Es frecuente encontrarnos en las novelas ambientadas en la Edad Media, con grandes celebraciones. Ganar una batalla, conquistar una plaza, la boda de una hija o el nombramiento como caballero del primogénito, solían ser motivo para el festejo.
Los reyes, sobre todo, gustaban de sentarse a la mesa cinco, incluso seis veces al día, y no era extraño que se sirvieran quince o veinte platos.
En esas largas mesas montadas sobre caballetes en muchas ocasiones, donde se departía con los caballeros mientras el bufón de turno hacía sus gracias, donde las damas cuchicheaban sobre el guerrero más valiente en el torneo y los criados no daban abasto a servir bebida, no se ponían exactamente platitos de degustación. Se ponían ingentes cantidades de comida, casi todas copiosas, grasientas y lo que se ha dado en llamar ahora carnes procesadas: tocinos, mollejas, carne roja, caza, salazones... Pocas verduras y menos pescados blancos. Es posible que, una de esas pantagruélicas comidas, llevara a la tumba a más de un rey. Se dice que «de grandes cenas, están las sepulturas llenas», y no es broma.
Los excesos pasan factura, y los señores feudales las pagaban con ataques de gota. De ahí que en muchas películas veamos al gobernador de turno o reyezuelo, con la pierna estirada sobre un escabel, compadeciéndose de los dolores del dedo gordo de su pie.
Ahora bien, ¿qué es en realidad la enfermedad que toma su nombre del latín gutta, conocida como «de los reyes»? Pues la acumulación de ácido úrico, principalmente en las articulaciones, tejidos blandos y riñones. Suele empezar por la noche, provoca un gran dolor y enrojece el dedo gordo del pie. Artritis, ni más ni menos, debido a una ingesta descontrolada de comida y alcohol, incapaz de ser procesada debidamente por el organismo.
Sin embargo, mucho antes de esta época mágica con la que nosotras disfrutamos, mezclándonos con reyes y reinas, con damiselas y caballeros, con trovadores y con villanos, ya se padecía de gota. Los ricos, que nos quede claro, porque los pobres apenas cataban la carne, salvo que se saltaran las leyes a la torera internándose en los bosques del señor feudal para matar a algún ciervo que otro, si había suerte. Algo debía tener de bueno pertenecer al pueblo llano.
Que se sepa, a Carlos I hubieron de recetarle varios mejunjes para paliar los dolores insoportables de gota que padecía y que, según se dice, le hacían gritar como un condenado por la noche. Su hijo, Felipe II también la padeció. Otro que tuvo que pagar el precio de los excesos fue Enrique VIII y Luis XIV de Francia no se libró de ella.
La enfermedad ya se menciona en papiros del Antiguo Egipto, e incluso se daba indicaciones sobre qué planta utilizar para tratarla. Alrededor del año 30 a.C., un médico romano ya prescribió la gota relacionándola con el consumo desmesurado de alcohol. He leído que su receta para luchar contra este mal fue eliminar la bebida al afectado, cambiándola por leche de burra.
Los médicos griegos (como Hipócrates y Galeno) también pusieron su granito de arena en los remedios de esta enfermedad, prescribiendo distintas dietas. Que dieran resultado o no, ya es otra cosa.
En el XVII, el doctor Sydenham, inglés, dejó un estudio bastante detallado de esta enfermedad. Un siglo más tarde, el sueco Wilhelm Scheele consiguió aislar el ácido úrico y después, W.H. Wollaston demostró, tras estudiar muchos casos, que era este ácido el que causaba la infección, provocaba la artritis e hinchaba el dedo del pie, provocando los dolores.
Según ha ido avanzando la medicina, se ha podido ir analizando la sangre de los enfermos, detectar el grado de ácido en la sangre y diagnosticarlo con más claridad para que no se confundiera con otro tipo de artritis.
Así que ya sabéis: verdurita, fruta, leche, pescadito blanco... ¡Qué caray! Dadle una alegría al cuerpo de vez en cuando, que la vida está para vivirla.
Artículo realizado por Nieves Hidalgo
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Comentarios (18)
MARIAN
Gracias por el artículo, como siempre un tema muy interesante.
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Susana D.
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Esperanza
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ANA MARIA GARCIA
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Luciago
Ya sé un poco más acerca de estas comilonas que se pegaban los grandes de otras épocas y sus resultados.
Gracias por el artículo, muy interesante.
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Almudena
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Roxana
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Dougless
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Cristina Sánchez
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Yamima
Interesante artículo!
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Elizabeth Urian
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Alicia
Gracias por el artículo.
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cristina c.
Articulo muy interesante, y me encantaría saber de mas enfermedades que sufrian los ricos... se que muchos se envenenaban sin querer por culpa de las vajillas de metales.. y vi un documental que dejo toda alucinada de un emperador chino que para ser inmortal ingería mercurio... imaginad que muerte mas dolorosa.
Muchas gracias por este articulo
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Rociodc
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romantica -86
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Katon
Aún me acuerdo cómo me impactó ver la silla de Felipe II que está en El Escorial y en la que le tenían que transportar cuando tenía gota. En este caso, pobres portadores, tenían que acabar medio muertos O.O
Gracias por este nuevo artículo tan interesante.
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Malory
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Cynthia HJ
¡Gracias por el artículo! Siempre aprendo un montón.
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