Sin compromiso

Esta comedia romántica es una de mis favoritas y la he visto tantas veces que casi me la sé de memoria.

Emma y Adam se conocen desde niños y han ido encontrándose a lo largo de los años de manera casual, hasta que durante uno de esos encuentros se acuestan juntos.

Después de eso él quiere salir con ella en serio, pero ella le explica que no se le da bien tener pareja formal y es por eso que deciden mantener solo una relación basada en el sexo, que no implique ningún tipo de compromiso.

El problema es que con el paso del tiempo Adam quiere más porque se está enamorando de ella, y sutilmente intenta conquistarla, aunque Emma continúa reacia, hasta que empieza a sentir el gusanillo de los celos.

La historia de amor de Adam y Emma es divertida, tierna en ocasiones y con mucha pasión.

Adam es el romántico, el chico bueno que se ha enamorado y quiere a Emma en su vida cueste lo que cueste. Tiene detalles preciosos con ella y me encanta la manera en la que intenta conquistarla. Es dulce, la hace reír y la cuida cuando se siente mal. Es lo que toda mujer querría tener a su lado. Este tipo de protagonistas me enamoran...

Emma es la parte más cerebral y fría de la pareja, aunque Adam consigue traspasar su coraza poco a poco. Ella no quiere admitir que se está enamorando, y su miedo por el compromiso y las relaciones serias, pondrá en peligro esta bella historia de amor.

Los dos actores son estupendos y tienen mucha química en pantalla. Para mí es importante que salten chispas entre los protagonistas en las películas románticas, ya que cuando esto falla se nota mucho y puede estropear la historia.

Además de romance, este filme también trata la complicada relación entre Adam y su padre, un padre famoso que no quiere envejecer y que a veces no actúa demasiado bien con su hijo.

Aunque es una película predecible y nada original, pero a mí me resulta entretenidísima y la recomiendo a todos aquellos a los que les gusten las buenas comedias con romance.