Hace unos días una lectora recomendaba en El rincón romántico Tirando del anzuelo, de Kristan Higgins, y varias chicas del grupo coincidimos en lo mucho que nos gusta esta autora. Estos días he estado dándole vueltas a la cuestión y he llegado a algunas conclusiones. A ver qué opináis.
Personalmente me encantan las historias humanas, en las que el factor romántico prima sobre todo lo demás. Y Higgins es una maestra a la hora de retratar personajes cotidianos y con los que podríamos identificarnos perfectamente. Sus mujeres son inteligentes e independientes, pero no son para nada perfectas: basta recordar a Maggie, la protagonista de Tirando del anzuelo y su falta de habilidad con los hombres, o a Jessica Dunn, la heroína de Por ti, lo que sea, y esa aparente dureza que esconde un corazón de oro. Además, sus peripecias y la forma de contarlas son tiernas y divertidísimas, y en más de una ocasión he terminado soltando una lagrimita o una carcajada.
En cuanto a los personajes masculinos, después de esta moda de multimillonarios con el ceño constantemente fruncido y una necesidad imperiosa de atarte a la pata de la cama, los protagonistas más de «andar por casa» son, al menos para mí, un soplo de aire fresco. Aunque puede que ahí me traicione una vez más la debilidad por el factor romántico: prefiero un roce hombro contra hombro de los protagonistas sentados en el escalón de una casa al atardecer que una escena de sexo salvaje (aunque también sean bienvenidas, je, je, je). No puedo evitar enamorarme un poco de héroes vulnerables como Sam Nickerson (Solo los locos se enamoran) o Tom Barlow (La pareja perfecta). Además, me gusta mucho que en las historias de Higgins no haya buenos y malos. Sí, Levi Cooper es el héroe indiscutible de Entre viñedos, pero Jeremy Lyon no es un villano, sino un buen amigo, un excelente profesional y una persona encantadora, que merece tanta felicidad como los propios protagonistas. Y, a veces, eso es lo que necesitamos en un libro: gente buena, dispuesta a ser ella misma, a vivir de la forma más honrada posible y a formar parte integral de una comunidad.
Esa es precisamente otra de las características de las novelas de Kristan Higgins. La honestidad y la total ausencia de afectación. No solo son novelas románticas; también son novelas de aprendizaje. Sus protagonistas recorren un camino de autoconocimiento y aceptación en el que cualquiera puede verse reflejado. Pero es que, además, no se queda ahí. Por ejemplo, si Christopher Booker, en The Seven Basic Plots presenta el paso de la pobreza a la riqueza como una de las historias básicas universales, Higgins va un paso más allá y, en Somebody to Love (¡no me puedo creer que no esté traducido!), Parker Welles sigue el camino inverso y deja de ser una triste princesa en un palacio para convertirse en una mujer feliz con una vida convencional. Y, por el camino, encuentra la inspiración, el amor y a sí misma.
Podríamos decir, además, que las novelas de Higgins son novelas de valores. Sus historias presentan un ideal de amor, amistad, pertenencia o familia que, a pesar de sonar muy tradicionales, siguen siendo atractivos para muchas lectoras.
Por último, y no sé si estaréis de acuerdo conmigo, algo que me encanta de sus libros es que siempre haya animales rondando. Collen (en Te esperaré solo a ti) tiene a Rufus, «un cruce de lebrel irlandés, que estaría encantado de pasarse horas mirándola embelesado», Chastity (en Solo un chico más) tiene a la imponente Buttercup («mezcla de gran danés, sabueso y mastín») y Grace (en Demasiado bueno para ser verdad) tiene al travieso y escatológico Angus (mejor no pongo ejemplos...). Dadme perros y me engancharé al libro, ¿qué le voy a hacer? Así soy yo.
Si eres fan de Robyn Carr o de Brenda Novak, te gustará Kristan Higgins. De acuerdo con la lista de obras que la autora tiene publicada en su página web (y que se puede descargar en pdf), aún me quedan cuatro libros para haber completado su bibliografía. Y sé que antes o después caerán. Me sería imposible hacer un ranking ordenándolos de mejores a peores, aunque guardo Entre viñedos en un lugar especial de mi corazoncito, porque fue el primero y porque la historia de Faith y Levi, que inaugura la serie de Blue Heron, lo tiene todo: gente buena (¡y buen vino!), segundas oportunidades, paisajes espectaculares, hombres duros de uniforme y, por supuesto, perritos.
Artículo realizado por Noemí J. Furquet.
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Comentarios (7)
teresa
espero que sigan traduciendo las novelas que nos faltan en castellano y todo lo que vaya escribiendo en el futuro.
reconozco que el exceso de sexo en algunas autoras ya no lo aguanto, es refrescante encontrar una autora que hace que te enganches sin dedicar mas de 3 o 4 lineas a ello.
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Mariví
Buenísimo artículo ,gracias
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Bertha
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Myr
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crishi
Seguiré vuestras recomendaciones.
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ELSA
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Susana M
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