Crítica realizada por Katon
Libro 1 de la Serie Regent Street
Tras provocar la muerte de su primo en un duelo, Adrian Spence regresa a la mansión de Kealing en busca de un poco de paz. Sin embargo, el joven aristócrata ha colmado la paciencia de su padre y, en vez de consuelo, recibe la noticia de que será desheredado en beneficio de su hermano menor. El despechado aristócrata se siente herido e indignado al descubrir la intención de su hermano de desposar a Lady Lilliana Dashell. Y Adrian, sin pensarlo dos veces, decide cobrarse su revancha, presentándose ante la familia de la muchacha con una oferta de matrimonio que resulta imposible de rechazar. Consumada la venganza, Lord Albright se cree victorioso. Pero se equivoca. Lilliana no es una mujer cualquiera. Y, por primera vez, el orgulloso caballero sabrá lo que es sentir... un verdadero amor.
Adrian, junto con Arthur, Julian y su primo Phillip forman el grupo conocido como los libertinos de Regent Street, pero Phillip hundido por el alcohol y las deudas fuerza a Adrian a un duelo en el que se verá obligado a disparar. Phillip morirá pero dejará a sus tres amigos ahogados por la culpa, Adrian porque fue el que le disparó, pero Arthur y Julian también se sienten culpables, el primero porque no vio el pozo en el que estaba cayendo y Julian porque sí lo vio pero no hizo nada. Entristecidos por su muerte, juran ante su tumba que no permitirán que eso mismo le pase a otro miembro del grupo. Pero ahora, de momento, sus caminos deben separarse.
Adrian Spence, conde de Albright, título que heredó de su abuelo materno, debe volver a Kealing Park. Su padre, un hombre que le odia y desprecia desde que nació aprovecha la muerte de Phillip para desheredarle. Todas las posesiones que no estén vinculadas al título pasarán a manos de su hermano pequeño, Benedict. Un joven aparentemente sin carácter y que obedece todas las órdenes de su padre. Adrian es expulsado de Kealing y tras hacer una breve parada en el pueblo cercano descubre que su hermano está a punto de casarse con Lilliana Dashell, hija de un noble venido a menos que está cubierto de deudas. Además Adrian se entera que la oferta que ha hecho su padre no es tan ventajosa, pagará todas las deudas de lord Dashell pero a cambio se quedará con un poder sobre la casa. Adrian les presentará una oferta que no podrán rechazar; pagará todas las deudas y además abonará otras veinticinco mil libras tras el matrimonio.
Lo que Adrian no sabía es que Lilliana estaba fascinada por él desde que era una niña. Se había resignado a casarse con Benedict, pero ella anhelaba a su hermano mayor, así que cuando él se le declaró casi no podía ni creérselo. Ahora podría volar, ver mundo, tener esas aventuras con las que soñaba dese pequeña. La boda tuvo lugar a los pocos días e inmediatamente después partieron hacia Longbridge. Allí Lilliana sufrirá sus primeras decepciones, su marido se convierte en un hombre apasionado por las noches, le susurra al oído mientras la hace volar en las alas de la pasión, pero por el día convive con un hombre correcto, pero totalmente indiferente. Pasa la mayor parte de los días visitando la propiedad o a sus arrendatarios. Hasta que Lilliana se cansa de esa indiferencia y la ira y la rabia dirigirán algunos de sus actos. Cuando él solo es capaz de decirle que tiene un pelo precioso ella decide cortárselo. Cuanto más indiferente se muestra Adrian más osada es Lilliana hasta que le declara una guerra total, desde montar a Trueno, adoptar un par de cachorros, hasta hacerse un chal con sus corbatas. Lo que Lilliana no sabe es que Adrian la evita por la pasión que inspira en él.
La tensión va creciendo entre ellos. Adrian debe viajar a Londres, en su ausencia Bendict hace dudar a Lilliana y le miente descaradamente al decirle que Adrian tiene una amante. En estos momentos aún se ve la inocencia de Lilliana, en un principio defiende a su marido pero no sabe si puede ser posible o no la infidelidad. Cuando Adrian vuelve de viaje la relación con Lilliana empeora todavía más, su primera pelea conllevará un punto de inflexión en la novela. Adrian sufre un accidente y a partir de ese momento se verá a la verdadera Lilliana lo luchadora, atenta y tenaz que puede llegar a ser. En estos párrafos surgirán los verdaderos sentimientos de ambos. Por fin se comportan como un matrimonio, y aunque Adrian se negara en un principio, gracias a Lilliana vuelve a vivir. Pero otro malentendido los llevará a distanciarse. La verdad sobre el pasado de Adrian así como el origen del odio de su padre saldrá a la luz, pero a lo mejor el amor entre Lilliana y Adrian ha pasado por demasiado obstáculos ¿habrá sido esta última disputa la definitiva para su relación?
Adrian es un personaje atormentado, desde el principio de la novela se ve el sufrimiento que carga sobre sus hombros, la muerte de su primo le ha hecho ver la vida de otra forma. Pero vemos que la amargura que guarda dentro le acompaña desde hace años. Cuando su madre murió se quedó solo para enfrentarse a un padre cruel que le desprecia desde antes de su nacimiento, aunque las verdaderas razones no las sabremos hasta el final del libro, la evolución de Adrian, para mi gusto es un poco lenta y muy irregular. Cuando por fin había aceptado lo que sentía por Lilliana pasaba algo que le hacía dudar y no es hasta que casi la pierde que no reacciona, aunque sabe que puede ser muy tarde.
De lo que más me ha gustado es ver cómo los sentimientos casi infantiles de Lilliana al principio de la novela se convierten en algo mucho más fuerte, aunque su marido no haga nada para merecérselos. La tristeza y dudas de ella casi puedes sentirlos, ver cómo sufre desplantes, pero también la fuerza que puede llegar a mostrar cuando la persona que ama la necesita. Vemos como la Lilliana soñadora se convierte en una persona con carácter pero profundamente enamorada.
Benedict, que en un principio inspiraba lástima; parecía que de verdad quería a Lilliana hasta que sus comentarios ponzoñosos nos van dejando ver a una persona tan mala y cruel como su propio padre. Sus comentarios contra Adrian destilan una envidia y desprecio inmerecidos, al fin y al cabo Benedict se ha quedado con todo lo de Adrian. El último enfrentamiento entre Adrian y Archie, su padre, está cargado de tensión y emoción, es una escena de liberación para Adrian, es la catarsis que había esperado desde hacía mucho tiempo, por fin consigue romper esas cadenas que lo anclaban al incierto pasado, y Benedict no saldrá impune, afortunadamente.
Lo único negativo que le he encontrado al libro es que los malentendidos entre ambos se vuelven demasiado repetitivos, siempre caen en los mismos errores; Adrian furioso y roído por los celos acusa a Lillian y ella no consigue llegar a él y preguntarle. Aún así me ha gustado mucho como describe los sentimientos a lo largo de todo el libro, desde la inseguridad, la duda, el nacer de los sentimientos, los celos, la aceptación. Es de las historias que te engancha desde el principio, casi no puedes soltar el libro, el ritmo es rápido, hay escenas conmovedoras y otras que te hacen sonreír. Nada más terminarlo quieres leer los dos libros que le siguen para descubrir qué es lo que les ha pasado a los amigos de Adrian. En definitiva, es un libro muy recomendable, con el que pasas un buen rato con una historia de amor preciosa.
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