Ana Álvarez - Miscelánea

Valoración:

Crítica realizada por Irdala

Victoria es una periodista inteligente, tenaz, responsable, muy trabajadora y nada de lo que tiene le ha caído del cielo. Físicamente es... bueno, digamos que «en la oficina» es difícil de mirar. Lleva años luchando por ocupar el puesto que se merece y a pesar de su aspecto... bueno, no, gracias a su aspecto, ahora está a punto de conseguirlo, pero...

Julio es periodista y abogado y licenciado en administración y dirección de empresas, y es inteligente y rico y guapo y encantador y tiene carisma y sentido del humor y gusta (mucho, mucho, mucho) a todo el mundo... menos a Victoria.

Esta es la historia de una revista... No, no.

Esta es la historia de la dirección de una revista... No, eso tampoco.

Esta es la historia de un hombre y una mujer que no se soportan... ¡Que no, leñe, que eso tampoco es así!

Esta es la historia de dos personas que contra todo pronóstico tienen que trabajar juntas. Dos personas muy diferentes y nada afines (¿seguro?), empeñadas en pelearse y ponerse zancadillas (¡eso sí!) y decididas a hacer de su relación un libro en el que las carcajadas (esto es literal) están aseguradas en sus casi cuatrocientas páginas (¿que son muchas? ¡Ni de coña, te quedas con ganas de más!).

Y este libro lleno de carcajadas (tiene un par de capítulos en los que se te caen las lágrimas de la risa), rebosa también de tensión sexual contenida (¿contenida?) y de química incendiaria y explosiva (¡explosiva, sí!).

Es esta una novela en la que los diálogos entre los protagonistas son dardos envenenados que tiran a dar (¡y dan con muy mala leche!); en la que lo que se dice no es siempre lo que se piensa (y viceversa) y en la que lo que se quiere hacer no es siempre lo que se hace (y viceversa también).

Las horas en la redacción están repletas de broncas, peleas encarnizadas y roces (¿he dicho roces?) que a nuestros protagonistas alteran y desquician, pero que a los compañeros del equipo les hacen las jornadas mucho más amenas.

Miscelánea, así se llama la revista, tiene que salir cada semana, y por el bien de la publicación Victoria y Julio están condenados a entenderse. Así que, poco a poco, y poniendo mucho de su parte aunque les pese (¡ja!), comienzan a tener reuniones medianamente civilizadas y consiguen llegar a acuerdos. El problema es que la lucha de voluntades enfurecida y sin cuartel por ver quién puede más, les hace ir por unos derroteros que ninguno de los dos imagina. Todo ello para deleite, jolgorio y regocijo del excelente elenco de secundarios y del lector. Un lector que no sabe si tomar partido por Julio o por Victoria, porque si uno es divino en todos los sentidos, la otra es fantástica en toda la extensión de la palabra.

Y la novela va avanzando sin poder despegarte de ella, y no pierde fuerza, ni química, ni tensión sexual, ni tampoco ironía. La autora hace un trabajo tan sublime que consigue no perder el ingenio y la chispa ni siquiera cuando llega la declaración o (¡incluso!) en la última frase de la historia, con lo cual acabas el libro con una sonrisa de oreja a oreja.

Y podría seguir hablando de cierta píldora, de un moño, también de un archivador, de un polvo que no lo es, de un cuarto de baño sin cerrojo, de una fiesta infantil de piratas, de una ecografía, de una conocida institutriz muy borde, ¡y de una lavadora!, pero creo que con que sepáis que la autora es una contadora de historias estupenda, que tiene un sentido del humor maravilloso, que la novela está hilada magistralmente y que cuando la acabas no te la puedes sacar de la cabeza porque es muy, pero que muy, muy buena, es más que suficiente.

 

Crítica realizada por Katon

Esta novela me ha durado un suspiro. Cuando empiezas no puedes dejarla, al principio para saber cómo intentarán soportarse Victoria, o alias la señorita tocapelotas, y Julio, o alias el gigoló niño de papá, después para ver qué trastada se inventan y luego para ser testigo de esa química que lo invade todo cuando están juntos (y cuando digo todo, me refiero a todo, incluido al lector).

