"El irresponsable hermano de Chloe Biddleton se había marchado después de perder la mitad del rancho familiar en una partida de cartas. Ahora ella tenía que hacer frente a los errores de su hermano... y vivir con el guapísimo J.T. Flannery. Fue entonces cuando descubrió que la propiedad estaba en peligro y que no le quedaba otra opción que aceptar la proposición de matrimonio de J.T.
Lo único que aquella testaruda y bella mujer deseaba menos que tener un socio era tener un marido, pero parecía que estaba a punto de aceptar ambas cosas. Y, a medida que sus discusiones se hacían cada vez más acaloradas, también la pasión que había entre ellos se volvía más ardiente..."
Un matrimonio oportuno, es de las pocas novelas que he leído en las que el protagonista masculino cae rendido de amor a las primeras de cambio. El amor que siente J.T. por Chloe está lleno de pasión, de admiración, de ternura y de trabajo compartido. Chloe no se lo pone nada fácil. Al principio es más arisca que un gato enfadado, pero poco a poco, va dejándose conquistar por las maneras suaves pero firmes de su recién estrenado marido. El personaje de J.T. es adorable. Es un auténtico caballero del sur disfrazado de vaquero. Tiene unas cualidades que hacen que, desde que abres el Harlequín estés suspirando por los rincones. Su sentido del honor y de la lealtad, su dureza, su pasión, la paciencia que demuestra, su entrega sin límites para levantar el rancho y ese inmenso amor que siente por Chloe (en las duras y en las maduras) hacen que J.T. se haya convertido en uno de mis protagonistas favoritos.
Por otra parte, la pecosa Chloe también es interesante. Decidida a no soltar su libertad, es terca y exasperante, en ocasiones. La llegada de Jay al rancho, supone un soplo de aire fresco pero parece no darse cuenta. Ahogada por las deudas después de que, su hermano vaciara la cuenta del banco con sus ahorros, no para de ponerle trabas al forastero. Le cuesta admitir que Pete, se haya jugado la mitad del rancho a las cartas y le haya impuesto un socio. Un socio lleno de ideas con el que no para de discutir, pero al que todo el mundo respeta.
Chloe y Jay, protagonizan una novela que es para guardarla en un cajón de tu memoria. Su relación está cargada de pasión. Carolyn Davidson, pone sobre la mesa, unas escenas hot narradas con mucho estilo. Para muestra un botón (y cito):
"Descubrió que al dar, recibía. Chloe se había abierto paso en su corazón y entonces comprendió, sorprendido, que ya no estaba solo"
¿Bonito, verdad?. Pues la novela tiene unas cuantas escenas más de las que no se olvidan. Ahora me viene a la memoria, la noche de bodas de los protagonistas: J.T. cepillando, con adoración, la larga melena de Chloe. Me parece una escena tierna y recatada pero que está cargada con mucha tensión sexual.
Cambiando de tercio, pasamos a cosas más "serias". La novela está ambientada en un rancho de Wyoming en pleno siglo XIX. Retrata la dureza de aquellas tierras pero también su belleza. La autora narra un modo de vida de forma simple y directa, pero logra conectar con el lector. Mientras estás leyendo visualizas fácilmente cada escena: los cuatreros marcando el ganado robado, la doma de los caballos, el revuelo de las gallinas, el fuego en el establo... Por no hablar del "baño-repaso" que le hace J.T a Chloe con una pastilla de jabón, que para algo existen las pozas en la mitad del desierto...
Por último, quiero resaltar el papel de los secundarios. Ya sean los familiares, los cuatreros o los trabajadores del rancho, todos tienen su propia parcela. Me ha resultado muy emocionante la parte del robo de ganado, el secuestro de Chloe y el posterior rescate de su paladín. En cuanto a la historia de amor entre Micah (el alguacil) y Tilly (la tía de Chloe), no está tratada en profundidad pero es muy bonita. Son dos personas que en la madurez de sus vidas, deciden darse una oportunidad.
El epílogo acaba poniendo un broche de oro a esta novela. Mi puntuación es 5/5