Crítica realizada por Katon
Libro 7 de la serie "Hombres de Texas"
Tremayne 2
Harden Tremayne y Miranda Warren se sintieron atraídos nada más conocerse, pero ambos lucharon contra sus sentimientos.
Ella había perdido a su marido y al hijo que esperaban en un accidente de tráfico, y todavía no había superado la tragedia. Él odiaba a las mujeres.
Jamás podría perdonarle a su madre que fuera hijo ilegítimo ni tampoco que lo obligara a romper con un amor de juventud; porque esa era la razón por la que su joven novia se había suicidado.
Harden y Miranda se conocen en el bar de un hotel de Chicago. Él, un auténtico hombre de Texas, estaba allí para dar una charla sobre los nuevos métodos del cruce de razas. Miranda, acompañada por su hermano había entrado al bar para tomar una última copa, pero tras avisarle de una urgencia él debe dejarla allí.
Mantienen una breve conversación, ella está borracha y Harden no sabe muy bien cómo actuar. Tras cruzar un par de frases ella le dice que acaba de perder a su marido hace tres meses y se marcha llorando, dejándose en la mesa el bolso. Harden la sigue y se queda petrificado cuando la ve en el borde del puente, pensando que está a punto de saltar se acerca a ella. Finalmente Harden la convence para que le acompañe al hotel, ya que ella no quería volver a su casa sola. A la mañana siguiente Harden la acompaña a casa, una pequeña chispa ha surgido entre ellos, Harden cree que lo que siente por ella es lástima y Miranda se siente culpable por mirar a otro hombre tan poco tiempo después de la muerte de su marido y su bebé.
Lo que más me ha gustado de esta historia han sido las conversaciones, y los momentos que ambos pasan en Chicago, Harden incluso se queda más días de lo previsto para estar con ella. Ambos saben que no es el momento adecuado para iniciar una relación y que Harden tendrá que volver a Texas. Se sinceran como nunca antes lo habían hecho, Miranda le confiesa que en realidad no amaba a su marido y por detalles que le va contando Harden cree que el hombre era un hombre egoísta que nunca pensó en Miranda. Todos los complejos que ella tiene con su cuerpo se los debe a su marido. Pero Harden, tan celoso de su intimidad se encuentra contándole a Miranda que es hijo ilegítimo y que la relación con su madre es bastante tensa. Tras un momento muy íntimo en el sofá de la casa de Miranda, el adiós llega, pero prometen escribirse.
La primera carta que escribe Miranda es sincera y continúa el mismo hilo de confidencias que habían iniciado en Chicago, pero Harden le contesta de una manera fría, informal y escrita a ordenador, más impersonal imposible. Miranda, creyendo que él no quiere que continúen las confidencias le contestará en el mismo tono, aunque ambos estén echándose mucho de menos ninguno lo admitirá.
Tres meses más tarde Harden debe volver a Chicago. Nada más ver a Miranda, Harden comprende que no puede volver a separarse de ella. Le pide que vaya con él a Texas, que le de una oportunidad a esa relación y que en un futuro podrían casarse. En Texas empezarán los malentendidos que los irán alejando cada vez más. La luna de miel se convierte en una de hiel, nada más volver a Texas ambos tienen muy claro que la única solución es la anulación.
Esta historia ha ido perdiendo fuelle conforme avanzaba, para mí lo mejor ha sido mientras estaban en Chicago. Al llegar a Texas, Miranda se convierte en una mujer casi sin personalidad, donde la inundan los complejos y donde duda de todo, ya no sabe si Harden la ama o si se ha casado con ella por lástima o por el recuerdo de Elisabeth su antigua novia que se suicidó cuando ambos eran adolescentes. Y Harden, tal y como había acusado a Tim el anterior marido de Miranda, se convierte en un machista, portándose con una arrogancia y con unos modales que terminan de hundirla. Es como si Harden se hubiera aprovechado de lo que más le duele a Miranda para hacerla daño.
Otro hecho que me ha descolocado bastante es que mientras iba leyendo se veía que Miranda es una mujer que había sufrido en su matrimonio, que su pareja la iba anulando poco a poco, que la despreciaba, pero al oírla hablar de ello parecía que Miranda llevaba casada un tiempo, y que conocía a su marido desde hacía bastante, por eso cuando ella confiesa que llevaban unos cuatro meses casado y que conoció a su marido dos meses antes de casarse me resultó demasiado forzado, para mí, eso no era lo que expresaba ella.
Miranda, tras hablar con Theodora, la madre de Harden, intenta interceder entre él y su madre y ello le conlleva el desprecio de Harden. Aunque también es cierto que el propio Harden admite que su madre no tuvo la culpa de lo que hizo Elisabeth pero aún así sigue despreciándola y tratándola de una manera demasiado despótica. Aún así me gustó la conversación que tuvieron ambos y cómo Harden decide dejar a un lado el orgullo y
acercarse a ella.
Los malentendidos entre Miranda y Harden continúan, cosas absurdas que sumadas a lo acontecido en la luna de miel hacen la situación insostenible. Gracias a Evan, Harden será consciente del daño que le ha hecho, solo espera que no sea demasiado tarde para arreglarlo.
No es de las peores novelas de la autora, aunque aquí han fallado ambos personajes. Aún así se deja leer, no es de los libros que releeré, pero es una historia que va de más a menos.
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