Charlaine Harris - Corazones muertos

Crítica realizada por Lilith

En esta segunda entrega de la aventuras de Soockie Stackhouse vemos como la saga cada vez se decanta más hacía el lado de la novela policíaca-fantástica que hacia el lado de la novela romántica. Sí, es cierto que la relación entre Sockie y el vampiro Bill sigue siendo una parte muy importante de la historia, pero también es cierto, que lo es más por las dificultades que conlleva una relación vampiro-humana en el mundo creado por la autora, que por un verdadero interés romántico.

Esta vez las habilidades mentales de Soockie son necesarias para la resolución de dos casos diferentes dentro del mismo libro…, es como en las grandes producciones de cine norteamericanas, si la primera parte tuvo mucha acción y efectos especiales, en la segunda hay que duplicarlo todo para hacerlo aún más espectacular y grandioso. Y definitivamente eso es lo que parece que Charlaine Harris ha pretendido en este libro: dos casos en lugar de uno solo y nuevos personajes y seres sobrenaturales aún más sorprendentes que los de la entrega anterior.
Lamentablemente la calidad de la historia, en mi opinión, no se ha beneficiado con esta política, y la novela ha perdido casi toda la fuerza e interés que sí tenía la primera. Si la trama de “Muerto hasta el anocher” te mantenía en suspense, tanto por los misteriosos asesinatos que se estaban produciendo como por el mundo vampírico que la autora nos presentaba, la trama de “Corazones muertos” a lo sumo da para pasar el rato en el transporte público mientras se va a trabajar.

En esta ocasión, Soockie debe ayudar a su némesis, el policía Andy Bellefleur, a resolver un problemilla que este tiene con la ley, en realidad nada grave: simplemente ha sido acusado de un sangriento asesinato. Además, y para complicar un poco las cosas casi a la vez Soockie es enviada a Dallas por Eric (en mi opinión el único personaje verdaderamente interesante de la novela y que gana enteros con cada aparición), para ayudar a los vampiros de esa ciudad a solventar una serie de problemas “interraciales” que están teniendo.

Toda la parte de la historia que se desarrolla en Dallas (que por desgracia constituye el grueso del libro), se me hizo terriblemente aburrida e incluso larga, y solo hacia el final de la novela, pude ver los destellos de fuerza y agilidad en la narración que tanto me gustaron de la primera entrega.
Para mayor tormento nuestro (oh, pobres lectores), tengo la impresión de que la calidad de los personajes también se ha visto mermada, a excepción de Eric, que como ya he dicho, solo con sus breves pero interesantísimas apariciones se va comiendo, prácticamente sin esforzarse, incluso a los verdaderos protagonistas del libro. De esta manera el vampiro Billme ha parecido incluso aún más soso y aburrido de lo que le recordaba, un ser completamente plano y sin un atisbo de encanto o gracia, no pinta nada en la historia y cada vez parece más el antihéroe romántico: deprimente. Por su parte la protagonista, Soockie, con cada párrafo de la novela se va asemejando más y más a las estúpidas niñas de instituto americano: rubita, resultona, de mente estrecha y completamente idiota.

Yo me planté en la lectura de la saga después de leer esta historia, así que no es una novela que le recomendaría a mis amigas. Sin embargo es obvio que estos libros tienen algo porque las editoriales los siguen publicando, y eso por no hablar de que la serie de televisión que se ha basado en ellos ya va por su cuarta temporada. Para gustos los colores.

Le doy un 2,5 sobre 5