Crítica realizada por Judith
Sylvester, duque de Salford, ha decidido contraer matrimonio. Y lo hace desde un ángulo frío y calculador. Prepara una lista con las candidatas, y pregunta a su madre cuál escoger de entre las finalistas.
La duquesa, que le conoce y sabe que su corazón se enfrió con la muerte de su hermano gemelo cuatro años antes, y que ni su sobrino ha logrado atemperarlo, le recomienda que espere a enamorarse. Y le habla, también, de la nieta de la madrina del duque, con quien secretamente siempre quiso que su hijo se uniera.
Phoebe, que así se llama la nieta en cuestión y por cierto nuestra protagonista, es una mujer independiente cuyo sueño es escribir novelas góticas, aunque sea viviendo de modo humilde, pero independiente. Y su sueño está a punto de cumplirse: van a publicar su primera historia, en la que el antagonista es un malo malísimo que curiosamente se parece de manera inequívoca al duque de Salford.
Cuando Sylvester, engañado por su madrina, se encuentra como único invitado a una cacería en casa de los padres de Phoebe, se siente obligado a permanecer unos días. Allí conoce a la joven, quien le causa una pobre impresión, tanto por su falta de belleza como por su carácter insípido.
La madrastra de Phoebe, mientras, hace creer a la protagonista que el duque a acudido a pedir su mano, y que deberá consentir. Cuando también su padre le exige que acepte en matrimonio al duque, convencidos todos de que solo por eso ha acudido a visitarles, al no tener nadie conocimiento de la perfidia de la madrina, Phoebe decide huir, y pide a su gran amigo de la infancia que le acompañe. No desea casarse con un hombre que la ignora deliberadamente.
Desatado el escándalo a la mañana siguiente de la huida, Sylvester aprovecha para concluir su visita, pero cual es su sorpresa cuando en el camino de vuelta encuentra a Phoebe socorriendo a su compañero de viaje, pues el carro en el que viajan ha caído a una zanja. Obligados por el mal tiempo a pasar unos días juntos en una posada, el duque descubre en la joven grandes cualidades que despiertan su admiración. Tanto así que cuando, durante la temporada, coinciden, este le concede gran atención, convirtiéndola en una joven popular, a diferencia de lo que ocurrió el año anterior, en el que fue ignorada por todos.
Tan agradecida está, y tal vez interesada también, que intenta detener la venta de su novela para que él no resulte malparado. Pero llega tarde, y toda la sociedad lee la historia del terrible conde Ungolino, y sabe de quién se trata.
Y no destripo más. A partir de aquí un feo social en un baile, una cuñada desequilibrada, un intento de secuestro, un viaje por accidente, camino a París... Y el amor, que no por ser fogoso es menos hermoso en esta historia.
Me gustó Sylvester, con ese carácter frío que ella poco a poco calienta. La relación con su madre la duquesa, el reconocimiento de sus faltas, su humanidad.
Y me gustó Phoebe, con su carácter independiente, su bondad y su sentido del deber.
Una bella historia de amor cocido a fuego lento, aderezada con humor, ironía, personajes histriónicos, fisgonas y amigos verdaderos.
Mi puntuación: 4 sobre 5.
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