Crítica realizada por LILIAN
NOTA: Cuatro días en Londres fue finalista del premio Harlequin Digital.
PUEDE CONTENER SPOILERS
"La vida de la periodista Marianne Cabani está en una encrucijada. Siguiendo un impulso, renuncia a su empleo y se va de viaje intentando poner sus ideas en orden.
Llega a Londres sin tener claro qué va a hacer con el resto de su vida. Quiere ser una persona diferente... y decide irse de un bar con un extraño, que resulta ser Sergei Petrov, "el chico malo del ballet", el bailarín con más talento desde Baryshnikov.
Gracias a él, conoce al misterioso Vadim, un hombre que no duda en expresar a los cuatro vientos un odio irracional hacia todos los periodistas del planeta y que mantiene una férrea protección en torno a Sergei.
Tratando de ocultarle a Vadim lo que hasta hace unos meses fue su ocupación, Marianne se deja llevar por la atracción que los une y empieza a descubrir que la pasión no es un sustituto del amor, pero puede ser una puerta para dejar entrar sentimientos"
Marianne no encuentra sentido a su vida. Abandona, lo que durante siete años ha sido su motor, su trabajo como periodista de televisión. A su alrededor no encuentra nuevos alicientes y su amiga Alex, la convence para emprender juntas un viaje de tres semanas por Europa. Y es en Londres, la última parada antes de regresar a Nueva York, donde Marianne acaba bailando con un extraño más guapo que un dios griego pero con más alcohol en su cuerpo que una barrica llena de vodka. Emocionada y empujada por Alex, acaba en la casa de Sergei para echar una cana al aire. Pero la noche no termina iluminada por lucecitas de colores y a la mañana siguiente, escucha una discusión en ruso. Avergonzada, se encuentra con el tipo más intimidante que ha visto nunca.
Vadim, vecino y amigo de Sergei, está acostumbrado a cuidar de él. Al principio, cree que Marianne es una de las muchas oportunistas que van detrás del gran bailarín para salir en la prensa. Sergei anda a vueltas de todo y últimamente ya no le motiva el ballet, sino la botella.
Vadim y Marianne no parece que empiecen con buen pie pero, aclarado todo, sucumben a una noche llena de pasión. Por la mañana, Marianne que se olvida hasta de sus pantaletas negras regresa a Nueva York. Pronto recibe una llamada de Vadim invitándola a pasar cuatro días en Londres para seguir donde lo dejaron...
Y a estas alturas estoy tan sumergida en la novela que me he olvidado hasta de que la narración es en primera persona. ¡Ay, qué historia tan bonita! Ya no recuerdo cuanto tiempo hacía desde que no disfrutaba tanto leyendo. En apenas un abrir y cerrar de ojos he llegado al capítulo cinco. La forma que tiene de escribir Erika Fiorucci es simpática y muy gráfica. Salpica su prosa de metáforas ingeniosas como sus ojos son del color de las aguas del Mediterráneo o el corazón truena al ritmo de un tambor tribal. Algo que también me ha llamado la atención (y que a la inversa las lectoras del otro lado del charco se encuentran a menudo) ha sido encontrar palabras a las que no estoy acostumbrada: laptop, abarrotes, pantaletas, closet, afiche...
¡Adoro a Vadim y ese aura de misterio que tiene! Es el señor perfecto: sólido, ordenado, emocionalmente frío pero cálido a la vez... Como bien dice la autora, Vadim puede ser cualquier cosa (agente secreto o un mafioso de los que dan miedo). Y yo no puedo estar más de acuerdo porque al fin y al cabo el personaje ha salido de su imaginación (y si no es así, que me lo presente). Estás todo el tiempo con la miel en los labios, preguntándote: ¿Quién es Vadim? ¿Cuál es su apellido? ¿A qué se dedica? Estas y mil cuestiones más, no las resuelves hasta que no llegas casi a la mitad de la novela.
