¡Hola, Patricia! Gracias por acceder a responder esta entrevista y felicidades por la publicación de tu nueva novela.
Este mes sale a la venta El último mejor lugar. ¿Qué nos puedes contar sobre esta historia?
Os cuento tres cositas importantes que creo que ayudarán a situar la historia en contexto tanto a nuevas lectoras como a las que ya me conocen.
La primera es acerca de cómo nació la novela.
Siempre digo que no creo en la inspiración (¡creo en el trabajo y en la determinación de pegar el trasero a la silla cada día y poner palabras sobre un papel!) y veréis que el nacimiento de esta historia corrobora que es así.
Escribí El último mejor lugar porque las fans de la serie Sintonías me lo pidieron. Querían saber más de Patty y de su incipiente relación con el segundo capataz del Rancho Brady, más de todos los Brady, y yo me convertí en Aladino y les concedí el deseo. ¡Complacer a mis lectoras, eso sí que me inspira! ;)
Troy, el protagonista, apareció por primera vez en la última entrega de la serie (Simplemente perfecto). Patty, la protagonista, es vieja conocida de las fans de la serie, ya que apareció con tan solo quince años en la segunda entrega (Primer amor).
Y hoy, gracias al apoyo de las lectoras, a sus peticiones, a su insistencia, estos dos entrañables personajes ya tienen su propia historia. Una con este argumento tan atractivo:
Patricia Jones desearía poder volver el tiempo atrás y corregir el pasado. Por desgracia, eso no es posible y el daño ya está hecho.
Tras dieciséis años dando tumbos de casa de acogida en casa de acogida, llegar al Rancho Brady supuso un giro transcendental en su existencia. Vivir rodeada de personas que la quieren y desean ayudarla lo cambió todo, y muy pronto aquel rincón de Arkansas se convirtió en el mejor lugar del mundo para ella. Allí recuperó su autoestima, supo lo que significa formar parte de una verdadera familia y aprendió a sentirse libre, segura...
Y allí conoció a Troy Donahue, un ex-jinete de rodeos del que se enamoró locamente y junto a quien fue feliz hasta que un estúpido error dio al traste con todo.
Ahora, a punto de acabar la universidad, Patricia cuenta los días que quedan para regresar al paraíso, al Rancho Brady. Y no solo por poder estar al fin con los suyos, sino por Troy. Viene decidida a arreglar las cosas con él, a recuperar un futuro juntos con el que no ha dejado de soñar a pesar del tiempo y la distancia.
Pero al llegar, descubre que la vida de Troy también ha dado un giro trascendental...
El último mejor lugar, la esperada historia de Patty y Troy. (Simplemente perfecto). "
El segundo dato importante es que El último mejor lugar es un título independiente, no pertenece a ninguna serie. Esto quiere decir que no es necesario haber leído Sintonías para disfrutar de esta nueva historia. Lo que me lleva al tercer dato importante.
La razón de que El último mejor lugar sea un título independiente y qué tengo pensado para ella.
Sintonías está cerrada. Su última entrega (Simplemente perfecto) se ocupó de ello y, de hecho, la propia sinopsis lo dice claramente. Como lectora me gusta saber a qué atenerme cuando comienzo una serie y no me va nada esa moda de estirarlas indefinidamente, así que como autora me aplico el cuento.
Esto no implica que no pueda traer a los Brady a esta nueva historia. Forman parte de la vida de Patty y están muy presentes en El último mejor lugar. Muchísimo.
Por supuesto, tampoco implica que no pueda recuperar personajes de cualquiera de mis series y darles su propia historia. Incluso, "usarlos" como un vehículo para introducir a las lectoras en un nuevo mundo de ficción. Es exactamente lo que harán Patty y Troy en El último mejor lugar.
Y os aseguro que se trata de un nuevo mundo de ficción que os va a cautivar... ;)
¿Cómo describirías a Troy?
Troy Donahue tiene 36 años. Es un tipo leal, eficiente y de pocas palabras que conoció las mieles del éxito como jinete de rodeo y también el amargo sabor de la traición y el desamor.
Cuando llegó al rancho Brady, se había quedado a dos velas gracias a un mal matrimonio y a un peor divorcio del que a pesar de haber transcurrido entonces ya seis años, aún no se había recuperado del todo.
Pero allí conoce a Patty y todo cambia. Se enamora de ella hasta el punto de arriesgarse a mantener una relación con alguien tan joven, encima, casi "hija adoptiva" de su jefe, y no una relación cualquiera, sino una a la distancia, ya que la muchacha pronto se marcha a la otra punta del estado, a estudiar en la universidad.
