Elizabeth Gaskell - Los amores de Sylvia

Crítica realizada por Merche

Esta es una de esas autoras clásicas a las que siempre tengo en mente a la hora de leer o releer un libro (imposible olvidar su maravilloso Norte y Sur). Es habitual que esta escritora nos sumerja con facilidad dentro de sus páginas, tiene un don especial para describir las cosas más simples, la vida cotidiana de un pueblo, acercando con pericia esa vida a los ojos del lector y haciendo casi que te involucres en la historia que te cuenta.

Esto es lo que pasa con Los amores de Sylvia, la historia ambientada en un pueblo en el que sus habitantes, prácticamente la mayoría, viven de cazar ballenas.

Se podría decir que el argumento se basa en las pasiones de dos hombres y una mujer, porque a la protagonista la pretende su primo, pero ella se enamora de un arponero que llega al lugar. Como es natural, hay situaciones comprometidas e interesantes entre los dos rivales, vemos las distintas maneras de pensar de uno y otro, la rabia, el dolor, los celos. Pero la novela no solo se basa en la relación de estos tres personajes, aunque sí son los principales y el eje de la historia.

Esa autora aplica la Historia con mayúsculas a la novela, cosa habitual en ella, posicionando el argumento en 1796, a punto de entrar en el siglo XIX, cuando Napoleón estaba en guerra con Inglaterra y todos andaban de cabeza. La época puede que resulte muy típica, muchas de las novelas de romance que he leído son de este período porque da juego para introducir héroes y heroínas en lucha contra los franceses. Y en esta novela se aprovecha esa guerra para dar a conocer un hecho del que, lo admito, no tenía ni idea: que los ingleses reclutaban hombres incluso raptándolos, para engrosas el ejército que luchaba contra Napoleón.

Tampoco creáis que todo es a base de guerras. Hay escenas cotidianas en el pueblo ballenero muy entretenidas, muy de andar por casa y de sentirse cómodas leyendo. Sylvia es una muchacha feliz, algo mimada por sus padres, aunque eso no signifique que sea ñoña, todo lo contrario.

He de decir que ha habido un momento en el que no sabía por qué hombre decantarme de los dos que requiebran a la muchacha. Son distintos, claro, pero cada uno a su manera tiene cosas buenas y malas, como cualquier persona, y ambos me han agradado. ¿Y qué decir de los secundarios? Buenos de verdad, los padres de Sylvia me han fascinado, de un carácter tan distinto y a la vez con un sentido común increíble, ambos desviviéndose por su hija. Dulzura y fuerza unidas.

La he devorado en pocos días, deseando tener un momento libre para agarrarla. Eso es lo mejor de un libro, que busques cualquier instante para meterse en sus páginas porque te tiene atrapada.

Lo acabé con un suspiro, feliz por una lectura maravillosa y triste porque se había terminado.

Desde luego es muy recomendable.