Debido a su pasado, Vadim acumula un profundo desprecio hacia los periodistas y Marianne no encuentra el momento para informarle de que pertenece a ese gremio. Y es que Vadim es mucho Vadim. No sólo es que tenga el aspecto de una pared de roca gigantesca -que cuando la miras desde abajo parece no tener fin- además posee una mirada que te desarma. Marianne está muy enamorada de él y no le gusta tener que ocultarle nada pero teme perderle. Y cuando pasa lo que suele pasar en estos casos, Marianne asume lo que es con valentía pero Vadim ya no confía en ella y llega el adiós. Un adiós doloroso y desolador para ambos. Pasan los meses y Marianne sigue teniendo contacto con Sergei pero hablar de Vadim es un tema espinoso. Está dedicada en cuerpo y alma a su nuevo trabajo y ya no le quedan lágrimas que derramar. Por eso el reencuentro de los dos amantes es la bomba. Marianne no se amilana y no se deja pisotear pero en fin, que el amor lo puede todo.
Terminando ya sólo me resta deciros que siento de veras, que este harlequin tan especial tenga únicamente formato electrónico porque no he podido sentir en mis dedos el tacto del papel ni ese olor que le acompaña cuando es nuevo. Creo que la modernidad provoca, en ocasiones, la pérdida de esa nube mágica que te envuelve cuando tropiezas con un buen romance. Y digo esto, reconociendo que si no fuera por el abaratamiento de los costes habría muchas autoras cuyas historias no verían la luz y quizá me hubiera perdido a ésta. Esta dicotomía me ha perseguido hasta en las escenas hot que de sensuales que son (y con la funda de mi lector comprada pero en camino) se me ha escapado de las manos el aparatito y no ha besado el suelo, por muy poco.
Supongo que ya imaginaréis cual es mi valoración: Excelente
Crítica realizada por Rosamoni
Marianne odia su vida, odia lo que ha hecho con ella, siempre centrada en su trabajo para ella solo existía esto, sin casi vida propia ahora se ha dado cuenta que ya ha dado todo lo que podía y no puede seguir, por lo que decide dar un vuelco a su vida dejarlo todo y empezar de cero. Tras dejar su trabajo una amiga le propone unas vacaciones en Europa, y allí en Londres es donde va a conocer al hombre que conquistara su corazón.
Vadim es un misterio, nadie sabe mucho de él solo que es muy rico y que protege con uñas y dientes a su amigo y protegido, el bailarín Sergei, por no decir de su vida privada de la que no sabe nadie, con un odio visceral hacia los periodistas no contaba con que tras conocer a la ultima conquista de Sergei se sentiriá tan atraido por ella. ¿Pero que pasara cuando todos los secretos que los envuelven salgan a la luz? ¿Vencerá el amor o la desconfianza será la que los separe totalmente?
Pues es una historia que me ha gustado, una historia de una nueva vida, de pasar pagina y sentirse a gusto con una misma, Marianne es una obsesa del trabajo y eso la ha machacado y justo cuando decide echar una cana al aire todo sale mal, pero quizás no todo y es que va a conocer a Vadin un impresionante hombre que poco a poco va conquistado su corazón, pero debe volver a su país, justo cuando ha conocido a un hombre que por fin hace vibrar a su corazón.
Tras una mala racha él le ofrece volver a Londres, juntos pueden intentar crear algo nuevo, pero la mala suerte, el destino, los secretos y muchas cosas mas les van a separar, pero Marianne ha aprendido la lección y es que debe hacer lo que cree mejor para ella y sobre todo ser honesta consigo misma aunque eso le cueste el perder al amor de su vida.
Quizás yo le hubiera hecho sufrir mas a Vadin, con un simple perdón no se arreglan las cosas pero bueno tampoco hay que ser tan mala.
Me ha gustado y me ha entretenido, desde luego es un libro que se lee muy rápido, no solo porque engancha sino porque esta muy bien narrado y hace que las paginas se devoren, y me ha encantado también Sergei, me encantaría que la autora escribiera también su historia, creo que seria una gran historia de amor.
Valoración: Del 1 al 10 le doy un 8.5
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