Crítica realizada por Patricia Bonet
Tenemos a Olivia. Adora su vida; tiene buena relación con su familia, sobre todo con su hermano, y adora a sus amigos. A algunos los conoce desde hace hace tanto tiempo que más que amigos son hermanos, y a otros los ha ido conociendo por el camino, pero sea como sea, este grupo tan peculiar se ha convertido en una bonita familia. Se ayuda, se apoyan y se quieren como los que más. Además, aunque en su trabajo tiene sus más y sus menos, también es feliz allí. No tiene novio, pero bueno, ya llegará cuando toque.
Will es un apasionado de su trabajo. También tiene buena relación con su familia, sobre todo con su padre, su gran pilar en la vida. Con su madre ha tenido sus más y sus menos, pero como en cualquier familia. Además, es un hombre de éxito y la vida le sonríe. No le pide más a la vida, más que siga siendo como hasta ahora.
Un día cualquiera, en un restaurante, las vidas de Olivia y Will colisionan, poniéndolo todo patas arriba. La atracción es inmediata, pero eso no quiere decir que tengan que acabar en la cama ese mismo día, ni mucho menos. Y es que las cosas buenas requieren su trabajo y su tiempo, poco a poco, así la recompensa es mejor. Con ellos viajamos a través de la amistad, esa que es tan fuerte que nada puede romperla; de las primeras veces, y es que cuando encuentras a la persona adecuada, la soledad se convierte en la peor enemiga; de las decisiones equivocadas, que nos llevan a perder a lo que más queremos, ¿o no?; descubrimos qué es el miedo a querer demasiado, pero también a no ser correspondido... aprendemos tantas cosas, que el viaje que recorres con ellos es alucinante. Todo ello con Nueva York como telón de fondo, esa ciudad que da igual la de historias que encontremos en ellas, todas son mágicas.
Está es la primera historia de Alejandra, y estoy deseando ponerme con la segunda parte porque el final del primero es de infarto. Como he dicho al principio, una historia sencilla, del aquí y del ahora, en la que cualquier se puede sentir identificado, porque tú perfectamente puedes ser Olivia. Con unos personajes perfectamente definidos, y unos secundarios que van teniendo su propia historia poco a poco, y que hacen que esos dos sean quiénes son.
Alejandra demuestra que son algo simple, puede hacerse una historia increíble.
Patricia Bonet
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