Crítica realizada por Mailo
Esta novela nos cuenta la historia de dos personas que se aman, pero que no tienen otro remedio que separarse por culpa del trabajo de él, que lo absorbe. Una pareja talentosa, con éxito y con dinero que, sin embargo, tienen que truncar su vida en común por culpa del trabajo.
A pesar de todo, la vida puede dar segundas oportunidades y es lo que nos narra la autora en esta novela.
Jack McGill, el protagonista masculino, es un arquitecto de renombre, un triunfador en su campo. Un hombre al que, ante todo, le llama su profesión, que ocupa cada hora del día en ella, que busca más, que quiere subir hasta lo más alto. Y claro, poco a poco se aleja de su mujer y de sus hijas, ya no tiene tiempo para dedicarles, lo primero es la arquitectura. Cuando quiere darse cuenta de lo que ha hecho, ya es tarde y surge la separación.
Sin embargo, la autora ha dado vida a un hombre que, cuando recibe la noticia de que su ex está en coma tras un horrible accidente, no duda en correr hacia ella para cuidarla y cuidar de sus hijas. No nos pinta un sujeto introvertido, sino un hombre al que el amor por su familia, aunque estén separados, le puede más ya que su trabajo, porque se ha dado cuenta de que nada vale tanto como sus seres queridos.
Rachel es aquí la protagonista femenina. También ella es una mujer de talento, una artista. Ama a su esposo, pero decide separarse porque ve como su convivencia se hace día a día más imposible.
Vamos a ver, no penséis que porque Rachel está en coma, no aparece en la novela. Por descontado que aparece. La conocemos a través de los ojos y la mente de Jack que, mientras aguarda esperanzado su recuperación, rememora los hechos que les unieron, los momentos compartidos, los tiempos felices. Y, por supuesto, lo que hizo fracasar su matrimonio.
El personaje de Jack es intenso porque está frente a un problema muy grave, no sabe si su ex mujer va a salir adelante, no sabe qué puede pasar con sus hijas, no sabe por qué sigue admirando a esa mujer que yace en la cama, como muerta. Sólo sabe que quiere intentar volver a ser feliz, a recuperar a su familia. Poco a poco vamos viendo el modo en que deja de culpar a Rachel por la separación y se hace el único responsable.
El personaje de Samantha, una quinceañera enojada con su padre, es también importante en la novela. Se ha convertido en una adolescente insegura que le pones a Jack las cosas muy complicadas.
La novela nos tiene intrigadas porque no tenemos idea de qué pasará si Rachel despierta. Claro, deseamos que lo haga y que se vuelva a unir con Jack, pero la autora nos hace esperar, tensas, hasta ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Quiero destacar también a las amigas de Rachel, que ayudan a Jack a saber cómo ha sido su vida en esos años de separación. La amistad es un punto fuerte en esta novela.
Yo no catalogaría esta novela como romántica, vamos por lo que se entiende normalmente por romántica. Es una historia de sentimientos, sin héroes ni heroínas. Los personajes son como los que podríamos encontrar en la esquina de al lado, seres que sufren, que padecen, que tienen sus dudas, que no saben por dónde tirar y, sobre todo, que tienen esperanza.