Es curioso como el hecho de publicar una novela te convierte de Cenicienta a Princesa, y dejas de ser una lectora de novelas rosa, una "friki" del Londres del XIX, para convertirte en.. oooohhh... una escritora. Ahora cuando salimos con gente que no me conoce demasiado, queda impresionada con el hecho de que sea "escritora", y me preguntan sobre comportamientos de aquella época, vestimentas, costumbres... y sobre cómo logro documentarme. Y mi respuesta siempre es la misma: No me documento.
Y lo digo de corazón, no es falsa modestia. Es que no lo hago, o no como tal. No me siento a leer manuales, no digo aquello de "hoy voy a leerme las normas de la mesa en 1820"... Pero soy curiosa, como todas vosotras, y leo los artículos que se cuelgan, y las notas de autoras, y me pierdo por Google, porque iba a buscar una cosa, y de repente llevo tres horas leyendo sobre moda, o sobre cachivaches, o sobre cómo las teorías capitalistas cambiaron las formas de inversión de las grandes familias nobiliarias...
La última vez, al llegar a casa tras negar documentarme, mi chico sacó todos esos libros con los que no me documento, y cayó unos de mis preferidos, "Modos de comportamiento en el amor y el cortejo". Alguna vez os lo he querido resumir, pero es irresumible. Hay que leerlo entero, no tiene desperdicio, no puede perderse una ni una sola frase.
Es una compilación de consejos de 1850. Alguien, en plena época victoriana, recogió un montón de pequeñas ideas en un libro, y los publicó, como guía para las jóvenes que buscaran esposo. Lo compré en una casa de época en Londres.
Sé que como mujer del siglo XXI tendría que sentirme ofendida. Pero como mujer, sencillamente, como persona que sabe que cada momento vivió sus circunstancias, como soñadora incurable, además, me imagino leyendo la pequeña guía a escondidas la noche antes de mi debut, con los nervios a flor de piel, sabiendo que debo encontrar marido en apenas cuatro meses, y deseando no equivocarme, pues de ello depende la felicidad del resto de mi vida, y sonrío con ternura al leer cada palabra. Y pienso que quizá, quizá, algunas cosas no han cambiado tanto, para bien o para mal.
Es cortito, pero leerlo del tirón os haría llorar los ojos por pasar demasiado rato frente a la pantalla (o no, igual estáis tan locas como yo y os encanta y no podéis dejar de leer). Así que si os parece os lo paso en cuatro partes. Lo he traducido yo, así que cierta filóloga íntima de este foro (Katon, para más señas) que me disculpe las licencias si conoce el texto.
Las dos primeras partes son sobre el amor; las dos últimas, si es que os interesan, serán sobre el cortejo.
Ojalá os gusten tanto como a mí, y os ayuden a entender a las mujeres de aquel tiempo, las que apenas sesenta años después vivirían la Gran Guerra que devastaría Europa, sí, pero las haría soltar amarras.
MODOS DE COMPORTAMIENTO EN EL AMOR Y EL CORTEJO
AMOR
Sed cautas a la hora de entregar vuestro corazón a un sujeto que no lo merezca. No elijáis una pareja débil. No busquéis únicamente un exterior atractivo, un asumido esplendor; considerad sin embargo el porte en general de la persona que resolváis como vuestra elección.
Si descubrís la debilidad interna y la incapacidad de la persona, ¡hacedlo antes de que sea demasiado tarde!
Primeros afectos.-
Los primeros afectos son los más puros y fuertes, y si tales sentimientos se reúnen con los correspondientes sentimientos e impresiones, no son fácilmente erradicados de la mente.
Cuán necesario es que la extrema precaución sea ejercitada en la formación de nuestros apegos.
La felicidad doméstica puede asegurarse procurando relacionarse con una compañía cuya disposición, temperamento y porte puedan sostener el más estricto escrutinio.
La vida matrimonial, que debe consistir en una consecución ininterrumpida de escenas de paz y armonía, puede con frecuencia en una contienda llena de miserias.
Enamorándose.-
"Enamorarse" es una expresión de la que hacemos uso comúnmente, pero es una expresión que no es del todo admirable.
Son muchas y muy numerosas las causas que se podrían mencionar y que hacen que una persona tienda a enamorarse. El corazón femenino es por lo general suave y tierno y fácilmente susceptible de rendirse a las emociones, que son despertadas con presteza, y son forjadas a base de adulaciones y alabanzas.
Las impresiones son formadas con rapidez en la mente de una joven dama, y no serán después fáciles de borrar; no una vez su corazón se haya rendido a él, fruto del despertar de aquellos sentimientos.
El amor roba el corazón femenino, dando luz y brillo a aquello que antes era oscuro y sombrío.
El hombre, en cambio, está en general en guardia y calcula con cuidado. Algunas veces, por supuesto, es herido hasta tal punto, y cautivado por la belleza y las atracciones externas de una dama a primera vista, que olvida toda razón y se lanza sin pensar al abismo del matrimonio. Pero este sentimiento solo prevalece en los primeros días de un amor joven.
El verdadero carácter de la persona debería ser conocido antes de que tus afectos sean decididos y entregados.
Algunos hombres son capaces de disfrazar su forma de ser y no será tarea fácil para una dama explorarlo. Tal vez tenga todos los trazos de un caballero –un exterior atractivo y buenas habilidades para la etiqueta- pero estos no serán suficientes para convertirse en una buena compañía en el hogar.
En altamente necesario saber algo sobre su temperamento, hábitos y gustos.
Si es irrespetuoso y desobediente para con sus padres, o grosero y desagradable con sus hermanas... ¡es esta una evidencia innegable de que si alguna vez os casarais, él se manifestaría de una manera similar con vosotras!
