Presentación online: Amanecer en Oregón, de Elizabeth Urian

Me preguntan que si me apetece charlar un ratito con las Urian... con Elisabeth, y se me pega una sonrisa en el rostro. ¿Qué habrán hecho estas dos ahora? Además de una novela, claro. Repaso en mi cabeza. Después de la saga de «Las Feas también los enamoran» se embarcaron en un «Viaje a Oregón» y dejaron un secundario que me encantó... ¿cómo se llamaba? Era... Era... Exprimo mi cabeza.

¡¡Derek!!

Decidme, por favor, que esta es la historia de Derek.

Amanecer en Oregón también es la historia de Faith...

¿Y de Derek el ranchero?

En realidad es una granja: La Double R.

¿Es él?

Es él.

Vale, pues os entrevisto. Contadme lo que os dé la gana.
Y suelto el teclado. Son las Urian, son buenas y son tremendas. Saben lo que hacen. Me fío. ¿He dicho TREMENDAS? ¡Esperad! Me lo he pensado mejor... Contadme quién viaja a Oregón y por qué, y después habladme un poco de Derek... Luego ya pensaré algo. Y ponedme voz melosa que voy a cerrar los ojos mientras oigo su nombre...

En la primera historia, Viaje a Oregón, Emma y Craig se dispusieron a realizar un viaje desde Chicago y Fort Riley (Kansas), respectivamente hasta Albany, en el valle de Willamette. Derek era un personaje secundario, por lo que ambos libros pueden leerse de forma independiente.

En este, es Faith quien viaja hasta Oregón desde San Francisco o, mejor dicho, huye, llevando con ella una carga, tanto en sentido literal como figurado. Derek es un sencillo granjero para el que la Double R lo es todo. Ama cada palmo de tierra que lo rodea y a la gente que vive en ella.

La diferencia entre ellos radica en que Derek ama su vida tal y como es y que no la cambiaría por nada, mientras que, al principio, Faith tiene unas aspiraciones nada realistas que terminan por explotarle en la cara.

Cuando Derek la encuentra, Faith no está, por decirlo de alguna manera, en su mejor momento y él le tiende la mano.

A partir de ahí nace una relación tierna y pausada enmarcada por los secundarios y un escenario típico del Oregón rural.

¿Qué más queréis contarme? Porque me gusta saber del carácter de ella y de él, soy lectora de protagonistas, la relación que tienen (explosiva, tierna, química etc).

¿Qué podemos contar de Faith? Pues que es una mujer que ocupa un escalafón social bajo y cuya vida consiste en obedecer, cumplir órdenes y servir. En cierto modo es inocente, pues durante un tiempo se permite soñar con más, pero la realidad se impone y termina dándose de bruces contra el suelo. En Oregón descubre que las personas buenas existen y que puede volver a empezar, si bien hay secretos que no pueden guardarse para siempre.

Derek no es el típico vaquero/granjero por el que las mujeres se derriten. Carece de atractivo físico y en ese sentido es un poco solitario. Incluso un tanto torpe en los cortejos. Se trata solo de un hombre honesto y de buen corazón, que cree en el trabajo duro, en vivir de la tierra, que confía en los que le rodean y que da sin esperar nada a cambio. La aparición de Faith le hará desear más de lo que jamás hubiera creído y entre ellos nacerá una relación cargada de complicidad que desembocará en amor.

Hay nuevos secundarios, ¿habrá más novelas del oeste?

Sí, los hay. La Double R ofrece variedad. Sin embargo, hay dos por los que sentíamos una debilidad especial: January y Moth, una joven negra y un chico chino. A Moth se le coge cariño porque se habla bastante de él en las dos novelas. La única diferencia entre ellos es que de January revelamos menos. Mientras escribíamos pensamos que una relación entre ellos sería todo un reto y esbozamos lo que sería su historia, pero algo más para nosotras que como una novela romántica publicable.

Así pues, nuestras mentes ya habían cerrado la serie Oregón con las dos novelas, hasta que una lectora nos preguntó si haríamos la historia de Moth. Le contestamos que no estaba planeado, pero que teníamos interés en saber cómo se le había ocurrido (la verdad es que la lectora estaba entusiasmada por saber más). Después llegaron compañeras que nos dijeron lo mismo (Ascen Núñez, Nieves Hidalgo y Beatriz Manrique, gracias) y nos sorprendió de nuevo. De hecho, les dijimos si no les parecía que una relación con un amor "tan" interracial en histórica podía gustar (a nosotras sí, pero ser las creadoras tiene esas cosas). Como debéis suponer, las tres insistieron con argumentos sentimentales y racionales; incluso con datos en cuanto a coherencia histórica.