Es un personaje que estoy segura que enamorará a las lectoras. Si más abajo digo de Patty que es una gran guerrera, Troy es el SEAL dispuesto a atravesar las mismísimas puertas del infierno para rescatarla de sus propios demonios.
¿Y a Patty?
Cuando comienza El último mejor lugar, Patricia Jones tiene 23 años y está a punto de empezar el último año de Veterinaria. Llegó al Rancho Brady como niña de acogida, siendo una quinceañera, a cargo del mayor de los hermanos, Mark. Con un pasado durísimo a sus espaldas y dueña de un carácter violento y un mal genio que no favorecía su inserción en las nuevas familias que la acogían, el rancho era su última alternativa de no dar con los huesos en un orfanato.
Patty no esperaba nada de los Brady, si acaso más rechazo y más abandono. Desde luego, nunca imaginó que entre esa gente hallaría su lugar en el mundo, que Mark Brady, un treintañero de ideas claras y pocas palabras, lograría redimir el concepto de padre a sus ojos. Mucho menos aún, que allí conocería al amor de su vida encarnado en el segundo capataz del Rancho Brady, un ex jinete de rodeos trece años mayor, con quien inició una relación poco antes de marcharse a la universidad. Quinientos kilómetros tampoco eran tantos para dos personas enamoradas y después de todo, en la era de internet mantener la comunicación no es un problema. ¿O sí?
Pero nada ha sido fácil en la vida de Patty y, como no podía ser de otra manera, esto tampoco...
Siempre he creído en el poder transformador del amor y su principal manifestación; la compasión. Pero, a veces, las heridas son demasiado profundas y el proceso toma tiempo. Como en las adicciones, la batalla contra el miedo es una que se libra día a día y justamente de eso habla El último mejor lugar: de personas que no se rinden y de una gran guerrera, Patricia Jones.
Apasionado, dulce, sensual... ¿Cómo es el amor entre Troy y Patty?
Diría que es un amor muy cómplice. Su relación es especial, con muchas explosiones de todo tipo: de risa, de enfado, de pasión...
Ella es un ser muy herido que no sabe manejarse con la ternura, especialmente si viene de un hombre, por lo que sus reacciones son o bien de marcar la distancia o, directamente, violentas. Y él, que la adora y sabe que no soportaría su rechazo, se lanza a la aventura de atravesar la muralla tras la que Patty lleva oculta, protegiéndose, toda la vida, armado de una gran cautela y toneladas de dulzura. Es demoledoramente tierno y cuando acaba no deja piedra sobre piedra ;)
¿Qué me dirías para convencerme de comprar El último mejor lugar?
¿Y si os lo muestro en vez de decirlo? ¿Qué tal si os regalo un fragmento?
"...Era el primer día del nuevo año y el último de Patty en Camden y, al igual que había sucedido con los días anteriores, este también estaba programado al minuto para aprovecharlo al máximo. El siguiente plan del día tendría lugar en casa de Troy, así que Patty se puso su parka salió de casa. Estaba vacía a aquellas horas, ya que toda la familia continuaba reunida en casa de John y Eileen, como todos los domingos. Pronto volvió sobre sus pasos a recoger los tres táper con restos de la opípara cena que Eileen había regalado a la familia la noche de fin de año y reanudó el camino acompañada por Snow. El animal miraba con más interés del recomendable los contenedores de plástico transparente cubiertos por tapas de distintos colores que su ama llevaba en las manos. Era un hermoso macho de raza Husky, con todo el pelo blanco como la nieve, que había recibido como regalo de Mark la Navidad de 2005, su primera navidad en el rancho.
—Ni lo sueñes, que luego te da diarrea. Como mucho, catarás un trozo de carne —anunció Patty. Rio cuando la mascota aceptó de buen grado el ofrecimiento con un aullido.
Al oír el característico sonido de una bocina que emulaba el mugido de una vaca, Patty volvió el rostro para mirar al ex jinete con una sonrisa casual, como si fuera totalmente inmune a los evidentes encantos del hombre en quien sus ojos se regodeaban sin pudor.
—¿Te llevo a alguna parte, preciosa? —flirteó Troy con tan poco pudor como ella. Patty echó una mirada desconfiada a la furgoneta del año de la pera. Cada vez que él pasaba acelerando, metiendo tantísimo ruido con aquel engendro, intentando acaparar miradas, una parte de ella temía que en cuestión de segundos, las fijaciones cedieran por la vibración y partes de la chapa salieran volando en todas direcciones. No podía evitarlo.
