Anne Stuart - Tras la máscara

Crítica realizada por Mencía

Pocos intrusos tenían acceso a las juergas indecentes que los miembros del Ejército Celestial llevaban a cabo en el más absoluto secreto.
En el seno de esa sociedad secreta, numerosos aristócratas ingleses exiliados se reunían para dar rienda suelta a sus deseos carnales, pero pocos podían competir con el insaciable apetito de su provocador anfitrión, el misterioso vizconde Rohan.
Y es que para el vizconde, la búsqueda del placer físico no era sólo su pasatiempo favorito, sino una apremiante necesidad, hasta que en su camino se cruzó una mujer fascinante que no se dejaba amedrentar.
La virginal y empobrecida Elinor Harriman encontraba espantoso el oscuro ejercicio de seducción del vizconde, al mismo tiempo que intrigante… y en secreto se sentía atraída por el hombre que se ocultaba detrás de la máscara del deseo.


Si algo tienen en común las obras de esta autora es  el marcado y oscuro carácter de sus protagonistas masculinos.  Son hombres al borde del abismo, fríos en sus formas, ardientes en sus pensamientos y, aparentemente, sin conciencia. El vizconde de Rohan no iba a ser distinto. 

Con una trama relativamente sencilla Anne Stuart nos presenta una novela pasional, pese a que no venga tan cargada de escenas hot como era de prever tras el comienzo de la obra. La atracción irrefrenable, sensual y pecaminosa está siempre presente, pero su culminación se hará esperar.

Hay que reconocer que esta escritora es una maestra en el arte de la “dulce” espera. Sin pretenderlo, te encuentras devorando las páginas aguardando la caída de la protagonista femenina en el pecado, y la de él, en los brazos del sentimiento. Difícil combinación cuando los personajes tienen un carácter tan marcado. Y es por eso mismo que creo que el valor de esta obra se sustenta en la compleja construcción de la pareja protagonista.

Rohan es un hombre maduro, curtido, atractivo y rico, pero hastiado hasta el infinito. Con un duro pasado, que le ha llevado al destierro en Francia, solo encuentra en los placeres de la carne y en la manipulación, una salida al inmenso aburrimiento que le provoca su vacía existencia. Sus orgías son famosas en todo París, a su casa acuden viciosos y depravados. Juego, sexo y una cuidada escenografía conforman el cuadro que le ha encumbrado a ser llamado el príncipe de los infiernos.

Aunque en principio no lo aparente, Elionor también es una mujer compleja. No es bella, y en ella recae la responsabilidad de mantener a flote a un pequeño grupo de personas, entre las que se encuentra su viciosa, egoísta y desnaturalizada madre que en esos momentos está gravemente enferma. Sin embargo es tal el amor que siente por su bella hermana pequeña que está dispuesta a cualquier sacrificio por ella.
La desaparición de su madre, con lo último que les quedaba para poder sobrevivir, la lleva una noche a las puertas de la mansión del vizconde de Rohan. La atracción es mutua desde el primer momento, aunque cada uno de ellos la enfoque de distinta forma.

Poco a poco conoceremos el lado oscuro de la recatada dama y la sorprendente magnanimidad de tan disipado  caballero, al tiempo que observamos como, paralelamente, va ir creciendo el  amor entre la hermana pequeña de ella y  el siniestro y fiel mejor amigo de nuestro protagonista.
Si a esto le añadimos una pequeña trama de intriga, unos secundarios con color y la forma magistral que tiene esta autora de mantenernos en tensión, nos encontramos con una obra apetecible y entretenida sobre todo para las que gustan de otro tipo de protagonistas.

Tras la máscara lleva el sello de su autora, aunque al ser histórica, puede no resultarnos tan cruda como sus obras actuales. La dualidad de sus personajes resulta atractiva,  la narración es ágil, y la carga de sentimiento está ahí, aunque aparentemente tarde en manifestarse.

Es una obra para recrearse en la vida de la aristocracia lejos de los bailes formales y las normas de etiqueta. Es una de esas novelas, en que el depravado esconde un caballero y la dama una mujer con instintos, con lo que el entretenimiento no falta, siempre que este tipo de protagonistas  os pueda atraer. 

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Crítica realizada por Yluna

Elinor Harriman es una joven muy sacrificada que es capaz de hacer cualquier cosa para que su hermana no sufra. Su malvada madre está enferma, pero todavía tiene fuerzas para ir a gastarse el dinero en salas de juego. Su padre, separado de su madre, ha muerto y no les ha dejado nada, por tanto viven en la miseria, subsistiendo con nada. Cuando su madre se escapa a un antro para gastarse el dinero, ella la persigue. En ese antro conoce al dueño, el vizconde Rohan, el rey de la perdición, un hombre que solo vive para sus placeres, la perversión, el juego, la lujuria, etc.
Francis Rohan, típico protagonista Stuart, está de vuelta de todo, es manipulador, inteligente, divertido, sarcastico y muy rico. Es el rey del submundo de los placeres, celebra fiestas en la que hay todo tipo de perversiones, pero ya está hastiado de todo, de la vida, de las mujeres, del placer. Por eso cuando encuentra a Elinor, descubre una frescura que no tiene en su vida y decide protegerla y ayudarla (pero siempre con el sarcasmo que lo caracteriza). Además quiere conocerla, no solo intelectualmente, que es lo que le atrae más de ella, sino también físicamente.
Elinor es una joven poco agraciada o por lo menos eso piensa ella, ya que tiene la nariz Harriman, y por tanto no entiende lo que Francis quiere de ella, aun así le sigue el juego pero si llegar a tener nada de él ya que sabe que puede salir perdiendo.

La historia de amor es sencilla, pero no ha dejado de gustarme ya que son dos protagonistas tan distintos y tan profundos, cada unos con sus miedos y temores escondidos, que no les queda más remedio que enamorarse. En la historia también hay algo de intriga (qué pasa con la herencia de Elinor), pero no obstaculiza el romance, lo cual es de agradecer. Solo hay una escena de sexo, pero es memorable.
Hay una escena de desplante-remordimientos que me ha encantado.
Y un final precioso.

En resumen, que es un libro que se lee fácilmente, el ritmo es adecuado ya que en ningún momento decae la trama. No hay exceso de descripciones vanas y la historia es original.

Nota: 4 de 5