Novelas románticas LGBT

El amor SIEMPRE es bueno; siempre es hermoso y digno de respeto. Más aún, incluso digno de alabanza. Es así porque, en una sociedad en la que parece que la mayoría anda más pendiente de encontrar la manera de hacer la puñeta al prójimo, y más centrado en resaltar aquello que nos separa de los demás que en cultivar lo que nos une, amar deja de ser un verbo para convertirse en un milagro infrecuente.

Por esto, y aprovechando que andamos en fechas para la celebración de la diversidad sexual y amatoria, hoy me dejo caer por aquí con uno de mis top-five. Aunque, en esta ocasión, se va a limitar a top-three y estará dedicado a novelas románticas de temática LGBT. O, simplemente, a historias en las que las parejas protagonistas son del mismo sexo. Sin etiquetas, que las personas no somos productos de supermercado.

¿Qué dices? ¿Me acompañas en este pequeño recorrido a través del arcoíris?

El chico de la última fila

Este es uno de esos títulos con mucho, pero mucho significado. Aunque, para descubrirlo, hay que dejar que Hugo y Dylan nos cuenten, en primera persona, la historia que los unió. El primero es un chico serio y muy formal, veterinario de profesión; el segundo… ¡Dylan es la bomba! Ese rockero adherido a una guitarra con el que muchas y muchos soñamos a los quince años. Puede… que incluso después de haber cumplido algunos más. Bueno, todos, menos Hugo, que no ve en el músico a un posible candidato al que dejar entrar en su corazón. Claro que eso es solo al inicio, cuando apenas lo acaba de conocer. Después… Pues después la cosa cambia mucho, como ya te podrás imaginar.

El chico de la última fila es una novela preciosa y, algo que a mí me gusta particularmente, tierna. Adoro a la gente que escribe con sensibilidad, me parece súper importante cuando hablamos de amor. Susanna Herrero, autora de esta historia, lo hace con creces. Además, aunque el libro de Hugo y Dylan forma parte de una serie, puede leerse de manera independiente.

Rojo, blanco y sangre azul

Si el anterior era un título con mucho significado, este otro es uno que se me atragantó. Mira que intenté memorizarlo, pero al final me planté en la librería confundiendo el orden de los colores y a la chica que me miró en el catálogo si tenía en sus estanterías algún ejemplar de esta novela. Soy disléxica, así que, aunque me he asegurado bien antes de escribirlo, es posible que, otra vez, haya vuelto a poner el rojo donde no es, el blanco donde no debía y el azul… Bueno, este sé que ocupa el último lugar por la asociación con la sangre.

Y es que en esta novela hay sus buenas dosis de sangre azul. Si no, que se lo digan a Alexander Claremont-Díaz (Alex), hijo de la Primera Ministra estadounidense y aspirante a seguir los pasos de su madre en la política. No es él quien aporta la raleza en esta historia, pero sí quien la sufre de primera mano. Concretamente, de la mano del príncipe Henry de Gales. Un joven con el que ha tenido algún que otro encontronazo. Aunque, el que al final desata el melodrama, es el que se produce en una boda real a la que ambos acuden en calidad de invitados. El altercado trasciende a la prensa y, en aras de evitar el conflicto internacional, tanto Alex como Henry se verán obligados a fingir una amistad que terminará siendo mucho más.

Esta historia, firmada por Casey McQuiston, es fresca, divertida, pero no superficial. Se hace amena al tiempo que te invita a reflexionar y plantearte muchas cosas. Además, se centra en un amor secreto y prohibido. Solo con eso, a mí ya me ganó. En materia de romance, ¡soy una sufridora!

¿Y si fuéramos nosotros?

Mucho más realista que el cuento de hadas tricolor es esta novela, obra conjunta de Becky Albertalli y Adam Silvera. Aunque con un pequeño espacio para creer en la magia, eso sí. O, mejor dicho, en el destino. Porque, ¿qué sería del romance sin la fe? Ambos van de la mano, yo estoy convencida de ello.

Arthur y Ben se encuentran, por pura casualidad, en una oficina de correos de Nueva York. Los dos se gustan, pero como son un poco tímidos no intercambian teléfonos ni ninguna otra información que les pueda servir para ponerse en contacto. Así, como si fueran los protagonistas de Serendípity, los dos comienzan a esperarse y buscarse. Porque una cosa es segura, si en una ciudad tan inmensa y repleta de gente, como lo es Nueva York, dos desconocidos cruzan sus caminos por segunda vez… Entonces, seguro que el destino les tiene reservado algo muy especial. ¿No crees?

Y hasta aquí he llegado con las recomendaciones de hoy. Ha sido una cosita cortita, como puedes ver.

Hacer esta lista me ha servido para darme cuenta de dos cosas.

• Primero, que no he leído muchas novelas románticas en las que los protagonistas no sean heterosexuales. Aunque siempre que escribo este tipo de entradas suelo hacer un top-five, en esta ocasión he debido quedarme en un mísero top-three.
• Segundo, en todas mis lecturas LGBT, las parejas protagonistas estaban formadas por hombres.

No sé si esto se deberá a las editoriales, o si inconscientemente habré sido yo quien

ha ido buscando estas características en mis lecturas. En cualquier caso, me parece maravilloso que la diversidad en tema de relaciones esté cada vez más presente en la vida, en general, y en particular, en la literatura romántica, que es lo que nos ocupa aquí.

Te cedo el testigo. Como siempre, ya sabes que tus comentarios y aportaciones son parte fundamental de este artículo. Así que, dime: ¿Has leído alguna de las novelas de esta lista? ¿Qué te parecieron? ¿Habrías incluido otras que a mí se me han pasado por alto? Y, por supuesto, si tienes recomendaciones, no dudes en dejarlas por aquí. Siempre viene bien aumentar la lista de futuras lecturas. 

¡Nos leemos!

Adriana Andivia

https://adriandivia.blogspot.com/