De verdad, no imaginábamos que Moth gustaría tanto como para pedir su historia, pero las cosas son como son y al final los deseos se hacen realidad, así que, más tarde o más pronto... (Y lo dejamos ahí, que al final vas a saber tanto o más que nosotras).

¿Queréis hablar de las famosas cuatro manos?, ¿contar alguna anécdota divertida si la hay?, ¿o estáis hartas de la preguntita de marras? Es que a mí me encanta que me expliquéis cómo podéis aclararos entre las dos para escribir una novela sin mataros ni volveros completamente locas...

Teniendo en cuenta que fuiste tú quién lo preguntó por primera vez, no nos harta volver a hablar de la escritura a cuatro manos (quizás os aburráis antes tú y las lectoras). De hecho, en esta serie ha pasado una cosa curiosa: escribimos los dos libros a la vez (acabamos de imaginarnos tu cara de estupefacción), dándole a la palabra «malabarismos» un pleno significado. ¿Y cómo lo hicimos? Alguien se preguntará. Obviamente, como en las buenas recetas, nos reservamos algún que otro ingrediente, digo, detalle secreto. Cada ciertas páginas íbamos cambiando, no solo de manuscrito, sino también de personajes. No fue fácil, pero tampoco tan complicado como pueda parecer. Eso sí, para poder hacerlo tuvimos que tener una interiorización de todos los detalles asombrosa. Creemos que aquí, nuestra compenetración fue, si no absoluta, sí rozando la perfección.

Estupefacta es poco. ¿Y anécdota, curiosidad, ya que estáis generosas?

No es tan propia de esta serie y sí de las novelas que escribimos en general.

No hace tanto que lo comentamos por ahí y es algo que nos resulta curioso; y es cuando las lectoras que leen alguna de nuestras novelas en las que hay dos protagonistas (incluso si son chicos), que parecen identificarlos con nosotras. De hecho, están convencidas de ello y nos preguntan quién es quién.

La verdad es que nos resulta tan asombroso como divertido, ya que nunca hemos creado un personaje basándonos en nuestras respectivas formas de ser o caracteres. Aquí prima el dicho de «todo parecido con la realidad es pura coincidencia».

¿Qué hay de la ambientación? ¿Habrá más novelas en Oregón? ¿Por qué el Oeste americano? (Lindsey sacó una no hace tanto).

Ruth, ambas empezamos a leer novela romántica desde muy jóvenes (una con catorce años). Al principio estaban ambientadas en Inglaterra, llenas de condes y temporadas sociales, pero no tardaron mucho en llegar historias del Oeste o de pueblecitos rurales de Estados Unidos. Nos encantaban los ranchos de ganado, las bodas por encargo y que los protagonistas no fueran ricos y opulentos, sino gente sencilla con vidas más duras. Hablamos de escritoras como Sandra Brown, Elizabeth Lowell, Diana Palmer, Johanna Lindsey, Mary Burton, Rebecca Brandewyne; incluso Leigh Greenwood.

No recordamos exactamente cómo surgió la idea de Oregón, ya que fue hace bastante. En principio, nuestra intención era hacer las dos historias juntas, en un mismo libro, pero había tanto que contar que decidimos que cada pareja protagonista tuviera la suya propia.

Una granja. Un contexto bonito y perfecto. Pero ¿qué sabíamos nosotras del día a día en una granja del siglo XIX? ¿Qué herramientas usaban o qué comían? ¿Si los protagonistas sembraban maíz en el mes de febrero alguien se daría cuenta? Eran preguntas que nos inquietaban, porque solo contábamos con la poca información que habíamos retenido de nuestras lecturas.

Y ahí empezó el trabajo de documentación.

Comenzamos elaborando un calendario del agricultor sobre la siembra y la cosecha de cereales y vegetales. Mes a mes, sabíamos a la perfección cuándo la fruta estaba madura y cuándo era el momento ideal para hacer conservas. Buscamos mapas de Albany de esa época, horarios y recorridos de los trenes, libros antiguos de recetas, videos donde se enseñaba cómo se esquilaban ovejas, los tipos de ganado, incluso llegamos a dibujar un plano de la granja (la casa, los establos, corrales,...) con fotos de cada parte y utensilios.

Es imposible reflejar en el libro todo lo que llegamos a descubrir. Sin embargo, a nosotras nos sirvió muchísimo, pues mientras escribíamos prácticamente estábamos mimetizadas con el ambiente de la granja. Lo vivíamos.

Como siempre, ha sido un placer charlar un ratito con vosotras. ¡Gracias!

Entrevista realizada por Ruth M. Lerga.