—Mmmm, mejor déjalo. Creo que voy más segura a pie.
—Qué dices. A mi furgo no le pasa nada, desconfiada. No será tan cool como la tuya, pero tiene su encanto.
Boy, su perro, que iba sentado en el asiento del copiloto pareció corroborar las palabras de su amo con un ladrido.
Encanto, ya.
—A un vehículo que no tiene suspensión, ni casi frenos, ni calefacción, ni asientos decentes no se le llama "encanto", Troy. Se le llama "patata". Aquí y en Narnia.
Para entonces, Patty había entrado en la pequeña selva que Troy tenía por jardín, seguida de él, que había aparcado su patata a pocos metros, mientras sus respectivos perros ensayaban carreras juguetonas por los alrededores. A veces pasaban a su lado tan cerca que parecían a punto de chocar.
—Pues que sepas que esa patata tiene una lista muy larga de interesados —Troy metió la llave en la cerradura y volvió la cara para mirar con picardía a su chica, que estaba apoyada contra la pared, a su lado—. Y el piloto también.
Casi dos metros de hombre, con unos ojos que a veces eran color avellana y otras verde y una sonrisa que quitaba el hipo. Que la lista de interesadas por el piloto era larga, no tenía la menor duda. Empezando por ella, claro. Sobre la patata, no. ¿Quién iba a querer esa carraca del año del catapum?
Él abrió la puerta y la dejó pasar primero. Ninguno apartó la mirada del otro ni dejó de sonreír.
—Ya será menos, vaquero —dijo ella. Siguió camino hasta la cocina donde guardó los táper en la nevera como si tal cosa, a pesar de saber perfectamente que no estaba sola. Él la había seguido, por supuesto. Y ahora, apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, la miraba con aquella sonrisa seductora que a Patty le llenaba el vientre de mariposas.
—Es lo que es, nena. Y me lo has dicho tú. Esta mañana me has dicho "eres el mejor".
Tercera alusión indirecta al tema "carantoña", pensó Patty. Las dos anteriores las había desviado, muy hábilmente, por cierto, y eso, exactamente, era lo que pensaba hacer ahora.
Lo miró con su sonrisa casual.
—¿Y tú haces caso a todo lo que te dicen? Es un tanto ingenuo de tu parte, ¿no crees?
Troy se echó a reír. Menudo farol.
Abandonó el marco y se aproximó a su chica con las manos en los bolsillos de los vaqueros.
—¿Viniendo de ti? Puedes apostar tu precioso culito a que sí. Lo que tú me dices va a misa —Patty bajó la cabeza sin dejar de sonreír. De tanto en tanto lo miraba de reojo mientras él continuaba hablando—. Y además, había público. Y qué público, guapa. Me tomaste la cara y me besaste delante de tu padre y de tu abuelo. Por supuesto que me lo creo.
—Mark no es mi padre ni John es mi abuelo —fue la respuesta de Patty.
Él avanzó un poco más. Despacio, con tino. Dándole margen para ver cuáles eran sus señales físicas. Las distancias cortas no eran un terreno fácil con ella. Era arisca, reacia al contacto. Especialmente si venía de un hombre. Nunca hablaba de su pasado durmiendo en las calles, ni de su infancia junto a un progenitor proclive al alcohol y a los castigos corporales, pero las secuelas estaban allí, a la vista.
—Significan mucho más para ti que si fueras de su misma sangre. —Sonrió—. Y tú lo sabes. Me besaste delante de las dos personas que más veneras en el mundo. Claro que soy el mejor. Soy buenísimo.
Ambos rieron durante unos instantes, pero Troy era muy consciente de cómo bailaba su corazón en el pecho. Estaban manteniendo esa clase de conversación, esa que él necesitaba más que el aire. Además, el lenguaje corporal de Patty continuaba siendo receptivo a su acortamiento de la distancia. La sensación de estar a un suspiro de besarla, de rodearla con sus brazos y hablar en susurros de sentimientos, de estar juntos, era tan real...
Pero en una confirmación más de que junto a ella había que esperar lo inesperado, Patty se apartó. Volvió a abrir la nevera, sacó dos botellines de cerveza, uno de los cuales le entregó a él. A continuación, pasó a su lado en dirección al salón al tiempo que decía:
—Me pregunto por qué los tíos sois tan noveleros. Fue un casto besito en la mejilla, como los que te da Dean cada vez que te tiene a tiro, no un beso beso. Y además, ¿qué si te hubiera besado? ¿Qué tendría de "¡¡ohhhhh, me ha besado!!? —Lo miró de reojo, burlona y seductora al mismo tiempo—. Que sepas que hay una lista muuuuy larga de hombres a los que he besado.
