Y Benedict también necesitaba algo, tener acceso a Chevington Park, la mansión familiar de los Ferrand, para realizar una investigación secreta.
Los dos tenían sus objetivos, pero nada los había preparado para enamorarse de una manera tan feroz, temeraria y peligrosa..."
Una noche de tormenta, Camilla Ferrand viajaba por caminos embarrados a bordo de un carruaje dirigido por un cochero borracho. Su mente hervía de frustración y vergüenza. Había contado tantas mentiras a sus familiares, que no sabía cómo afrontarlo. Necesitaba rápidamente un prometido, pero ¿quién?... Sabía que a su abuelo no le quedaba mucho tiempo de vida y quería darle una alegría.
Benedict Wincross, estaba apostado detrás de un árbol. La lluvia inclemente le había calado hasta los huesos. En la oscuridad de la noche, una luz ilumina el sendero. Camilla, ayudada por un farol, intenta abrirse paso. De repente surge de ninguna parte, un musculoso brazo que la atrapa.
La aventura acaba de comenzar. Benedict no parece ser un salteador de caminos y el aspecto de Camilla, dista mucho de ser el de una señorita de la aristocracia. Los disparos suenan a su alrededor y comienza su loca huida. Se refugian en una posada y empiezan a urdir un plan. Camilla, ya tiene a su prometido y Benedict la tapadera perfecta...
Haciendo memoria, creo que Indiscreción es la primera novela que no me gusta de Candace Camp (o de su alter ego, Lisa Gregory). La he encontrado muy lenta y aburrida. El argumento no es de los que me llamaba la atención pero decidí arriesgarme y me estrellé. Toda la acción se resumiría en: unamos nuestras fuerzas, usémonos y después si te he visto no me acuerdo. Si a este cóctel le añadimos unos cuántos frotamientos y una investigación sobre el contrabando en la costa, hemos terminado (medio dormidas) el Harlequín.
La relación entre Camilla y Benedict no es de las más apasionadas que he leído. Es como si un fuego se apagara y le echaras gasolina. La llamarada subiría hasta el techo y pasado un tiempo, volvería a apagarse. Hablando en cristiano, diría que el libro tiene buenas escenas hot pero que cuando pasa el calor reina el frío.
La purrela de personajes secundarios tampoco ayudan a que te enganche la novela. He acabado cansada de tantos parientes ociosos, ni demasiado buenos ni demasiado malos. En cuanto a la ambientación, es poco más que inexistente.
Mi puntuación es 1/5
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Camilla Ferrand estaba tan cargada de problemas que había sido incapaz de fijarse en el camino que debía indicar al cochero. En medio de la lluvia y el barro, y con una niebla que apenas le permitía dar un paso en la dirección correcta, no puede evitar un nuevo sobresalto al toparse con un hombre desconocido armado con una pistola. En medio de una refriega en la que su vida está en peligro, la figura que se lanza encima de ella no parece tranquilizarla mucho. En medio del lodo, ella intentará escapar mientras su misterioso hombre intenta impedirlo. Cuando descubra que su cochero no está en condiciones de llevarla a Chevington Park, no le quedará más remedio que pedir ayuda al hombre que se describe a sí mismo como un caballero, y no como el rufián que ella cree que es.
En el Verraco Azul descubrirá el estado lamentable de sus ropas cuando no sea reconocida como una dama. Sólo una persona le brinda un poco de ayuda para que se adecente. Jermyn Sedgewick está en la posada con el fin de encontrarse con Benedict, el supuesto salteador de caminos. Su antagonista hacia el rufián, le impide ser correctamente presentada al joven, por lo que no permite a Jermyn presentarle por su noble apellido.
Camilla no puede evitar estallar en lágrimas ante los dos hombres ante tanto descalabro: su abuelo se está muriendo, se ha perdido, ha sido “secuestrada”, su estado es lamentable, y por si fuera corta la lista, está metida en un lío tremendo. Su impulsividad le había llevado a engañar a su abuelo y al resto de la familia contándoles que estaba prometida al señor Lassiter. Lo malo es que dicho hombre no existe. Es un producto de su imaginación. Ahora debía enfrentarse a las consecuencias y contarles la verdad, a pesar de que el estado de salud de su abuelo lo desaconsejaba. Sin embargo Jermyn no podía desperdiciar esta oportunidad. Necesitaba introducir a Benedict en la costa de Dorset. Alguien en el que los lugareños confiasen. ¿Qué mejor oportunidad para su misión que convertir a Benedict en el señor Lassiter?
Pero como no todos los planes salen bien, la llegada a casa no hace sino agrandar la mentira contada por Camilla. Sin poderlo evitar, dejan de estar prometidos encontrándose que se han casado en secreto. ¿Cómo podrán convencer a todos que son un matrimonio bien avenido si no son capaces de estar juntos sin discutir? Sólo cuando las cosas se compliquen y estén a punto de morir ahogados en medio de una tormenta se darán cuenta de sus verdaderos sentimientos.
A mí esta novela me ha resultado entretenida. No es que sea novedosa, pero a mí me ha hecho pasar un buen rato. Hay equívocos, misterios, espías desaparecidos, hombres desconocidos alojados en Chevington Park (Oglesby y Thorne), familiares desagradables (sobre todo su tía Beryl y su insoportable primo Harold) y, sobre todo, mucho antagonismo entre los protagonistas de la novela.
En cuanto a los protagonistas, Camilla nunca ha deseado casarse. No confía en los hombres ni quiere depender de ninguno. Desea ser independiente, no depender de los deseos de un hombre que controle su fortuna y su vida. Benedict Rawdon no guarda un buen recuerdo de las mujeres. Annabeth le dejó tanto dolor que lo último que desea es compartir la vida con una “marisabidilla” como Camilla. Pero Rawdon forma parte de una red de espías en territorio francés. El proyecto Gideon puede irse al traste si no logra introducirse en la cerrada sociedad de Edgecombe y descubrir al traidor. Por eso no puede desperdiciar la oportunidad que le brinda Camilla.
En conclusión, aunque no es la novela que más me ha gustado de esta escritora me ha resultado entretenida.
La puntúo con un 3.5/5.