Crítica realizada por Nati M.
Aprovechando que este mes publican uno de mis libros preferidos, me lanzo a hacer mi primera crítica. Lo he vuelto a releer hace unos pocos días y sigo pensando lo mismo que la primera vez que lo leí. Me encantó.
Brenda Joyce nos introduce de pleno en el complicado mundo de intrigas, maquinaciones políticas y traiciones que se producen en la Inglaterra de 1093. Tiempos en los que los recién mezclados normandos y sajones luchaban sin tregua contra Escocia. Y es en este mundo donde surgen dos personajes fuertes y con personalidades complejas que hicieron que devorara las páginas del libro: Stephen De Varenne y Mary de Escocia.
Él es un gran guerrero de origen normando que no ha conocido ni una sola derrota y que posee una gran propiedad colindante con Escocia. Ella es la hija del Rey de Escocia. Como veis en principio son enemigos irreconciliables.
Los protagonistas no pueden conocerse de peor manera. Mary es hecha prisionera por los hombres de Stephen y él la toma bajo su servicio. Ella trata de ocultar por todos los medios su identidad, pues sabe que las escasas arcas escocesas no podrían permitirse pagar su rescate. Pero Stephen no tarda en descubrirla, y hallándose ya enamorado de Mary, aunque se niegue a reconocerlo, cree que la solución para terminar con las interminables guerras de la frontera, sería que ellos se unieran en matrimonio; un matrimonio que marcará el destino de Inglaterra.
La princesa escocesa en principio se siente horrorizada, pero al fin cede porque se halla profundamente enamorada del hombre que la mantiene bajo su dominio, ya que lo conoció años atrás y nunca ha podido olvidarlo.
El personaje masculino es completamente creíble. Al leer sobre él y sus actitudes, te da la impresión de que así debían comportarse los guerreros de aquel tiempo. Puede llegar a ser cruel hasta el extremo y también amar hasta el extremo.
Pero Stephen debe su lealtad a Inglaterra y Mary a Escocia. A la princesa le exigen que espíe para su país para acabar así de una vez con el poder inglés, y eso hace que Mary sufra al tener que elegir entre el amor que siente por su marido y la lealtad que le debe a su padre, el Rey.
Me gusta mucho el personaje de Mary. Adora a su familia y trata de protegerlos en todo momento. Hay un momento en el libro, casi al final, entre ella y su madre, en el que casi te ves allí con ellas, siendo testigo de la terrible escena que tiene lugar en el castillo de Edimburgo. Pero sobre todo, la admiro por el amor incondicional que siente por su marido, a pesar de todo lo que él debe hacer por orden de su Rey.
Es una mujer que defiende lo que cree que es justo y eso hace que Stephen tome una decisión terrible sobre ella, pero el amor, el amor será lo único que la mantenga viva en la vorágine de acontecimientos que se suceden.
En unos tiempos en los que la lealtad y el honor lo eran todo, el amor entre estos dos seres puede llegar a ser muy difícil. Y aun así, a pesar de todo. El inmenso amor que sienten les dará fuerzas para luchar contra la voluntad de un Rey tirano.
Esta es en verdad una historia en la que se narra cómo el odio entre dos seres nacidos para ser enemigos llegan a amarse hasta la locura, por encima de todo y de todos.
También me gustaría destacar a personajes secundarios tan notables como Lady Alice, heredera de Kent y corrompida por la Corte inglesa, quién se enamora del hermano de Stephen, Geoffrey, otro interesante secundario.
El espectáculo está servido: pasiones prohibidas, asesinatos, intrigas palaciegas, amores imposibles…
Por último, decir que me gusta la frase que hay en la portada de La promesa:
""Su odio se convirtió en un amor de leyenda.""
Sin duda, llevan razón.
Es un libro excelente, que además relata de forma fidedigna la Inglaterra del siglo XI.
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