Victoria es una mujer seria, trabajadora incansable, estricta pero justa y a la que nadie ha regalado nada. Por eso no puede soportar que para cumplir su sueño, dirigir la nueva revista Miscelánea, tenga que tragar a ese famosucho gigoló que la codirigirá con ella. Victoria quiere que sea una revista seria, con periodismo de investigación, pero Julio sabe que eso no vende ejemplares y no está dispuesto a que Victoria se imponga en eso. Llegan a un acuerdo y la revista será una mezcla de los dos, incluido la sección de fotografía de Victoria y esa sección de "Julio responde".

Julio, hijo de un conocido empresario hotelero, no quiere entrar a formar parte del negocio familiar, así que acepta el ultimátum de su padre y empieza trabajar en la editorial de la que su padre es accionista. Lo que se iba a ser un trabajo relacionado con su pasión, el periodismo, se convierte en todo un reto gracias a cierta persona plana como un palo de escoba.

Los encuentros entre Victoria y Julio no tienen desperdicio, además de la química entre ellos que es palpable desde el primer encontronazo. Julio conocerá a Mariví, y Victoria conocerá al tito Julio, pero la guerra en la editorial es encarnizada y a muerte por el mejor reportaje. Todo esto para regocijo de Magda, Celia y Rosa, las tres ayudantes de Victoria y Julio. Esa carta, esa caja de pastillas....y los cotilleos de oficina, son un punto de partida para una guerra entre dos personas dispuestas a ganar.

Me ha sorprendido el personaje de Julio, ese humor irónico y su encanto natural hace que caiga bien a todo el mundo, menos a la señorita Páez, por supuesto. Victoria no teme enfrentarse a Julio, de forma directa y usando sus mismas armas. Y él cada vez irá descubriendo una nueva faceta de Victoria. Sin embargo, la química entre ellos es explosiva y claro, el roce es lo que tiene....(eso no os lo voy a contar, lo vais a tener que descubrir vosotras)

Una novela entretenidísima, divertida, original, con unos personajes, tanto protagonistas como secundarios, fantásticos, con unos diálogos llenos de humor, situaciones algo hilarantes y muy bien escrita. Me lo he pasado genial leyéndola, lástima que me la haya terminado tan pronto.

 

Crítica realizada por Marina

CONTIENE SPOILERS

Si quería pasarlo bien, leyendo una novela distinta, repleta de personajes estupendos y situaciones que te llevan a la carcajada, no podía haber elegido otra mejor. La novela está repleta de escenas divertidas, diálogos enfrentados y romance.

La protagonista es Victoria. Una mujer fuerte, decidida, que deja de lado la coquetería para mostrar su cara más dura vistiendo con ropa de corte masculino, pelo recogido en un tirante moño y expresión severa. Siempre quiso parecerse a sus hermanos y a su padre, ganarse el cariño de este último sacando las mejores notas, convirtiéndose en una buena periodista. De poco le sirve porque su padre la menosprecia, no la cree capacitada para hacer lo mismo que un hombre y la traicionada del peor modo posible. Es entonces cuando Victoria rompe con su familia y decide vivir su propia vida. Y si eso la lleva a no hacer caso a los hombres, mejor que mejor. Tiene su trabajo dirigiendo una nueva revista, un estupendo equipo compuesto por su amiga Magda, por Rosa y por Celia, las tres colaboradoras incansables, y no necesita más. Por eso cuando irrumpe en la redacción Julián Luján (y de la Torre, como ella apuntilla una y otra vez en plan irónico), su mundo se pone patas arriba.

Julián es guapo, hijo de papá, mujeriego y encantador, ganándose de inmediato la atención de todas las mujeres que encuentra a su paso.

Que la obliguen a compartir la dirección de la revista con ese sujeto libertino, de sonrisa fácil, mirada ardiente y verbo rápido, no le hace la menor gracia. Ella se ha ganado lo que tiene a base de esfuerzo, de lucha enconada, de demostrar que puede ser alguien en un mundo de hombres, y tener que bregar con un elemento graciosillo al que su padre le ha conseguido incluso el título la pone enferma. Así que desde que se conocen inician una guerra declarada.

