Erika Lust - La canción de Nora

Crítica realizada por Mencía

Nora tiene 24 años, muy poco pasado, mucho arrojo, más sentido del humor y, sobre todo, unas ganas infinitas de disfrutar de todo lo que la vida le pone por delante. Estudiante de cine en la Barcelona más cool, será el objeto de deseo de dos hombres muy diferentes: Xavier, un sofisticado aprendiz de triunfador, y el misterioso y sensual Matías.

Leyendo la sinopsis y atendiendo a su presentación como obra erótica, entra dentro de lo probable que creamos estar ante una novela donde el lenguaje de la piel constituirá el ingrediente fundamental. Sin embargo, y aunque no faltan las descripciones más o menos pormenorizadas de encuentros sexuales, sueños y fantasías, no es ese el elemento que la define. La canción de Nora es el retrato del tiempo en que su protagonista toma conciencia de lo que realmente quiere como individuo y trata de asentar las bases del futuro con el que sueña.

La trama de la novela es sencilla. Escrita en primera persona, Nora nos va presentando su día a día desde que cambia su residencia a Barcelona. Dada su juventud, su ritmo de vida es trepidante y los jóvenes que la rodean, de todo tipo y condición, nos van a ir mostrando su devenir, sus aciertos, dudas y errores. De madre sueca y padre español, la joven intenta abrirse camino en el difícil mundo del cine. Y es en ese ambiente donde conoce a los dos hombres, que por distintas razones, se hacen un hueco en su vida y en su lecho.

Matías representa una fuerte e intensa atracción, un reto. La conexión que siente Nora es visceral y primitiva, sin embargo la personalidad de Matías no da lugar a que pueda permitirse desarrollar un sentimiento más profundo por él. En cuanto a Xavi, la joven es consciente desde el primer momento que su relación tiene fecha de caducidad. La conveniencia y complicidad que llega a tener con Xavi no puede sustituir a ese anhelo íntimo que necesita sentir para entregar algo más que su cuerpo.

La canción de Nora es una novela vitalista, alegre y extrovertida que nos habla de amistad, de relaciones sociales, familiares y, como es de esperar, también sexuales. Nora es una protagonista natural en extremo y con una sorprendente inclinación hacia la sinceridad en algunos momentos. Pero su novela no es el relato de una historia de amor, ni pretende sumergirnos en la vorágine que emociones que ese sentimiento despierta.
El ritmo de narración es ágil y el lenguaje es sencillo y cercano, con lo que la novela se convierte en una obra de fácil y rápida lectura. No da lugar al aburrimiento y sabe mantener la atención del lector, aunque me hubiera gustado encontrar un mayor grado de profundidad a la hora de describir sentimientos y emociones. Un punto que me ha sorprendido favorablemente es la elegancia con la que se abordan las escenas de sexo. Cualquiera que sea el acto que describa la autora sabe presentarlo con una refrescante naturalidad. Es directa y descriptiva, pero en ningún caso se muestra ordinaria o soez.

La canción de Nora es una novela que nos enseña parte de la existencia de una joven en el momento en que comienza a tomar las riendas de su vida. Trabajo, amigos, familia y sexo conforman sus días y sus noches. La fuerza de su juventud y la naturalidad con la que se dirige en su vida nos ofrece una obra sencilla, entretenida y vital.