Brenda Joyce - La novia perfecta

Crítica realizada por Mc2

Se trata del décimo libro de la serie “La dinastía de Warenne”. En este caso le toca el turno al ermitaño Rex.

Blanche Harrington estaba agobiada. Tenía veintisiete años, su padre había fallecido hacía meses, y una horda de pretendientes sitiaba su casa. ¿Cómo iba a elegir al adecuado entre los doscientos veintiocho pretendientes, si el único que la inquietaba de esa manera ni siquiera la había dado el pésame por la muerte de su padre, y menos aún visitado? No albergaba sueños de amor pues estaba segura de que sería incapaz de enamorarse. La muerte violenta y prematura de su madre, de la que ella fue testigo con sólo seis años, se llevó sus emociones y sus recuerdos. Por eso, sólo debía preocuparse por hallar un hombre honorable, sensato, decente y noble entre todos ellos. Pero, nunca le habían gustado las multitudes. Eso, y el interés inusitado por un miembro de la familia de Warenne, llevarán a sus amigas, en particular a la teatral Bess, a planear un cambio de aires para Blanche. Y, si para conseguirlo, hay que hacer un pequeño arreglo al ya de por sí extenso patrimonio Harrington, carece de importancia.

Diez años habían pasado desde que Rex luchó en la Península. Diez largos y duros años que nunca había podido olvidar. Perdió la pierna por salvar a su mejor amigo, Tom Mowbray, que le traicionó. Añoraba y lloraba a su hijo Stephen todos y cada uno de los días de su vida. Un pequeño que desconocía quien era su verdadero padre, pero que él entregó para que pudiera labrarse un futuro mejor. Su secreto, tantos años guardado y ocultado a su familia, le consumía sin remedio. Le había convertido en un ermitaño, en un hombre amargado que trabajaba de sol a sol para olvidar, y que por las noches debía emborracharse para soportarlo.

Blanche, tras decidir una visita repentina a Bodenick Castle, propiedad de Rex, encontrará a éste en una precaria e indiscreta situación. Tras un desafortunado descubrimiento, Blanche no tendrá más remedio que recurrir a sir Rex para buscar alojamiento. Allí, en Bodenick Castle, descubrirá la pasión y unos sentimientos que ella creía olvidados. Pero, también regresarán los recuerdos, largamente olvidados, de lo acontecido con su madre y que acarrearon su prematura muerte. ¿Merecerá la pena seguir experimentando la pasión con Rex y comprometerse? ¿Preferirá alejarse de él y volver a vivir en la oscuridad? Tome la decisión que tome, sus recuerdos volverán a atormentarla. Rumores de locura circularán por la gran ciudad, minando su fortaleza.

Esta novela me ha encantado. Sólo le pongo una pega. Volvía frecuentemente a rememorar los hechos sucedidos en la infancia, convirtiéndose en algo repetitivo. Por lo demás, me ha hecho sonreír, me ha hecho llorar, he sentido angustia y sobre todo esperanza porque las cosas se resolvieran a favor de Rex. En canto a los protagonistas principales, Blanche es elegante, directa, no juzga ni critica a nadie. Parece toda una dama. No es fría, más bien en algunos párrafos parece indiferente. Tal vez porque ella ha sabido controlar y ocultar sus sentimientos. Unos sentimientos y emociones que le devolverá de Warenne. Rex es trabajador, honesto e inteligente. Vivía una vida recluida por decisión propia, huyendo de la frivolidad de la alta sociedad a la que pertenecía. Bebía bastante, sólo se acostaba con sirvientas y su vida se encontraba en continua superación. En realidad era un hombre con el corazón roto que necesitaba el trabajo y la bebida para alejar a sus fantasmas.

También nos encontraremos en el libro a la unida familia de Warenne. Lizzie y Tyrell (antiguo prometido de Blanche), Devlin y Virginia, Cliff y Amanda, Sean y Eleanor. La simpática y vivaracha amiga de Blanche, Bess, y una sirvienta y un herrero malévolos y rencorosos.

En fin, me ha resultado una novela encantadora, aunque un poco larga por lo que señalé antes, pero bastante conmovedora y cargada de pasión. Recomendable su lectura.

La puntúo con un 4/5.