La era eduardiana (1901-1910) supuso importantes cambios para las mujeres. Estas se hicieron oír mediante el movimiento sufragista. Por aquel entonces fueron muchas las féminas que estaban empezando a encontrar empleo y una educación mejor. Había incluso doctoras o abogadas, si bien es cierto que muchas universidades se negaban a concederles el título o el derecho a ejercer. Las mujeres de la clase media se rebelaban contra sus padres y exigían el mismo trato que recibían los chicos. Las jóvenes que pertenecían a la clase alta o la aristocracia eran más conservadoras, aunque también pedían más independencia o mayor libertad. Sin embargo, las que quedaban más desprotegidas sin el derecho al voto eran las mujeres solteras de la clase trabajadora, pues el gobierno hacía oídos sordos a su condición. Las que trabajaban fuera de casa solían constituir mano de obra explotada, y las que entraban a formar parte del servicio soportaban interminables horas de trabajo y ausencia de vida privada. A muchas de estas mujeres trabajadoras se les negaba un salario digno y se veían obligadas a malvivir en condiciones miserables.
La razón por la que se les negaba el derecho al voto a las mujeres parece ridícula vista desde nuestra perspectiva actual. Muchos hombres pensaban que las mujeres eran demasiado irracionales para tomar decisiones importantes. Temían que se convirtieran en la mayoría de votantes y que al dejarse guiar por sus emociones, cambiaran las políticas, sobre todo en lo referente a asuntos morales y sexuales, y establecieran unos estándares más elevados. También se creían que las mujeres perderían su encanto y los hombres su control sobre ellas. A ellas se les permitía votar en las elecciones municipales y se creía que con ello era suficiente, ya que los gobiernos locales se encargaban de aspectos sociales, que se contaban entre las obligaciones de las mujeres. El gobierno nacional, en cambio, bregaba con asuntos de mayor envergadura, como la defensa del reino, algo que no era de la incumbencia de las mujeres.
También hubo muchas mujeres que se opusieron al sufragio. La Liga Nacional Contra el Sufragio Femenino fue un grupo antisufragista, formado en su mayoría por mujeres, que se creó para evitar la aceptación de esta reforma. Estas mujeres creían firmemente que los hombres estaban mejor dotados para tomar decisiones y que ellas ya tenían bastante con el trabajo que implicaba ocuparse de una casa. Opinaban que las mujeres podían influir en sus maridos para que estos tomaran la decisión correcta a la hora de votar. A la mismísima reina Victoria le horrorizaba la idea del sufragio femenino y en 1870 instó a sus súbditos para que contuvieran el «soberano y vil despropósitos de los "Derechos de las Mujeres"».
En Estados Unidos muchas mujeres formaban parte del movimiento antialcohólico, por lo que se temía que estas pudieran llevar a la aprobación de la Ley Seca. Irónicamente, dicha ley se aprobó antes de que las mujeres tuvieran derecho a voto.
En Gran Bretaña, las sufragistas realmente se encadenaron a las verjas, interrumpían reuniones de cariz político, arrojaban piedras y adoquines a los automóviles y rompían ventanas. Años después, sus acciones se radicalizaron y pasaron a quemar y destruir obras de arte. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si sus tácticas combativas tuvieron algún peso en la decisión final de conceder el voto a las mujeres; más bien se cree que fue su participación en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) lo que en realidad inclinó la balanza a su favor. El hecho de que las mujeres asumieran las funciones que los hombres abandonaron para ir a la guerra fue lo que hizo que dejaran de ser vistas como «mitad ángeles, mitad idiotas» como declaró el famoso político partidario del sufragismo, Keir Hardie.
Las mujeres británicas empezaron a exigir el derecho al voto el 1865 y les fue finalmente concedido en 1918, aunque solo a aquellas mayores de treinta años. En 1928, se equiparon los derechos de las mujeres con los de los hombres, cuya edad para votar estaba en los veintiuno.
