Crítica realizada por Mariam
Novela sin traducir
Sarah Thornton fue rechazada por su padre, un hombre intransigente y de estrictos principios, cuando descubrió que estaba embarazada. También abandonada por el hombre que la sedujo, Sarah deja su acomodada vida en Boston para comenzar una nueva junto al hijo que está a punto de nacer. Pero sus planes se tuercen cuando está a punto de tomar un tren, pues descubre que le han robado el bolso, con lo que es incapaz de pagar el billete y, por tanto, no le dejan subir. La intervención de un apuesto desconocido, que no sólo se ofrece a pagar el pasaje, sino que la acomoda en su compartimento junto a su bonita y vivaz esposa, cambiará su destino. La pareja se presenta como Claire y Stephen Halliday, unos recién casados que viajan al oeste y que, bondadosamente, le ceden la única cama.
Esa misma noche el tren sufre un terrible accidente y cuando Sarah despierta se encuentra en la cama de un hospital, con una pierna rota y un recién nacido en brazos. Lo más increíble es que, puesto que se encontraba en el vagón de los Halliday, las autoridades la han confundido con Claire Halliday, que ha fallecido en el accidente junto a su marido.
Dividida entre la oportunidad de comenzar una nueva vida o revelar su verdadero nombre, Sarah calla cuando Nicholas Halliday, el hermano mayor de Stephen, aparece y, creyéndola su cuñada, no sólo se hace cargo de los gastos hospitalarios, sino que los lleva a ella y a su hijo a a la casa de los Halliday.
A Sarah le remuerde la conciencia por mentir tanto a Nicholas como a su madre, que la recibe con los brazos abiertos y queda prendada del bebé, al que cree su nieto, por lo que se jura que cuando se recupere de las heridas y pueda valerse por sí misma, les confesará la verdad y se marchará.
Sin embargo poco a poco se va encariñando de la bondadosa madre de Nicholas e, incluso, del propio Nicholas, pese a su carácter malhumorado y a que parece desaprobar su presencia.
Lo cierto es que Nicholas nunca aprobó el matrimonio de Stephen con Claire, a la que en realidad no llegó a conocer. La mujer que Stephen describía en sus cartas -así como los informes realizados por el detective que contrató- no se corresponde con la Claire, dulce y callada, que llega a su casa. Pero después de todo, Claire fue una actriz; tal vez una consumada actriz, puesto que es capaz de hacerle caer creer que es una joven inocente y necesitada.
Pese a la desconfianza mutua que sienten, poco a poco la atracción nace entre Sarah y Nicholas. En el fondo de su corazón Sarah sabe que se ha enamorado de ese hombre hosco y necesitado de cariño, pero existe toda cadena de mentiras que se interpone entre ellos.
The mistaken widow es otra muestra más del buen hacer de Cheryl St. John, una autora con una habilidad asombrosa para escribir sencillas novelas del oeste, rodeándolas tanto de una parte más dura como, a la vez, envolverlas en un halo de dulzura indescriptible. De esas que sin muchos aderezos te llegan al corazón.
Tal vez a primera vista el argumento no invite a creer que estamos ante una novela original, pero más que la historia en sí -que me ha parecido deliciosa, conmovedora y muy romántica- lo que es indiscutible es el sello que le imprime la autora.
Una mujer desvalida y sin recursos que se ve en la tesitura de llevar a cabo una suplantación de identidad por el futuro de su hijo recién nacido, un hombre endurecido y desconfiado que, a su modo, llora la muerte de un hermano del que estaba distanciado y un cúmulo de circunstancias, casualidades y avatares del destino, que entrelazan los caminos y los corazones de Sarah y Nicholas, son los elementos de esta preciosa historia de amor.
Me bastó con leer una novela de Cheryl St. John para que me cautivara su pluma y, sobre todo, la dulzura que destilaba aquella historia. Algo que se ha repetido novela tras novela. Ya sean actuales o históricas, te transportan y te seducen con la fuerza de los sentimientos que describen.
Pese a que como digo antes, tal vez, The mistaken widow presupone ser una de tantas historias del oeste protagonizada por una jovencita sin recursos -pese a que es de buena familia- y un rudo y solitario propietario de una mina, página tras página te envuelve en la vida en una pequeña comunidad que vive en una región minera y en una bonita historia de amor.
Al principio Nicholas provoca, como es de esperar, cierto rechazo. Pero con el devenir del tiempo se nos muestra que el mayor de los hermanos Halliday, heredó no sólo la mina de la familia sino las obligaciones y el carácter hosco y solitario de su difunto padre. Stephen fue el risueño soñador que abandonó las obligaciones familiares para vivir en sus términos y perseguir sus sueños.
De modo que el hombre que conoce Sarah es amargado y desconfiado. Mas bajo esa apariencia malhumorada e intransigente, que en principio le recuerda a su propio padre, descubre un hombre bondadoso, atado a cargas y deberes familiares. La llegada de Sarah/Claire y el pequeño William parece comenzar a obrar el milagro en Nicholas.
Evidentemente la historia no es un camino de rosas, pues a los prejuicios de Nicholas, a su rígida crianza y a los engaños de Sarah, otros escollos van sembrando la vida entre la pareja y, con ello, dejando a la lectora con el corazón en un puño a medida que lee.
Pero la incertidumbre tiene su recompensa en un enternecedor final que hay leer.
Preciosa, sencilla y sentida novela de Cheryl St. John, cuyas historias poseen algo indescriptible. No se si es la dulzura, esa mágica inocencia que las rodea o qué, pero siempre me dejan al final de la lectura con una sonrisa en los labios.
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