Crítica realizada por Mencía
Sin duda esta es una de esas novelas que no dejan a nadie indiferente. Y no será por su trama, ni por su ambientación o diálogos. No. Aquí la piedra angular son sus protagonistas, que a mí particularmente me han dejado pasmada. Esta es una de esas novelas donde la cabezonería más cerril encuentra su máxima expresión en el macho de la especie dejando la ceguera de un amor sin razón para la damisela de turno. Así que, aviso, esta obra posiblemente solo es apta para las que gustan de un tipo de protagonista empeñado en vapulear a su “amor” hasta aburrir.
La novela se divide en varias partes:
En la primera se nos describe la amistad que la pareja ha sentido desde la infancia, el sentido de protección con el que Alexi de Warenne envuelve a la protagonista y como la atracción va creciendo entre ellos con los años, hasta situarnos en el regreso de Alexi tras un largo viaje. Ahora Elysse, su amiga de la infancia, se ha convertido en una joven de impresionante belleza pero demasiado coqueta para su gusto. Ella tratará por todos los medios de llamar su atención, pero él solo piensa en embarcarse de nuevo, en el mar, en las aventuras y el éxito que espera conseguir siguiendo la tradición familiar del comercio marítimo…
Pese a sus advertencias la joven trata de darle celos y ocurre una terrible desgracia que les llevará a un matrimonio forzado.
La segunda parte arranca seis años después. Durante todo ese tiempo Alexis ha llevado su vida viajando por el mundo, ganándose la admiración de la gente con sus proezas, y al mismo tiempo, incrementando su fortuna con los pingües beneficios que le reportaban sus transacciones. La pareja protagonista no ha tenido el menor contacto durante esos años, pero Elysse ha dedicado todos sus esfuerzos a que la sociedad nunca se percatara de la tremenda farsa que era su “feliz” matrimonio. Ahora con el regreso de su esposo, con su frialdad y desaires, todo se puede venir abajo, con lo que la joven intentará por todos los medios que no se descubra hasta qué punto su matrimonio es un fracaso.
La tercera parte es muy cortita e intenta, en mi caso sin éxito, congraciarme con su protagonista una vez que se da cuenta de sus verdaderos sentimientos y se permite dejar atrás el recuerdo de la tragedia que les unió.
La trama es relativamente sencilla y los diálogos se componen una y otra vez de discusiones, malentendidos y desplantes. No es que Elysse sea una mujer para admirar, pero no cabe duda que sus fallos no tienen comparación con la personalidad bipolar de Alexis. Este cenutrio, por muy atractivo que sea, me ha hecho desear coger una estaca y rompérsela en la cabeza, cuando no arrearle con ella en otro sitio. Sí, justo ahí, donde más les duele. Dicen que el amor es ciego y esta novela, sin duda, podría ser un buen ejemplo de la idiotez de una mujer que se empeña en amar a un hombre que no lo merece… ¿Por qué? Porque navega, porque fue su amigo de niños, porque está de toma pan y moja , porque… ¡No tengo ni la menor idea! Menudo amigo de la infancia, menudo protector, menudo egoísta, y lo siguiente que me nace de la boca es un taco que todas os podéis imaginar, por lo que nos lo vamos ahorrar.
En cuanto a los secundarios he de reconocer que el tercero en discordia es mi personaje favorito, el que debería haber sido el protagonista de una novela romántica y el único al que se le puede describir como un caballero.
Mención especial se merece la hermana de Alexis y amiga de Elysse, que menos mal que intenta ser neutral porque anda que ya le vale… Sinceramente, con toda su dulzura y buenas intenciones, me ha caído gorda.
La promesa es una novela de un obtuso, egoísta, mujeriego y faltón y de una coqueta enamorada de él. Se lee rápido y te pasas toda su lectura a la espera de que el protagonista reciba su merecido, algo que nunca llega. Con lo que, al terminarla, debo reconocer que yo hubiera disfrutado más si Alexis se hubiera quedado para siempre en la Conchinchina.
