Elena Garquin - Casualmente Valentina

Crítica realizada por Teresa

Benavente, 1886. A Rafael Mejía la vida le sonríe. Es un hombre de éxito, joven, atractivo y arrogante, y acostumbra a conseguir lo que quiere en un abrir y cerrar de ojos, tanto en los negocios como en el placer.

Valentina, la humilde empleada de una posada de dudosa reputación, será su siguiente víctima. Una muchacha tan dulce como hermosa por quien se siente irremediablemente atraído, hasta el punto de convertirla en la principal candidata para ocupar su cama, sin imaginar que, con ella, comenzarán sus problemas.

Para Valentina, la impactante aparición de Mejía provoca un enorme cataclismo en su apacible vida. Resuelta a no sucumbir al enorme embrujo que ejerce sobre ella, combatirá su oscuro atractivo de la única forma posible: conquistando un duro corazón que él presume de no poseer.

Desde los fastuosos salones del Casino de Benavente hasta el oculto corazón de la sierra de la Culebra, Valentina seguirá a Mejía en un viaje plagado de peligros y sombras de los que Rafael la intentará alejar, pero ¿será capaz de eludir con la misma fuerza el poder del amor?

Confieso que no había leído nada hasta ahora de esta autora. Me falta conocer a muchas, pero el tiempo no da para más y voy poquito a poco con todas ellas.

Lo que más me ha gustado es la época, reconozco que soy más de historias en tiempo pasado que actuales. El medievo me vuelve loca, pero el siglo XIX es superinteresante porque, además de una historia más o menos bien llevada, se puede relajar uno leyendo cosas que conocemos, sin tener que irse a la enciclopedia y comprobar si en tal o cual época había, pongamos, corsés.

Protagonista masculino: Rafael. Típico. Muy típico. Guapo, estupendo, orgulloso, todo le sale bien, las mujeres casi se le tiran encima... No me acaban de convencer los hombres tan suertudos y en cuanto conocí al personaje ya estaba deseando que le pusieran las peras al cuarto. Se las ponen, se las ponen, menuda es Valentina.

Protagonista femenina. Valentina. La chica no es que no sepa apreciar a un tipo guapo a rabiar, no voy a decir que le da lo mismo ocho que ochenta, pero tiene la suficiente valentía como para no hacer lo que hacen las restantes mujeres que conocen a Rafael, es decir caer a sus pies como bobas. Aquí está lo que decía antes de ponerle al mozo las peras al cuarto.

Los diálogos me han gustado, son chispeantes.

Sensualidad a tope desde el momento en que se conocen, hay chispas por todos lados.

Lo más bonito, aparte de sus conversaciones, dimes y diretes, es que vas viendo el cambio que se produce en ambos. Rafael se va volviendo menos engreído, va cayendo en las redes del amor, cuando nunca quiso caer en ellas. ¿Para qué, si todas las mujeres se le ponen fácil? Pues no, aquí está Valentina para demostrarle que hay otra forma de ver la vida. Valentina, que tampoco quiere caer rendida, pierde al final.

En resumen, una novela para leer, para pasar un buen rato, para entretenerse y olvidarse de lo cotidiano, con unos principales buenos, secundarios nada despreciables, diálogos sensuales y divertidos e incluso algún que otro malvado.

No será la última novela de esta autora que caiga en mis manos, porque además es que escribe muy requetebién.