"Pero ninguno te importaba para nada y yo sí te importo", pensó él. Sin embargo, no lo dijo. Se dejó caer en el sofá a su lado y le dio un buen sorbo a su cerveza. Su rostro continuó mostrando que estaba disfrutando del momento tanto como ella. Porque, en el fondo, sabía que estaba derribando sus murallas. Y sabía que ella también lo sabía.
—Sí que fue casto —admitió él. Otra sonrisa ladeada que Patty no pudo más que contemplar extasiada—. Ahora estamos solos... Así que no tiene por qué ser casto... Puede ser supercaliente, de esos de película. —La miró sonriente—. ¿Qué te parece, te apuntas?
Ganas no le faltaban, desde luego. Lo besaría hasta hartarse y como eso jamás sucedería, en cincuenta años continuaría devorando aquellos labios de terciopelo, tan hambrienta como el primer día. Pero eran tantas las cosas que quería hacer junto a él y tan poco el tiempo de que disponían... Las dos semanas de vacaciones de Navidad habían pasado volando. Por la mañana, pondría rumbo a Fayetteville otra vez. A la misma rutina de universidad por la mañana y trabajo por la tarde. A tener a Troy a cuentagotas, a través de mensajes de texto y ratos minúsculos de charla nocturna antes de que los dos se fueran a dormir. Solos. Separados por casi quinientos kilómetros. Y así un día y otro, y otro más... Esperando la próxima ocasión de estar juntos, de perderse en sus preciosos ojos que a veces eran pardos y otros, como ahora, de un increíble verde oliva, de hacer el amor con él, de sentirlo muy dentro.
—Tenemos un plan, ¿recuerdas? Si empezamos a morrearnos (1) tan pronto, acabaremos como acabamos siempre.
Troy movió las cejas sensualmente sin perder la sonrisa.
—¿Y qué tiene de malo acabar como siempre? Nos lo montamos de miedo.
Exacto. Se lo montaban tan de miedo que escasamente lograban hacer otra cosa más que "montar". Cosas normales y necesarias como comer o dormir o pasear pasaban de ser normales a suceder a salto de mata... Volver a estar juntos, físicamente, después de tanto tiempo separados era, de por sí, puro vértigo. Que el sexo que compartían fuera tan bueno, los transformaba en una especie de adictos, aprovechando cualquier rincón a cubierto de miradas curiosas, buscando la oportunidad de volver a fundirse en un abrazo y darle gusto al cuerpo. Y cuanto más se tenían, más necesitaban volver a tenerse en un bucle sin fin. Pero no solo se trataba de sexo.
Patty no respondió. Continuó mirándolo sin decir nada, lo que constituyó suficiente respuesta para Troy. Él sonrió, se puso de pie y tomó la mano de su chica.
—Vale, entonces, sigamos con el plan del día. Venga, perezosa, a cocinar —dijo animado, al tiempo que la ayudaba a ponerse de pie.
Troy enfiló para la cocina llevándose a Patty consigo. Pensó con resignación que estaba claro que tendría que ponerse el delantal de cocinero y hacer los deberes antes de poder disfrutar del postre.
Fue entonces, cuando la sonrisa retornó a la cara femenina. La verdad fuera dicha, le encantaban los modos de Troy. Era impuntual, desordenado y un adicto al trabajo, trabajo con el que Patty solía sentirse en una competencia eterna, lo cual la enfadaba muchísimo. Pero cuando al fin podían estar juntos y disfrutar de tiempo libre, él le demostraba una y otra vez que dominaba cada día mejor el arte de manejarse con ella. Era muy hábil. Y eso era algo que Patty valoraba en un hombre. Algo que la seducía hasta extremos insospechados.
"¿Ves?", pensó ella, "ahora sí que te daría un beso de película"..."
_____
(1) Morrear: (coloquial, vulgar) besar en la boca de forma insistente o prolongada
¿Qué emociones te gustaría despertar en los lectores tras terminarla de leer?
Ah, esto no tengo que pensarlo ;)
Ilusión, sin ninguna duda. No hay mayor poder transformador que el del amor y verlo en acción es... ¡una maravilla! A mí me inspira y me ilusiona, creo que es una de las razones por las que escribo este género y no otro, y me encantaría que cuando acaben El último mejor lugar, las lectoras se sintieran así; a tope de ilusión y con la sensación de haber sido testigos de un GRAN amor.