A Victoria no le queda otra que tragar con los cambios, dirigir la revista a medias con Julián, discutir los artículos que van a poner y hasta rifarse las portadas. Lo dicho: la guerra. Y esta batalla campal entre los dos nos entrega situaciones tan graciosas que tienes que reír aunque no quieras. La imaginación de la autora para crear estas escenas divertidísimas es increíble. Si Julián deja en ridículo a Victoria en la redacción, ella no se queda atrás y las jugarretas se suceden unas a otras. Él la llama tocapelotas y ella a él cosas peores.

Pero ni Victoria es como aparenta ni Julián es el estúpido niño de papá que no sabe hacer la O con un canuto. Ha sacado su carrera a base de estudiar, tiene varios másters y sabe muy bien lo que se hace. Victoria lo va descubriendo poco a poco, igual que él descubre a dos Victorias completamente distintas: la mujer sexy a rabiar en una reunión y la que desea que sea real, la que le recibe con pantalones cortitos, con camiseta, algo despeinada y maravillosamente seductora en su dejadez.
Como es lógico, la atracción entre los dos se pone de manifiesto y llegan al acuerdo de sacar la revista entre los dos como buenos colegas. Pero sin llegar a más... aunque llegan.

Las ideas que tienen para la revista me han parecido de lo más interesantes, no sería raro que alguna de las que salen al mercado las copiasen, jajaja.

Conocemos también a una serie de personajes secundarios de peso. El hermano de Julián, su cuñada Noe, la chispilla de su sobrina que le adora, a su madre, a sus primas... y a la muchacha que tuvo un romance de adolescentes con él y que se convierte en la enemigo público número uno para Victoria.

Al margen, la autora nos cuenta los problemas de la amiga de Victoria, Magda, con la chica de la que está enamorada, haciendo un guiño al miedo de algunas personas a mostrar su verdadera sexualidad. Magda me ha parecido una persona estupenda, dedicada y generosa, capaz de todo por ayudar a Victoria.

Por último decir que las escenas románticas entre los protagonista son de infarto. Sensuales, calientes, muy bien narradas, poniendo la guinda a una historia divertida que te hace involucrarte poniéndote unas veces a favor de Victoria y otras a favor de Julián, deseando que se unan y a la vez rezando para que sigan discutiendo porque sus enfrentamientos son de una carcajada tras otra.

De verdad que hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien con una novela. No podéis perderos esta historia.

 

Crítica realizada por Malory

Creo que la frase final de la sinopsis describe a la perfección esta novela, porque es precisamente eso: una comedia romántica en toda regla, que derrocha ingenio y humor de principio a fin gracias a unos diálogos maravillosos que me han arrancado más de una carcajada. ¡Qué peligro tienen estos dos! Sobre todo cuando están juntos, porque si no se están tirando los trastos a la cabeza, eso sí, de una manera muy divertida para el lector, se están… bueno, no vamos a entrar en detalles, pero esos momentos también son estupendos y no por ser más “calentitos” dejan de tener ese toque ingenioso que tanto me ha gustado en la forma de escribir de Ana Álvarez.

Porque además de ser divertida, entretenida y romántica, está muy bien escrita, cuenta con una trama bien organizada y desarrollada en el tempo adecuado, cada cosa sucede cuando debe suceder; aderezado con enredos, discusiones, acuerdos, tratos, favores y deseo (unas veces reprimido y otras no tanto jejeje).

De los protagonistas, señalar su personalidad, ambos son decididos y tercos como mulas, porque si ella es estricta e inflexible (casi siempre), él es de los que no se rinde y cuando quiere algo lo consigue. Son directos y dicen las cosas como las piensan o sienten, sin tapujos y llamando a cada cosa por su nombre y eso me ha encantado. Ninguno de ellos es como el otro cree; las apariencias engañan y Julio y Victoria no tardarán en darse cuenta de ello sorprendiéndose y teniendo que reconocer que estaba equivocados. Momento memorable cuando Julio ve por vez primera a Victoria fuera del trabajo, y como esta escena hay un montón más en esta estupenda novela que hay que leer si queréis pasar un muy buen rato.
Y el final… el final me ha parecido brutal: ¡¡BUENÍSIMO!!

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