El príncipe y la corista

Su historia transcurre en un Londres diferente al que conocemos hoy en día, pero con sus personajes ilustres y sobre todo con la manifiesta diferencia de clases sociales que imperaba en aquella época. El regente de Carpatia, el Gran Duque Carlos y su hijo Nicholas acuden por invitación real a la coronación del rey Jorge V.

El príncipe Carlos después de una noche de fiesta, y una función de la revista musical The Coconut Girl, decide llevar al hotel de lujo a una corista, Elsie Marina, una muchacha preciosa e irresistible que trabaja en una función del West End londinense. La joven acepta la invitación esperando encontrar una fiesta, pero cuando llega al hotel y descubre las verdaderas intenciones del príncipe, no está dispuesta a ser un juguete de entretenimiento de nadie y muestra tener agallas suficientes como para intentar marcharse. Sin embargo el funcionario de la corona asignado al cuidado del regente y su hijo acaba por convencerla para que permita la compañía del príncipe y cene con él.

El príncipe Carlos está preocupado por su país y por si estalla la revolución que ponga en peligro la futura regencia de su hijo. Además, el problema es que él no está muy acostumbrado a expresar sus sentimientos, pues se ha tomado muy en serio lo de dirigir los destinos del mundo. Pero la sola presencia, locuras y extralimitaciones de la muchacha que tiene bajo su techo lo irán volviendo loco, hasta acabar enamorado de la dulce y locuaz mujer.

Los diálogos se convierten en sensualidad con un toque de humor. Entre ellos surge una unión mutua, y su complicidad hará que el duque cambie su forma de comportarse ante sus sirvientes y su propio hijo. Al final las apariencias se rompen y nos descubren a un hombre enamorado de una increíble mujer que lo ama sin condición.

Esta película no te aburre, sus escenas son amenas y muy entretenidas. El papel principal lo resalta la maravillosa Marilyn Monroe, una actriz que se ganó el respeto de muchos profesionales que se dedicaban al campo cinematográfico, y que además, demostró valer más que cualquier actriz de reparto. Detalles que no se escapan en la pantalla, como la naturalidad como se expresan los actores y su desarrollo artístico.

Esta obra fue una de las más importantes en la carrera de Marilyn Monroe. La actriz viajó a Inglaterra para trabajar con el muy prestigiado director y actor Lawrence Oliver, para así demostrar y poder ganarse el respeto como actriz dramática. Esta maravillosa película es una adaptación de una obra de teatro conocida, además un broche para el amor y el romanticismo, y la interpretación de Marilyn Monroe fue admirable, por lo que en mi opinión creo que se ganó con creces ese respeto.

Mi puntuación sin dudarlo la máxima un 5, porque una mujer con coraje consiguió conquistar a un cine con una moralidad muy conservadora, y la etiqueta que le fue impuesta fue borrada por su gran representación cinematográfica. Creo que no podía faltar este magnífico clásico en esta sección y así aprovechar para recordar a grandes actores del cine que permanecerán en la inmortalidad de sus películas.