¿Los mosqueteros vestían de azul?
Muchos os preguntáis por qué en las películas que se hacen sobre la Francia del siglo XVII se utiliza tanto el color azul en los ropajes de los mosqueteros, e incluso en las vestimentas de los reyes y miembros de la nobleza.
De hecho, en la bilogía de “La Menina y el Mosquetero”, se hace en infinidad de ocasiones alusión a este color: los mosqueteros, usando capas de color azul; la Reina Ana de Austria, haciendo acto de presencia por primera vez con un vestido en tonos azulados; la propia Aurora, haciendo uso del azul...
¿Por qué tanto azul? ¿Acaso nos hemos vuelto locos? La respuesta es muy simple: el azul era (y es) el color oficial de los Borbones, iniciada por la dinastía de Hugo Capeto.
El primer Rey Borbón conocido, Enrique IV, rey de Francia y Navarra, combinó el color azul Borbón con las cadenas de Navarra en su escudo real.
En el mismo, la flor de lis aparece sobre un campo azul. Es destacable la combinación de ambos elementos: la flor de lis y el color azul, que seguramente lo habréis podido ver en infinidad de ocasiones en el propio escudo de España, ocupando el lugar central del mismo.
Como es bien sabido, en el lenguaje de las flores, el lirio es inmaculado, es la flor del primer amor o del amor puro. Eso sí, cada lirio, según su color, simboliza algo diferente:
-Los blancos, el corazón tierno."Te quiero, confío en tí".
-Los azules, el amor sincero."Buenas noticias".
-Los amarillos,"te amo y quiero hacerte feliz".
-Malva, deseo."Quiero seducirte".
-Rojos, el amor apasionado.
-Naranjas, amor ardiente
Tal vez, en su propia alusión, los reyes franceses pretendían manifestar que, al igual que el lirio representa la pureza, la monarquía lo era igualmente al haber sido investidos reyes por la gracia de Dios.
Así, es una flor muy relacionada con Francia, hasta tal punto que, durante un tiempo, los monarcas ingleses que reclamaron los terrenos franceses como propios llegaron a usarla en sus escudos de armas.
El propio Enrique VIII (¿lo recordáis de los Tudor, interpretado por un sensual aunque alejado de la realidad, Jonathan Rhys-Meyers?); como decía, el obeso e inestable rey, también las utilizaba tanto en su blasón heráldico como duque de York y príncipe de Gales, como en su escudo de armas real. Incluso la leyenda estaba en francés: “Dieu et mon droit” (“Dios y mi derecho”).
Por su parte, el color azul significa la libertad, lealtad, armonía, serenidad y verdad, atributos que debían reunir los mosqueteros para con su rey. A su vez, el azul simboliza fuerza y autoridad.
No es casual que, una vez que los mosqueteros dispusieron de un uniforme, una especie de librea de color azul con la cruz ardiente, ésta fuera en ese color. Porque, aunque sea un poco paradójico, los mosqueteros, pese a ser concebidos como un cuerpo de defensa del rey de Francia en los exteriores de palacio, carecieron de uniforme que los diferenciase del resto de estamentos militares durante sus primeros años de vida.
Como mucho, solían usar una capa de color azul o una flor de lis labrada en cuero que colocaban a modo de protector en el pecho o en el hombro.
La creación de la llamada guardia “roja” (o “mosqueteros rojos”), creada por el cardenal Richelieu en 1628, tras la conspiración del conde de Chalais, que tuvo como objetivo acabar con la vida del primer ministro de Luis XIII, impulsaron al monarca a identificar a su cuerpo de defensores con los colores que mejor identificaban a la corona: el azul y la cruz dorada sobre el pecho, a modo de casaca o librea. Así, la necesidad por distinguirlos de los protectores del cardenal forzó al rey a dotar al cuerpo de mosqueteros del uniforme que hoy todos conocemos. Posteriormente, su hijo y heredero, Luis XIV, reorganizaría el cuerpo y renovaría su vestuario.
Así, la combinación de la flor de lis dorada sobre campo azul, no es algo baladí: simboliza la pureza de la monarquía borbónica, en cuanto elegidos por Dios, y la autoridad y fuerza de la que se inviste al rey desde el momento de su coronación.
Dado que el escudo fue idea de su padre, Luis XIII, al ascender al trono a temprana edad y al sentir por su padre tan gran admiración, decidió mantenerlo, uniendo a su heráldica sendos ángeles que sostenían los escudos de Navarra y Francia (por entonces, la flor de lis). Igualmente, así aludía a su condición de rey católico, pues es de todos sabido que el esposo de Ana de Austria era famoso por su excesivo rigor católico.
No obstante, al final de su vida, este rigor pareció caer en el olvido al forjar
nuevas alianzas con los países protestantes. Tal vez, por el odio que sentía por las Españas, país enemigo natural de Francia.
Pero ésa, es otra historia…
Artículo realizado por Mavi Tomé, autora de la bilogía “La Menina y el Mosquetero”.
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