Crítica realizada por Mc2
Tras cien años de sueño profundo, la Bella Durmiente abre los ojos al recibir el beso de un príncipe. Despierta completamente desnuda y sometida en cuerpo y alma a la voluntad de su liberador, quien la reclama de inmediato como esclava y se la lleva con él a su reino...
El príncipe de un pequeño reino de lo más peculiar había crecido oyendo la historia de la Bella Durmiente, sin pensar que podría ser una historia real. La reciente muerte de su padre le llevará a tal desesperación que decidirá descubrir si la leyenda tiene algo de verdad. Impulsado por un deseo de conquista sin igual atravesará los múltiples peligros que rodean el reino vecino, sin apenas reparar en otros príncipes cuyos restos permanecen atrapados en el lugar...
Hasta aquí, algo de lo más normal en una novela que podría tener algo de magia. Pero todo termina pronto en una ilusión. Localizada la habitación de la princesa dormida dedica su tiempo a desnudarla y, tras copular con ella, el hechizo se rompió. .. Y digo yo, la belleza de la joven bien podía haber exaltado las hormonas de un príncipe no mucho mayor que ella, pero es que, a parte de someterla a su voluntad y llevarla desnuda de aquí para allá, en la propia residencia de la doncella (que ya no lo es), no ha hecho otra cosa que romper el hechizo. Pero debía ser normal por aquellas latitudes pues el padre no se digna a atravesar con su espada el cuerpo de tan indigno violador. ¡Noooooo! Eso sería demasiado vulgar en este libro. Sino que cede con sumisión a su hija en un viaje al reino vecino, completamente desnuda y expuesta a las miradas de todos, y cabalgando apoyada sobre el hombro de su captor para que de vez en cuando le suelte un tortazo en sus posaderas por cualquier nimiedad.
¡Con lo que se ha hablado del libro Cincuenta sombras de Grey, que yo no he leído! Pues este libro debería ser su precursor ya que Anne Rice lo escribió para los lectores adultos en 1983. Yo sólo la conocía por sus Crónicas Vampíricas con las que me deleité en mi adolescencia y resulta que tenía una doble cara.
La novela, difícil de leer sin estar todo el tiempo con el corazón encogido, está llena de escenas de sumisión, castigos por doquier (merecidos o no) y un sin fin de escenas de dominación en una corte donde todos parecen estar descerebrados y es normal que los príncipes y princesas de otros reinos terminen allí para aprender obediencia y control. Prácticamente todas las páginas están llenas de escenas difíciles de tolerar aunque su máxima es no dejar marcas en los cuerpos de los esclavos.
Nunca empiezo un libro que sé que no voy a terminar. Creo que en toda mi vida lectora sólo lo he hecho en una ocasión, pero necesito tomarme un respiro antes de seguir con la trilogía. Éste primero termina de forma brusca cuando Bella va a ser llevada a un pueblo para un castigo del que nadie le quiere hablar. Pero necesito unos días para hacerme una idea de lo que puede suponer para la autora este castigo con todo lo que se ha explayado ya.
En cuanto a los protagonistas sin duda sólo considero como tal a Bella, aunque poco puedo decir de ella a parte de que su aceptación de su situación me traía de cabeza. Tanto el príncipe que la secuestra como la reina Eleonor son seres depravados que te revuelven las tripas. En la novela se vislumbra también quién puede ser el otro protagonista de la trilogía. El príncipe Alexi también tiene una historia no mejor que la de la princesa y parece que ambos se sienten atraídos hasta el punto de arriesgarse a ser duramente castigados por iniciar una relación secreta, que aún así me resulta difícil de entender.
Por una vez no voy a añadir mi puntuación a una novela, sólo diré que se abstengan de leerlas las personas demasiado sensibles para evitar que sufra su cabeza y su corazón.
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