Crítica realizada por Sandrayruth
La historia comienza contando la historia de la vida de Jane en Oxford, en un barrio de lo más pobre y donde todo el mundo intenta quedar por encima de los demás. Jane es una chica quizás un poco odiada, sobre todo por que Jane no es el tipo de mujer que estaría, por así decirlo, de moda. Es más alta que la mayoría, tiene el pelo oscuro y encima por ser tan alta se encorva un poco al caminar. Ella misma sabe que su vida consistirá en ser, con un poco de suerte, limpiadora de alguna casa y ya está resignada.
Cuando en una obra de teatro, a las que han invitado a las dos hermanas, se encuentra por primera vez con un hombre, que por primera vez en su vida la está mirando fijamente. Pero ella piensa que quizás lo haga por lo que lo hacen todos los demás, para reírse de su aspecto y no por otra cosa. Así cuando a los pocos días vuelve a encontrarse con este hombre, del que ya sabe que es un famoso pintor de Italia, se sorprende de que realmente él quiera que ella pose para él. Pero sabe que no puede desaprovechar la oportunidad, así que va cada día a posar para Gabriel y poco a poco empiezan a enamorarse mutuamente.
Van pasando los días y Jane está cada vez más segura de que Gabriel será el hombre que la saque de la pobreza en la que vive. Pero lo que no sabe es que realmente la está engañando pues Gabriel siempre ha estado comprometido a otra mujer que está enferma y que no se piensa comprometer a romper ese matrimonio por Jane. Así que cuando a los pocos días Jane va a posar y se encuentra con que Gabriel la ha abandonado se derrumba, y sabe que ya nadie la va a poder ayudar hasta que aparece William Morris, un hombre que siempre ha estado en la sombra, pero que sin que Jane lo sepa, siempre enamorado de ella.
Con el paso de los días y una vez que ellos están casados, empiezan su convivencia como marido y mujer, pero siempre con el fantasma presente de la relación de Jane y Gabriel. Pero conforme pasa el tiempo empiezan a tenerse un cariño mutuo. Pero solo dura hasta que Gabriel vuelve a la vida de los dos y como Jane sigue enamorada de él empiezan a seguir su aventura como si nunca hubiera existido e incluso el marido de Jane en algún momento llega a aceptarlo.
La verdad es que este libro me ha sorprendido gratamente, y aunque yo no lo consideraría realmente romántica, es cierto que cuenta una historia de amor, pero desde mi punto de vista me ha parecido más un libro de obsesión, es decir…. Sí que cuenta una historia de amor, pero como ya dije amor obsesivo… primero tenemos la relación de Gabriel y de Jane, basada en que ella es la modelo perfecta para posar para él y por que no deja de recordarle a Ginebra y me ha dado la sensación de que estaba con Jane por que simplemente le recuerda a ella.
Cuando están juntos William y Jane, si que pensé que era una historia de amor, quizás no para tirar cohetes pero si lo verdaderamente importante para hacerme sentir algo.
Quizás para mí los más bonito de todo el libro sea cuando William decide dejar a Jane con Gabriel todo el verano juntos mientras él se va de viaje, aún sabiendo que le duele, pero sabiendo que es lo mejor que puede hacer para no perder a su mujer para siempre. Así que gracias a su marido, Jane pasa todo del verano junto a su amante, que es lo que más desea en el mundo.Sólo me queda puntuar el libro, porque tampoco quiero destriparlo, sólo decir para quién se lo lea, que hacía mucho que no me leía un libro tan intenso.
Mi puntuación es de 4/5…
Crítica realizada por Crishi
Con una narrativa fluida y repleta de sentimientos contradictorios, Elizabet Hickey nos introduce en una historia novelada sobre el triángulo amoroso protagonizado por el pintor de origen italiano Dante Gabriel Rossetti con su más destacada musa, Jane Burden, y el marido de ésta, el poeta y diseñador William Morris.
La historia nos presenta a una joven Jane de origen humilde y sin educación que vive con su familia en un barrio marginal e insalubre de Oxford. Jane no recibe el trato adecuado de unos padres que están decididos a casarla con un chico de igual condición social y por el que Jane no siente aprecio alguno.
Jane Burden es soñadora, le gusta la lectura y su imaginación vuela más allá del lugar en el que se siente prisionera, pero ella es consciente de sus limitaciones sociales y físicas. No se la considera como una chica agraciada, Jane posee un rostro de rasgos extraños y faltos de emociones que, junto con su cuerpo desgarbado, marcan su ya difícil existencia. Pero es precisamente su apariencia la le abrirá las puertas a sus sueños inalcanzables.
Dante Gabriel Rossetti es un famoso poeta y pintor de Londres que lleva una vida disoluta y propensa a las adicciones, de mentalidad abierta y apasionada pero dotado de una sensibilidad exquisita para captar todo aquello que escapa a la vista, su trabajo depende de las ayudas económicas recibidas por su hermano pequeño William y otros miembros de su círculo social y artístico, la Hermandad Prerrafaelita. Rodeado de pupilos y amigos, Gabriel viaja a Oxford para pintar murales sobre las leyendas del rey Arturo en el Aula de Debate de la Universidad, y es entonces cuando encuentra su fuente de inspiración en la joven Jane Burden para su particular Ginebra.