Pero si él ha de ser amable y cariñoso con sus padres, sus hermanas y otros familiares, porque así lo será con su esposa, eso mismo debe aplicarse a las damas en su comportamiento con sus padres, hermanos y otros familiares, también.
Es de gran importancia tener en cuenta la idoneidad de carácter en el hombre a la hora de mostrar de sus afectos, pues parte de la felicidad conyugal dependerá de ello.
La pasión es prácticamente ciega a las faltas de nuestro enamorado.
La persona de nuestra elección debe ser en la medida de lo posible de nuestro propio círculo.
Un hombre de gusto refinado y buena educación no hallará la felicidad unido a una mujer ordinaria, vulgar y poco cultivada.
Una dama de educación esmerada y buenos logros se sentiría miserable si tuviera que compartir el resto de sus días en compañía de un marido zafio, grosero e ignorante.
La decepción alimenta el fuego del amor.-
No hay nada que haga arden con más fuerza la llama del amor que unas pequeñas adversidades y decepciones contra los que haya que luchar con alguna frecuencia.
Cuanto más frustrado es el amor, cuanto mayor oposición sufre, más se fortalece y crece este en devoción.
El genuino y desinteresado amor nunca está verdaderamente establecido y confirmado hasta que no ha sufrido la penosa prueba de una adversidad o decepción. Cuando ha acaecido esta y se ha superado, entonces sí alcanza su mayor cualidad.
El amor se ríe de cada impedimento y se alimenta de obstáculos que parecen casi insuperables.
"Ni las aguas pueden apagarlo, ni los ríos ahogarlo".
El amor de las mujeres es desinteresado.-
Un hombre es en verdad bendecido cuando abarca un amor basado en la fe y la generosidad.
Ella correrá cualquier riesgo por el bien de su amado.
Cuán frecuentemente es la fuerza del afecto de la mujer puesto a prueba, y cuán raramente ha sido este encontrado insuficiente.
Ella velará por el lecho de aquel en quien su corazón se ha centrado, cuando a tal respecto la enfermedad se haya establecido en él.
Y cuando su naturaleza aburrida haya desviado su atención hacia cualquier otro lugar, ella luchará y rechazará abandonar el costado de la persona a quien ama.
Tal es la naturaleza de su amor; es puro, es desinteresado.
El amor de los hombres es habitualmente egoísta.-
Las motivaciones de los hombres son con frecuencia muy destinas de las del sexo más débil. Los hombres habitualmente viven para gratificarse a sí mismos y sus inclinaciones hedonistas, ya cuando están eligiendo la compañera con la que pasarán el resto de sus vidas, influenciados casi siempre por su rango, título y solemnidad.
Si son de clase media, consideraciones mercenarias absorben un intenso dominio en sus afectos.
Los efectos del amor en los hombres son diversos según sus temperamentos.
Los oscuros y torcidos caminos de la astucia son inescrutables e inconcebibles en una mente honorable y elevada. Cuando un hombre bendecido con una disposición pura y virtuosa se una a una mujer de amor generoso, ellos probablemente serán felices.
Bajo la escoria de la apariencia exterior, se extraen a menudo metales de incalculable valor.
*Artículo realizado por Ruth M. Lerga
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Comentarios (19)
cecilia
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Mara Oliver
Un abrazo.
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rociodc
que interesante saber esto y que salga de puño y letra de una persona de la epoca, me ha echo mucha ilusion ¡como me gustaria tener un tesoro asi! gracias por compartirlo Ruth. Besos.
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Lolailo
"El genuino y desinteresado amor nunca está verdaderamente establecido y confirmado hasta que no ha sufrido la penosa prueba de una adversidad o decepción. Cuando ha acaecido esta y se ha superado, entonces sí alcanza su mayor cualidad.
El amor se ríe de cada impedimento y se alimenta de obstáculos que parecen casi insuperables."
Me oparece genial y aprovecho para dar mi enhorabuena a Ruth
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Ruth M. Lerga
Como ya hablamos en el encuentro que hicimos en septiembre, lo lógico es que entre nosotras nos echemos un cable y nos contemos cualquier cosa que vayamos descubriendo sobre la época. Así crecemos todas.
Besos, y me encantan los dibujitos que os habéis montado. Son geniales.
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Katon
Qué envidia me das que tengas un ejemplar, me va a tocar un viaje a Londres para hacerme con uno.
Lo que dice de los hombres se puede traspasar a cualquier momento. Y esas pautas para las jóvenes son el mejor reflejo de la época. Muchos detalles del cortejo y de cómo funcionaban los matrimonios en la época victoriana los sabemos gracias a libros como éste.
Como siempre, Ruth, me ha encantado el artículo, además de ser muy interesante, se aprende mucho!!
PD: esta íntima del foro te perdona las licencias que te has tomado, jaja.
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Malory
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Aspasia24
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kalina
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Olalla
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anasy
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Sandrayruth
Gracias Ruth!!
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lysanter04
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Miryam
1. Los hombres habitualmente viven para gratificarse a sí mismos (igual que ahora).
2. Bajo la escoria de la apariencia exterior, se extraen a menudo metales de incalculable valor (una gran verdad que me ha hecho reir por la manera que está expresado).
Ilusionada espero la siguiente entrega.
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ELSA
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Mary Jo
me quedo con una frase "Ni las aguas pueden apagarlo, ni los ríos ahogarlo"
Estoy deseando leer los otros tres, sigue con tu inagotable sed de saber, y enseñanos a nosotras.
Un beso
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Ruth M. Lerga
¿Te convenció Marite con Norte y Sur?
Besitos mil para ti.
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Mary Jo
mil besos
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Aysha
Espero por el siguiente :)
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