saliendo al mercado, es por eso que yo ando con mucho ojo, y repito, aún así me he comprado algunas.
Y, ultimamente, empiezo a no fiarme mucho de las críticas, por lo que tu dices, ya que he leído novelas con críticas buenísimas, que luego me han decepcionado y mucho.
Gracias por el artículo, me ha encantado.
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