Jane y su hermana Bessie asisten a una obra de teatro donde conocen al pintor. Rossetti se siente atraído por Jane en la que detecta una belleza peculiar que la distingue de otras más acordes con la moda de la época. Rossetti le propone que pose para él. Por otra parte, Jane queda prendada de Gabriel y duda de que tales afirmaciones sean ciertas, pero sabe que sus expectativas de futuro en un barrio marginal son desoladoras. Bajo la conveniencia de su madre Jane acepta la proposición.
Cuando Jane entra a formar parte de la vida de Rossetti conoce a William Morris, un protegido del pintor con dotes mediocres para la pintura pero con mejor dominio para la poesía y el diseño. William procede de una familia adinerada y parte de su dinero sirve para financiar el trabajo de su maestro, de carácter tímido y apariencia tosca y descuidada, Morris es un trabajador incansable que desde bambalinas ha sucumbido a la belleza de Jane.
Pero Gabriel abandona Oxford y vuelve a Londres para contraer matrimonio con Lizzie Siddal, su prometida y prometedora pintora que se halla enferma. El corazón de Jane estalla en mil pedazos al darse cuenta de que nada le queda de él y, lo que es más, no podrá recuperarlo, pero una carta de Gabriel mantiene vivas sus esperanzas... A partir de aquí William Morris se hace más presente en la historia. William conecta con Jane a través de su gusto común por la literatura, hilo conductor de la embrionaria relación que ambos sostienen y que derivará en matrimonio.
No me explico cómo he sido capaz de dejar pasar este libro tantas veces, y más sabiendo que esta autora ya me atrajo con su anterior libro (El beso). Para empezar, es una historia documentada mediante fehacientes pinceladas alusivas al arte, se me hacen atractivos este tipo de libros porque siempre hay apuntes por recordar o algo nuevo que aprender, no por ello esta historia se hace pesada (o será que soy una entusiasta de todo lo clásico). Además de los protagonistas y las breves referencias a sus respectivas obras, ha sido un placer reencontrarme con otros personajes reales del mundo del arte y la literatura como, por ejemplo, John Ruskin, patriarca moralista del socialismo estético y tan crítico con el paganismo de Rossetti (...), o la escritora George Eliot con la que en cierto modo Jane se siente identificada (...).
Analizando la historia en sí misma, en un principio, el amor que Gabriel siente hacia Jane me ha parecido un amor condicionado por su propia idealización hacia la figura de Ginebra, solo se centra en atrapar el mayor número de sensaciones en sus pinturas y cuanto más bellas sean mejor. Estas escenas en las que se palpa la atracción oculta entre Jane y Gabriel me han hecho vibrar por parte de Jane, en ella se percibe un tierno magnetismo hacia Gabriel que manifiesta una pasión ambigua. Conforme avanzas en la lectura se observa que Rossetti es un hombre de carne y hueso, con numerosos defectos que lo muestran como un ser egoísta, despectivo y acosado por sus propios demonios, aunque radicalmente apasionado. Está enamorado de Jane pero, dentro de la naturaleza impetuosa que lo define como artista, ha de ser cauto porque cualquier paso en falso podría acarrear un escándalo y afectar a su trabajo. En esta relación nos encontramos a la misma vez con un romanticismo implícitamente sensible y pasional PERO SOLO EN MOMENTOS PUNTUALES, que, aunque exiguo de sexo (gracias a Dios), ha logrado captar mi atención y robarme el aliento a pequeños sorbos.
Morris, por el contrario, me ha parecido una persona serena, tenaz, de convicciones rectas y demasiado encorsetadas para ser un artista. Cuando se casa con Jane, el trabajo es su principal ilusión por lo que este hecho perjudica su matrimonio. En este punto, tengo que hacer mención sobre la magnánima decisión que toma William. (...), cuanto menos asombrosa y merecedora de un buen debate.
Y qué puedo decir de Jane... es la que más me ha gustado porque sobre ella recae el peso de la historia y, en mi opinión, la mejor descrita. Si en un principio nos encontramos con una inocente Jane, cuando se adentra en el mundo artístico y no tiene más opción que casarse con William ascendiendo con ello en la escala social, podemos apreciar a una mujer madura y cultivada pero siempre esclava a su condición de mujer reprimida frente a una sociedad recia. Si con Rossetti ha conocido el amor, en su vida compartida con Morris conoce la cotidianidad y las exigencias del matrimonio que le producen infelicidad.
La musa rebelde no es una novela romántica al uso, ya de entrada, la complejidad de un trío amoroso desencadena sentimientos dramáticos que van dejando una estela de amargura durante la lectura, y en su desenlace sabemos que inevitablemente alguien va a salir mal parado, en cualquier caso todos tienen algo que perder, pero, aún así, me ha parecido una historia bastante atrayente tanto por lo bien equilibrada que está en todos sus aspectos como por su elocuencia narrativa.
Valoración personal: Muy buena.
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