Crítica realizada por Lilian
"La gente de Northport pensaba que Kitty era una mujer mala, pero ella no podía olvidar cómo habían tratado a su familia. Resultaba difícil ser malvada, sobre todo cuando Joel Carmody estaba cerca. La forma en que él trataba hacía que Kitty se sintiera como una mujer nueva, pero se decía a sí misma que no debía olvidar que él era un Carmody, y ese apellido significaba dinero y poder, por lo que tendría que ser muy cauta..."
Kitty Anderson, ha declarado la guerra a todos sus vecinos. Huérfana de madre y criada en una granja, con la única compañía de su padre y de su hermano Robert, se ha convertido en una persona brusca y orgullosa. Atrás quedó la dulce niña que correteaba por el pueblo. No puede perdonar, que en su ausencia, le hayan arrebatado parte de sus tierras. Clama venganza contra el banco que ejecutó la deuda, contra los Carmody que las compraron y contra el mundo, en general.
Joel Carmody, maneja la Corporación familiar con mano de hierro pero cuando se cruza en su camino Kitty Anderson, se enfunda un guante de seda. Parece que no puede mantenerse alejado de ella y de sus problemas. A pesar de todos los desprecios recibidos vuelve, una y otra vez, a la casa de la colina.
Cuando la enfermedad vence a Kitty, el bueno de Joe le ofrece su casa y su corazón. ¿Podrá Kitty olvidar que es un Carmody y aceptar lo inevitable?
En esta novela, no puede hablarse de que exista una lucha de poderes entre los protagonistas. Aquí el que lleva la voz cantante, es el personaje femenino. Kitty es una persona irracional y personalmente, la he encontrado muy antipática. En ningún momento, he conseguido encontrarle el punto. La autora nos presenta a una luchadora nata, que se mata a trabajar cosechando césped a pesar de ser alérgica y asmática. No quiere depender de nadie y la realidad es bien distinta porque desde que conoce a Joel Carmody, éste acaba siempre acudiendo a rescatarla. Es un continuo: qué no, qué no, pero bueno si te empeñas... Lo que está claro es que o Joel tiene más paciencia que un santo o como el amor es ciego, ve en Kitty algo que a mí se me escapa. Siempre está dispuesto al diálogo y a perdonarle, cada palabra hiriente que le dirige. Confía a muerte en Kitty, y por eso de que no quiere "que su sobrina Mary ande con extraños" la deja a su cuidado, a la menor oportunidad. Mary Carmody, tiene dos años y es un primor. Su cabecita rubia y sus ojazos verdes, cautivan a cualquiera menos a su familia más directa. Kitty se convierte enseguida en su "mamá" y hasta el perro, la adora.
Intentando entender cómo un dechado de virtudes se convierte en una mala bestia -por venganza- diría filosofando que, en la vida, ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. Comprendo que Robert, no tenga el coraje de su hermana, pero creo que no debería haber salido huyendo a las primeras de cambio. Elige la opción más fácil y se quita de enmedio. No piensa más que en sí mismo y si Kitty, debe abandonar su carrera como informática, pues ojos que no ven, corazón que no siente...
En conclusión tengo que decir que, la novela me ha gustado. A pesar de que el argumento presenta más de una carencia, he estado muy entretenida entre odiar a Kitty y conocer al responsable de los sabotajes a su granja. Mi puntuación es 3,5/5
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