Crítica realizada por Mariam
La muerte de su padre supone para Adriana Moore un doble golpe: el dolor por su pérdida y el descubrimiento de que, gracias los oscuros subterfugios del abogado de éste, Richard Pope se ha convertido en el heredero de la fortuna Moore. Apenas oficiado el funeral, le da un ultimátum a Adriana: o se casa con él o quedará totalmente desamparada. Y en un gesto "de comprensión" le da un plazo de una semana para responderle: una semana desde el domingo...
Pero de antemano se siente muy seguro de sí mismo.
Adriana siente cómo el mundo que ha conocido hasta entonces se abre a sus pies. Al dolor de perder a su padre, se suma el sentirse alienada, arrinconada y obligada a ir en contra de sus deseos. De ninguna manera desea casarse con Richard Pope, un hombre que la aterra con su presencia. Debajo de esa fachada de cáustico abogado, presiente que se esconde un ser frío y ambicioso que no ha dudado en manipular los deseos de un moribundo.
Adriana opta por huir y apenas un día antes de que se cumpla la fecha límite, impuesta por Pope, toma algunas de sus cosas y emprende la huida. Su idea es buscar ayuda de una tía por parte de madre, una mujer a la que recuerda con cariño y le inspira confianza. Es un pariente lejano pero es su última oportunidad de salvarse.
Una tormenta se desata mientras huye y pierde el control de su coche, impactando con una camioneta cargada de botellas de alcohol. El conductor del otro vehículo, fuera de sí, la emprende a gritos con ella hasta que ésta pierde la conciencia.
Al volver en sí se encuentra en un pequeña clínica donde una amable doctora le pone al tanto de su situación: no presenta heridas graves, pero su coche está destrozado y el conductor del otro vehículo continua furioso con ella, ya que la responsabiliza del accidente, a causa del que ha perdido todo el alcohol que transportaba para su taberna. Para colmo, otro hombre viajaba con él en la camioneta siniestrada, su amigo y pianista en la taberna, que a consecuencia del accidente ha sufrido una fractura en una de sus manos, lo que le impide tocar el piano.
Adriana teme a ese iracundo extraño que cada vez que se acerca a ella es para importunarla y amenazarla.
Finalmente, sabiendo que Adriana huye de alguien, la doctora tercia y parece dar con la solución.
Adriana necesita un lugar donde vivir hasta que su coche sea reparado, Quinn Baxter (el energúmeno conductor) necesita a alguien que cuide de su hermano inválido, un joven adolescente que está confinado a una silla de ruedas y que ha perdido las esperanzas de recuperación, algo que Quinn no ha hecho.
Al mismo tiempo, Adriana ayudará en sus estudios a Jesse Baxter y ocupará el lugar del pianista herido en la taberna, algo que la escandaliza sobremanera; pero sintiéndose responsable cree que debe hacerlo.
Adriana Moore es una joven de buena familia, cuya educación ha versado en torno a la música, la literatura y una vida hogareña. Gran parte de su vida la ha pasado cuidando a sus seres queridos; primero a su madre enferma, fallecida años atrás, y en los últimos tiempos a su padre.
No habiendo hecho otra cosa, no cuenta con los medios suficientes para valerse por sí misma y, aunque le horroriza la idea de tocar el piano en una taberna, se culpabiliza de los problemas que atraviesa Quinn. Por ello acepta.
Quinn Baxter es un joven leñador que a la vez que trabaja como tal, regenta la taberna que tiempo atrás perteneció a su padre. Defraudó a éste cuando se negó a seguir con el negocio familiar, siempre quiso ser leñador. Pero tras la muerte de su madre y el accidente que dejó en silla de ruedas a Jesse, su hermano menor, sabe que necesita mantener el negocio para que un día sea el legado de Jesse y el joven pueda valerse por sí mismo.
Tras su fachada ruda y su mal genio, se esconde un hombre de principios, un trabajador incansable. En el fondo, sabe que su reacción ante Adriana es excesiva, admite que la joven no pudo evitar el accidente, pero necesita culpar a alguien y necesita su ayuda, con lo que se aprovecha de las circunstancias.
Mientras Adriana se enfrenta a una vida abismalmente opuesta a la que ella ha conocido hasta la fecha, empieza a sentirse parte de esa pequeña población de leñadores, de gente sencilla y humilde... y, ante todo, de las vidas de Quinn y Jesse Baxter.
Poco a poco se encariña del joven Jesse, incluso nota cómo una inexplicable atracción nace hacia Quinn. No obstante hay dos sombras que enturbian su vida: una es Lola, la mujer que trabaja en casa de Quinn y que la ve como una rival por conquistar al mayor de los Baxter, y la otra es Richard Pope, quien sabe no dejará de buscarla para obligarla a cumplir sus planes.
A Week from Sunday es la última novela publicada de Dorothy Garlock, con lo que no está disponible en español, al menos de momento.
Dorothy Garlock es una autora de la que tan sólo se han publicado dos novelas en nuestro idioma. Es una escritora consagrada, con una extensa bibliografía y de la que había leído muy buenas referencias. Todo ello me llevaron a interesarme en sus novelas y A Week from Sunday es la primera que leo. No será la última.
He descubierto en sus páginas una historia sencilla, que destila humanidad y el día a día de personas de origen humilde. No existen grandes conflictos, tan sólo la vida de un joven leñador y su hermano inválido y cómo sus vidas cambia el día que la joven señorita de sociedad, Adriana Moore, irrumpe en sus ordenadas y simples vidas.
La novela está ambientada en los años 30, concretamente sucede en 1935. Es un marco histórico que, además, visto a través de los ojos de personas humildes, refleja los problemas económicos y sociales que imperaron en los años 30 en Estados Unidos.
Como digo no hay grandes sobresaltos. Desde el principio conocemos a los antagonistas de la novela: Lola, una mujer ambiciosa que aspira a casarse con Quinn, y que ve en Adriana una enemiga desde el primer día; y Richard Pope que persigue a la joven Moore hasta dar con ella.
Al margen de esto, la novela refleja el día a día de Quinn, Adriana y Jesse, cómo van forjándose unos lazos entre ellos, cómo van descubriéndome mutuamente, tras la animadversión y miedo iniciales.
Adriana es un personaje que no sufre grandes cambios a lo largo de la trama. Su esencia, su educación culta y refinada, está siempre presente en su día a día. La autora refleja muy bien cómo le cuesta dejar de lado los convencionalismos sociales.
De Quinn en cambio vemos un cambio mayor. En realidad no es cambio, pero al principio se nos presenta como un hombre malhumorado y hosco. Poco a poco afloran otros aspectos de su personalidad: sus principios, su valor y su sentido del deber, incluso su sentido del humor. Desde el principio no puede evitar incordiar a "Annie", como él llama a Adriana, y ver debajo de su fachada de joven inalcanzable, la mujer que nunca ha tenido oportunidad de ser y que siempre soñó ser.
Por otro lado, me ha gustado especialmente los lazos que nacen entre Jesse y Adriana, cómo ésta le ayuda, cómo él se abre a ella y nace un cariño y una confianza enternecedores.
El único punto débil que le encuentro al libro es el personaje de Richard Pope. Es un hombre que esconde demasiados odios y envidia hasta el punto que, en mi opinión, se convierte en un personaje muy estereotipado en su papel de malo de la novela.
A Week from Sunday es una novela sencilla, sin grandes sobresaltos, que narra una historia de amor dulce y sencilla, basándose en la cotidianeidad de personas humildes, en sus sentimientos y problemas para crear una atmósfera humana y cercana, casi como si formaras parte de esa pequeña población.
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