Y por supuesto, también espero despertar su curiosidad acerca del nuevo mundo de ficción que presento en la novela. Es realmente un escenario mágico, con personajes muy, muy especiales.
Y para finalizar, un poquito de cotilleo... ¿Algún otro proyecto nuevo a la vista?
¡Sí, cómo no! Hay dos nuevas series en perspectiva, pero lo próximo en parrilla de salida pertenece a la Serie Moteros. Y hasta aquí puedo leer ;)
Gracias por todo, Patricia. Te deseamos todo el éxito que te mereces con El último mejor lugar. Un abrazo.
¡Gracias a vosotras, chicas, por cederme el micro otra vez y permitirme compartir un rato con las lectoras y visitantes de El Rincón de la Novela Romántica!
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Comentarios (35)
Archiduquesa
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Yolandagq
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macu
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MARIAN
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María Arca
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Patufet
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ANA MARIA GARCIA
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Nuria María
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Maria Jesus Valls Lopez
Todos tus libros al finalizarlos nos dejan con toneladas de ilusión y, también hay que decirlo, con un poquito de envidia de los protagonistas por su maravilloso amor. Patty y Troy son dos de tus protagonistas más torturados y especiales de la serie Sintonías ... Gracias por obrar magia en nuestros corazones de lectoras. Un beso
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Rocío
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Concha
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Mary Helen
Me encanta la portada, su historia de amor y estoy enamorada de Troy
Besossss
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Mª Carmen Ramírez León
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Anabel
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ELSA
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Pepa Alcaraz
Me ha llamado la atención los personajes y, me apetece la historia, así que el hecho de que sea independiente me ha provocado un suspiro. A ver si me animo con él
Un besote
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Carmen
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cheti an
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Eva
Gracias Patricia
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Yolanda
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Paqui
Creo que la leeré sin falta.
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Amada Martinez Moreno
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Pepi
En cuanto a los nuevos proyectos estoy segura me encantará.
Felicidades! !
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Vero
Un libro genial como todos los de Patri :D
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Lectora2000
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Sonia Felipe
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Fina
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mariem
Me encanta el mensaje que da de no rendirse nunca ante las adversativas y puedo ver a una Patty dulce que ha crecido a la par de guerrera.
Siendo sincera me choca un poco oír diciendo a Troy la palabra "cool" y fanguirleo mucho cuando nuestra protagonista menciona Narnia jajajaja
Últimamente no había leído un estilo tan desenfadado a la hora de narrar la historia, me ha sorprendido un poco al principio, pero a la vez te hace sentir como si estuvieras reviviendo una historia que ya viví y ha conseguido que sienta que formo parte de esta historia por un momento o como si una amiga me la estuviera contando.
pd: creo que todas queremos un precioso que nos ofrezca su furgoneta del año de la pera
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Rociodc
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alimac
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Ana
Estupenda presentación, Patricia, me ha encantado. Suerte con la novela y esperando ansiosa más noticias sobre ese nuevo proyecto.. ¡¡¡aíns, mís moteros!!!
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Luciago
La serie Sintonías la tengo entera, pero aún no la he empezado, cosa que espero hacer pronto, ya que soy una enamorada de la narrativa de Patricia.
Esta historia parece maravillosa y también la leeré.
Muchas gracias por la presentación y el fragmento.
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Alba
Me ha encantado que nos hayas regalado un fragmento, Patricia. Además deja entrever que tienes mucho tino con la evolución de los personajes y de su relación. Que la novela tendrá el ritmo que los personajes necesitan y será una lectura sincera y apasionante, que no se ha forzado el ritmo. ¡Y eso es un santo grial!
Me ha resultado super atractivo el estilo desenfadado y natural del fragmento, y por supuesto el bagaje de los personajes. Acompañar a unos protagonistas tan profundos en un romance tristemente no ocurre todos los días y se agradece mucho, creo que van a ser grandes ingredientes para un gran amor de los de verdad, de los que se clavan. Me parece muy realista la premisa de que para escribir un gran amor, la relación se enfrente a un gran bache, de lo que solo puede destrozarse o resurgir más fuerte, maduro y profundo.
¿Qué puedo decir? Me has clavado el anzuelo con “Como en las adicciones, la batalla contra el miedo es una que se libra día a día”.
Te mando todo el éxito del mundo con tu nueva novela, Patricia! (:
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Roxana
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Cynthia HJ
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