En Estados Unidos, la lucha fue igual de intensa, si bien las sufragistas no eran tan combativas como las de Gran Bretaña. Sus peticiones empezaron en 1848. Elizabeth Cady Staton, Lucrecia Mott, Lucy Stone, Susan B. Anthony, Lucy Burns y Alice Paul fueron algunas de las valientes guerreras que lucharon por conseguir el derecho al voto para las mujeres. Alice Paul y Lucy Burns se trasladaron a estudiar a Inglaterra, donde se unieron a WSPU (Women's Social and Political Union). Paul fue alimentada por la fuerza en Inglaterra en 1909 después de declararse en huelga de hambre. El horror de la alimentación forzosa estuvo vigente hasta 1913 y fue una práctica muy extendida para intentar disuadir a las mujeres de protestar mediante la huelga de hambre. Dado que tanto los periódicos como la opinión pública se alzaron contra esta táctica, las huelgas de hambre se convirtieron en un vehículo de protesta muy efectivo para las sufragistas.
Wyoming fue el primer estado en reconocer el sufragio femenino en 1869. En 1920 el presidente Woodrow Wilson firmó la decimonovena Enmienda, que prohíbe a los órganos de gobierno estatales y federales privar a un ciudadano de su derecho al voto en función de su sexo.
Las mujeres de hoy en día somos afortunadas de que todas estas almas valientes lucharan para que nosotras pudiéramos votar. El derecho a voto es un regalo que debemos valorar y que no debemos ignorar bajo ninguna circunstancia. El espíritu de los cientos de mujeres que sacrificaron su existencia pacífica por las mujeres del futuro siempre debería acompañarnos a la cabina electoral.
*Este artículo está extraído íntegramente de las «Notas de autora» incluidas en la novela de Sharon Biggs Waller, Por amor al arte, magnífica historia publicada este mes de septiembre por la editorial Libros de Seda, a quienes agradecemos profundamente que nos hayan autorizado a difundirla pasando a formar parte de uno de nuestros artículos «¿Sabías que...?».
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Comentarios (18)
Rosa Ramos
Creo que el sufragio es una de los avances más importantes para la mujer ya que, en su época supuso un gran avance, igualando a la mujer con el hombre.
Sin embargo, creo que aun queda un largo camino para que la igualdad absoluta entre hombres y mujeres, pero información como ésta te ayuda a seguir peleando por esa igualdad.
Mil gracias por el artículo
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cristina c.
Me ha encantado el articulo, muchas gracias
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Luciago
Un artículo muy interesante, muchas veces pienso que me siento realmente confortada, habiendo nacido en esta época, pese a que todo no está como debería, tenemos mucho más que estas mujeres de antaño.
Muchas gracias, he disfrutado leyendo el artículo.
Lo de mitad angeles, mitad idiotas, me ha llegado al alma. ¡por Dios! lo que tenían que aguantar, las pobres mujeres!!!
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MARIAN
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Rociodc
Yo desde luego hago uso de mi derecho. De este y de todos.
Gracias a la autora que a accedido a enseñarnos esto, ya le había echado el ojo, tiene buena pinta, lo tengo pendiente.
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ANA MARIA GARCIA
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Archiduquesa
Con respecto a este tema, esta temporada (desconozco fecha del estreno) van a echar una película de esta temática. OS dejo el trailer: https://www.youtube.com/watch?v=XVw1MUzjthI
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Carmen Zapico Zapico
Después de tantos años y, aunque hemos conseguido muchas cosas, aún hace falta seguir luchando por la igualdad.
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isabella
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Olga
Gracias a esas mujeres hoy en día podemos votar y estudiar lo que queramos.
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Silvia77
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Noemí Pérez
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Roxana
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Dougless
Gracias por el artículo, me ha gustado mucho.
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eva026
Gracias por el artículo
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Katon
Gracias por este artículo que nos recuerda una parte muy importante de la historia de las mujeres
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Sigma
Sharon Biggs Waller
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Rincon_Romantico
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