A dos metros de ti

Qué historia tan bonita, dulce, romántica y a la vez tan desgarradora. Sí, esta es una de esas películas que para verla necesitas una caja de pañuelos y no el paquete pequeño precisamente. Un estilo a “Bajo la misma estrella” o “Un paseo para recordar”.

En este caso tocamos la enfermedad de Fibrosis Quística, que por desgracia impide tener una vida normal.

Aquí conocemos a la especial, vivaz y ordenada Stella, que a pesar de arrastrar mucho dolor sigue en pie deseosa de amar y ser amada. Will ha perdido toda esperanza y lo único que quiere es ser mayor de edad para quitar todos los cables que le conectan a una respiración prestada y viajar todo lo posible. Entre un caos de habitación, ambos se conocen y poco a poco empiezan a conectar, a conocerse y apoyarse e inevitablemente, a enamorarse.

Los actores conectan de una manera preciosa y real, tanto con la enfermedad como en su relación. Transmiten muchas emociones a los espectadores, porque de repente estás llorando y al momento te sacan una sonrisa sin más, cosa que te hace pensar en cómo pueden llegar a ver la vida estas personas con tan poca esperanza de vida. Increíblemente reales.

No quiero destripar la trama, porque la magia de esta película es conocer las historias de los personajes y de la enfermedad según te lo van dando ellos a conocer, por lo que os recomiendo que lo conozcáis. Es una historia ya conocida, pero aun así no deja de sorprenderte, de emocionarte y reírte a la vez que sus protagonistas. El final es quizás algo predecible, pero en mi opinión es perfecto.

En resumen: Una historia para enamorarte de los personajes, cogerles cariño y dejarlos ir. La frase que envuelve la historia es perfecta para y tan cierta como respirar. Todos necesitamos el tacto de la gente a la que amamos tanto como respirar.

Mi valoración de 5 sobre 5.