Crítica realizada por Merche
Una fascinante y muy poco convencional historia de amor: Henry es bibliotecario y padece una extraña disfunción genética que le hace viajar involuntariamente en el tiempo; Clare, su mujer, es artista. Su amor es apasionado y solo aspiran a llevar una vida normal. Sin embargo, los viajes al pasado y al futuro de Henry, que a veces producen situaciones comprometedoras y otras divertidas, son un desafío a su relación. Una novela que invita a pensar en la perdurabilidad del amor y el paso del tiempo, en la emoción irrepetible de las primeras sensaciones, tanto en una relación como en la vida. Una lectura que, llevando de la sonrisa a la emoción, conmueve. Y una historia original e inolvidable.
En efecto y ya lo dice la sinopsis, es una novela poco convencional en lo qe se refiere al amor.
Tanto él como ella son unos protagonistas que demuestran fuerza y defienden su amor suceda lo que suceda.
Clare tiene una extraña experiencia. Se encuentra con un hombre que le dice que viaja en el tiempo; por supuesto ella cree que es una fantasía o que está soñando. Pero el sujeto se evapora en la nada.
Henry tiene una rara enfermedad que lleva a pensar que sufre ataques epilépticos porque de repente sufre convulsiones, pero lo cierto es que cuando le dan los ataques puede viajar en el tiempo. Es un hombre afable, bibliotecario, es decir que nada ayuda a situarlo como el héroe capaz de ir a otra dimensión o a tiempos pasados o futuros. Pero el caso es que sin más se desvanece y ha viajado a otra época. Y lo más curioso es que cuando aparece en otro tiempo lo hace desnudo, que es como se le aparece a Claire cuando es pequeña.
Es evidente que un hombre con ese problema, teme relacionarse con una mujer. Sin embargo, nuestra protagonista ha quedado fascinada por él, le ha esperado toda la vida, conoce su secreto y lo admite. Admite que desaparezca de repente, que a veces vuelva destrozado. Admite su sufrimiento y entiende que sólo el amor puede conseguir que lleve una vida más o menos normal.
En esta novela encontramos un canto al amor porque nos va mostrando la alegría de los momentos en que ellos están juntos, disfrutando de la compañía del otro. Vamos viendo su historia, sus sufrimientos. Ella hace oídos sordos a lo que pueda decir la gente, que le tacha de brujo o demonio.
La heroína es fuerte. Y tierna. Pero sobre todo está segura de que no podrá amar a otro hombre como ama a Henry. Lucha por ese amor, no hace caso a los amigos, le importa poco si es un error casarse con Henry o un acierto. Simplemente, lo ama.
Y Henry es un personaje fascinante, enamorado de ella hasta el infinito, que sufre porque no sabe si en uno de esos viajes va a regresar a ella. Un hombre que disfrutar con as cosas sencillas, con una charla o un paseo.
Para acabar, diré que con esta novela he aprendido que lo importante son los pequeños momentos, esos que dejamos olvidados y a los que no damos importancia. La vida no está hecha de grandes momentos, sino de pequeñas cosas. Los protagonistas nos muestran casualmente eso, que se puede ser feliz con una simple charla o con estar tomados de la mano.
Me ha sorprendido la autora por su forma de narrar algo tan complicado.
Mi valoración: buena.
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