Corín Tellado - Matrimonio singular

Crítica realizada por Patufet

A los diecisiete años Kay Ardrich enfermó gravemente, no encontraban solución a su mal y a sus padres solo les quedaba acudir al mejor médico que había en aquellos momentos Gregory Calhoun, aunque éste en un principio no quería visitarla accedió finalmente y le pronosticó una enfermedad pulmonar que la tendría en cama durante seis meses, pero sus padres estaban pasando una mala situación económica y no podían pagar los honorarios, aunque se sorprendieron cuando al curarse Kay, Gregory pidió su mano.

Kay que estaba enamorada de Pablo no accedía a casarse y menos con un desconocido que le llevaba trece años y que le imponía con su sola presencia.
Pero una charla de Adrian Ardich con Pablo hicieron a éste partir y Kay accedió a casarse.

Han pasado cinco años y tienen un hijo, Dick, de tres, que es la alegría de Kay, ya que su matrimonio es puramente de conveniencia, Kay vive una vida tranquila, se deja llevar, es feliz se dice a si misma, pero nunca se ha entregado voluntariamente a su marido, siempre le ha guardado rencor por haberla apartado del hombre que quería, se pregunta si hubiera sido más feliz con Pablo, aunque un día que este la visita se da cuenta de que ya es agua pasada, de que su vida está bien como está.
Greg, un hombre que nació pobre y que ha conseguido llegar a donde está a fuerza de voluntad, se enamoró de Kay y pensó que sería la esposa perfecta, pero se ha encontrado con un pedazo de hielo, que nunca ha tenido un gesto de cariño hacia él.
Pero Kay que vuelve a estar embarazada recae de su enfermedad y tiene que marchar a Suiza en compañía de Greg, al estar solos se produce un acercamiento, Kay lo necesita y se muestra cariñosa con él, Greg empieza a tener esperanzas de que todavía se puedan arreglar las cosas entre ellos. Pero el destino no piensa lo mismo y una desgracia que ocurre vuelve a aislar a Kay.

Con Corin Tellado me inicie en la novela romántica, de las muchas novelas que leí en mi juventud aún hay algunas que guardo con mucho cariño y que me gusta releer de vez en cuando, y esta es una de ellas, teniendo en cuenta que es una novela de 1957 y que los tiempos han cambiado mucho desde entonces, y menos mal, en favor de las mujeres, aunque hay que reconocerle a la autora, que a pesar de vivir en un mundo puramente de hombres, creaba unas protagonistas valientes y de mucho carácter.
Kay es una mujer, que no le falta de nada, vive entregada a su hijo, porque no ha conseguido perdonar a su marido, pero se analiza y realmente se da cuenta de que lo quiere, pero nunca ha sido capaz de demostrarlo.
Greg, es un personaje que me encanta, aunque puede parecer duro en ocasiones, sobre todo con la educación de su hijo, que quiere que vaya a un colegio humilde como fue él, pero está profundamente enamorado de Kay, aunque tampoco se lo ha dicho nunca al ver la frialdad con que lo trata.

Esta historia me parece preciosa, aunque es de las más tristonas que he leído de esta autora, y es que ocurren una serie de desgracias que no hacen más que unir y separar a nuestros protagonistas, pero aún así y sabiendo que siempre me cuesta llorar un poquito no puedo resistirme a releerla una y otra vez, por que tiene escenas y situaciones muy emotivas.

Mi valoración Muy Buena