«Leed a Johanna Lindsey».
Después de semanas valorando cómo empezar este artículo, estas cuatro palabras parecen ser la única opción. Así que intuyo que esto va a ser complicado.
Las que no la conocéis, las que os iniciasteis con los Malory, las que sabéis de aquella saga futurista Ly-San-Ter... todas... tenéis que leer a Johanna Lindsey... leedla leedla leedla leedla. ¡Que la leáis, leñe!
No nos escuchéis a aquellas que decimos, ni que comiéramos sopas con La Señora todos los días, que desde que murió su esposo no ha vuelto ser la misma. Yo me retracto de lo dicho. Yo, Ruth M. Lerga, me retracto y os insto a leerla.
Y ahora que me he desdicho permitidme que me explique.
Descubrí a La Señora, que a partir de ahora le concedo el título por la gracia que nadie me ha conferido, hace unos veinticinco años, con «Tierna y Rebelde» y ¡ay Dios! Anthony Malory, y busqué en casa todo lo que pude de ella, y conocí al Generalete, y viajé al futuro y al desierto y a las Highlands y a todas partes con ella, y gracias a Javier Vergara por sus ediciones y a RBA por sus coleccionables y a la biblioteca municipal de mi ciudad, Sagunto, por el último pasillo, apartado y bien nutrido de romances.
Y seguí conociendo a los Malory, y después de Derek, o de Jeremy, no sabría deciros, la cosa cambió. Y me dio la sensación de que La Señora había perdido su toque. Y nosotras, las «mujeres sabias», nos lanzamos a críticas aguerridas que solo se pueden hacer a las mejores escritoras, que solo caben en ellas y para ellas, y que solo con ellas nos atrevemos porque solo ellas se merecen, preguntándonos qué había podido pasar. Las ideas estaban ahí y seguían siendo originales y frescas, los personajes estaban ahí y seguían siendo fuertes, pero... pero faltaba vida, química... faltaba el toque que hacía que sus historias fueran únicas.
El toque que había convertido a Johanna Lindsey en imprescindible. En una escritora por encima del resto.
Para las que no la habéis leído, situadla un escalafón por encima de Julia London o Julina Quinn, de Jo Beverly. Equiparadla a vuestra novela favorita de Lisa Kleypas, a su mejor saga, y pensad en docenas y docenas de ellas. Sentadla al lado de Kathleen Wodiwiss y su Shanna o su Alaina. Esa es La Señora.
Seguí comprando sus novelas, pero dejé de leerlas. Leí al tiempo una continuación de «El heredero» que no me convenció, pero tampoco lo había hecho «El heredero» así que la justifiqué y seguí coleccionándola.
Hasta hace un mes.
He pasado unas cuantas semanas —muchas— quieta. Casi literalmente. Y he recuperado un antiguo placer: LEER. Como en los viejos tiempos. Una novela al día. De todo un poco como en botica, que diría mi amiga Ana F. Malory (¿coincidencia el nombrecito, Ana? ¿James o Toni?), y mucha romántica. Me he permitido acercarme a las de casa —leo en inglés y hablo en valenciano para no mezclar las voces que escribo en castellano, así que me disculpo con el género de aquí por tenerlo abandonado—, arriesgar con autoras nuevas, y he leído a autoras de siempre, a las consagradas.
¿Y sabéis qué? Que ha bajado el nivel. Sí, incluso las vacas sagradas crean historias más flojas. La cosa ha decaído. En todos los sentidos. ¡No, no es un artículo de crítica ni lo pretende!, ¡no pienso ponerme a pisar charcos!
Peeeroooo... si el nivel ha bajado, La Señora no solo se mantiene, sino que vuelve a ganar peso. Porque lo que sea que le hizo perder cierta frescura ya pasó, y si bien no es la de siempre —quién sabe si volverán las oscuras golondrinas—, ha vuelto a crear personajes frescos e historias cautivadora.
Y puestas a leer, prefiero historias fantásticas de La Señora a historias normalitas de buenas autoras.
Las que la conocéis de siempre, recuperadla. Yo lo he hecho con «Hazme amarte» y, señoritas, cómo he gozado.
Las que la conocéis de los Malory... yo empezaría por los nuevos y después recuperaría los antiguos, habida cuenta de que son historias de los ochenta y primeros de los noventa con protagonistas masculinos patrones de la época.
Y las que no habéis oído hablar de ella... ¡Joder, qué envidia me dais! Haced lo que os dé la gana.
Pero no hagáis caso de las listillas que decimos que desde que murió su esposo ya no es la que era, como si comiéramos sopas con ella todos los días.
Ya sabéis, a La Señora leedla leedla leedla leedla. ¡Que la leáis, leñe!
Artículo realizado por la autora Ruth M. Lerga.
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Comentarios (15)
Alvapa
En fin todos.
Siento mucho que haya muerto, pues era una de mis favoritas. D.E.P.
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Miryam
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Nereyda Fonseca
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InmaSagunt
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esticito
por eso. johanna es única. y bienvenida de vuelta al ruedo !!!!!!!!!!!!!!!! enhorabuena para nosotras.
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Cynthia HJ
¡Gracias por este artículo!
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Nancy O
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Olalla
Tu.
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Nieves Hidalgo
Estupendo el artículo, me ha encantado.
No es que tenga demasiados buenos comentarios en Amazon, la verdad, pero creo que voy a hacerte caso y retomar a esta autora. Gracias.
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Paz Fernández Fernández
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Nereyda Fonseca
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Rociodc
Imposible no conocer a a esta autora ¡Por dios! Jejeje para mí,como para muchas amantes del género, fue una de las primeras autorasem conocer. Aún así me queda mucho por leer de ella así que no he tenido esta "reconciliación" con sus novelas. Llevo tiempo son leerla ,así que te haré caso y la volveré a leer;-)
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Ruth M. Lerga
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Rociodc
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Luciago
Yo, eterna, por siempre seguidora suya, he leído todo absolutamente, lo que ha escrito, bueno, regular, muy bueno y excelente, y, sigo diciendo que es la mejor junto con Woodiwiss. La adoro y no pienso dejar de leer la, mientras viva.
Gracias por el artículo, me ha encantado.
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