Crítica realizada por Nati M
Aprovechando que este mes publican uno de mis libros preferidos, me lanzo a hacer mi primera crítica. Lo he vuelto a releer hace unos pocos días y sigo pensando lo mismo que la primera vez que lo leí. Me encantó.
Brenda Joyce nos introduce de pleno en el complicado mundo de intrigas, maquinaciones políticas y traiciones que se producen en la Inglaterra de 1093. Tiempos en los que los recién mezclados normandos y sajones luchaban sin tregua contra Escocia. Y es en este mundo donde surgen dos personajes fuertes y con personalidades complejas que hicieron que devorara las páginas del libro: Stephen De Varenne y Mary de Escocia.
Él es un gran guerrero de origen normando que no ha conocido ni una sola derrota y que posee una gran propiedad colindante con Escocia. Ella es la hija del Rey de Escocia. Como veis en principio son enemigos irreconciliables.
Los protagonistas no pueden conocerse de peor manera. Mary es hecha prisionera por los hombres de Stephen y él la toma bajo su servicio. Ella trata de ocultar por todos los medios su identidad, pues sabe que las escasas arcas escocesas no podrían permitirse pagar su rescate. Pero Stephen no tarda en descubrirla, y hallándose ya enamorado de Mary, aunque se niegue a reconocerlo, cree que la solución para terminar con las interminables guerras de la frontera, sería que ellos se unieran en matrimonio; un matrimonio que marcará el destino de Inglaterra.
La princesa escocesa en principio se siente horrorizada, pero al fin cede porque se halla profundamente enamorada del hombre que la mantiene bajo su dominio, ya que lo conoció años atrás y nunca ha podido olvidarlo.
El personaje masculino es completamente creíble. Al leer sobre él y sus actitudes, te da la impresión de que así debían comportarse los guerreros de aquel tiempo. Puede llegar a ser cruel hasta el extremo y también amar hasta el extremo.
Pero Stephen debe su lealtad a Inglaterra y Mary a Escocia. A la princesa le exigen que espíe para su país para acabar así de una vez con el poder inglés, y eso hace que Mary sufra al tener que elegir entre el amor que siente por su marido y la lealtad que le debe a su padre, el Rey.
Me gusta mucho el personaje de Mary. Adora a su familia y trata de protegerlos en todo momento. Hay un momento en el libro, casi al final, entre ella y su madre, en el que casi te ves allí con ellas, siendo testigo de la terrible escena que tiene lugar en el castillo de Edimburgo. Pero sobre todo, la admiro por el amor incondicional que siente por su marido, a pesar de todo lo que él debe hacer por orden de su Rey.
Es una mujer que defiende lo que cree que es justo y eso hace que Stephen tome una decisión terrible sobre ella, pero el amor, el amor será lo único que la mantenga viva en la vorágine de acontecimientos que se suceden.
En unos tiempos en los que la lealtad y el honor lo eran todo, el amor entre estos dos seres puede llegar a ser muy difícil. Y aun así, a pesar de todo. El inmenso amor que sienten les dará fuerzas para luchar contra la voluntad de un Rey tirano.
Esta es en verdad una historia en la que se narra cómo el odio entre dos seres nacidos para ser enemigos llegan a amarse hasta la locura, por encima de todo y de todos.
También me gustaría destacar a personajes secundarios tan notables como Lady Alice, heredera de Kent y corrompida por la Corte inglesa, quién se enamora del hermano de Stephen, Geoffrey, otro interesante secundario.
El espectáculo está servido: pasiones prohibidas, asesinatos, intrigas palaciegas, amores imposibles...
Por último, decir que me gusta la frase que hay en la portada de La promesa:
""Su odio se convirtió en un amor de leyenda.""
Sin duda, llevan razón.
Es un libro excelente, que además relata de forma fidedigna la Inglaterra del siglo XI.
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