Georgette Heyer - Matrimonio de conveniencias

Valoración:

Crítica realizada por Judith

Cuando el conde de Rule, rico, enigmático, y uno de los mejores partidos de la nobleza, propone matrimonio a Elizabeth Winwood, la hermana de nuestra protagonista, esta se resigna a casarse contra su voluntad para rescatar la fortuna de su familia, empobrecida tras la muerte de su padre, que hizo unas malas inversiones antes de morir, y la vida disoluta de su hermano Pelham, demasiado joven como para preocuparse de la situación familiar. Y ello a pesar de estar enamorada de otro hombre, un teniente de la marina a quien lady Winwood jamás aceptaría como yerno a no ser que fuera, como mínimo, capitán.

La razón de Rule para casarse es meramente práctica: con este matrimonio su apellido se une al de una de las más ilustres familias de la nobleza inglesa, los Winwood, venidos a menos pero socialmente respetados como pocos otros.

La hermana Winwood más joven, Horatia, la protagonista de esta entrañable historia, decide tomar el asunto en sus propias manos, acude a encontrase con Rule sin previo aviso, e intenta convencerlo para que se case con ella en vez de con su hermana Elizabeth, dejando a esta libre para casarse con su verdadero amor.

Parte del acuerdo que propone Horatia es que ella no va a interferir jamás en las actividades después de su matrimonio, actividades que incluyen la relación que él mantiene desde hace tiempo con lady Caroline Massey, una viuda que busca en Rule volver a ser socialmente aceptada. Además, el conde ayudará, a través de sus importantes influencias, a que el enamorado de su hermana Elisabeth ascienda a capitán, para que puedan casarse. El conde tiene, por tanto, su unión con los Winwood, sin necesidad de renunciar a su actual vida ni de vivir aparentando ante su esposa una devoción que no siente, para evitar que esta, como haría cualquier otra esposa engañada, le reproche sus infidelidades. Se queda, a cambio, con la menos agraciada de las tres hermanas, demasiado joven, pues Horatia tiene apenas diecisiete años y aún no ha sido presentada, y que además tartamudea al hablar. El conde no puede negarse al trato, pues tanto le da una hermana que otra mientras compartan el apellido, y esta le plantea una vida sencilla. Su única preocupación, que a mi modo de ver le honra y hace que no lo deteste desde el momento en que acepta, como si no tuviera sangre en las venas, es la juventud de ella, convencido de que a la larga, y con la madurez, ella pueda arrepentirse de su decisión. Pues Horatia no ve en esta unión el mejor matrimonio posible para ella (que es, socialmente hablando, un éxito sin precedentes) o cualquier otra joven, sino el sacrificio por una hermana a la que quiere.

La boda se lleva a cabo y, como tácitamente acordaran, el conde continúa su relación con su amante, al tiempo que Horatia se inicia en le belle monde de Londres, donde rápidamente se convierte en una mujer de sociedad popular y de moda, la favorita de muchos en todas las fiestas, y donde, durante la temporada, gasta enormes cantidades de dinero en trajes sensacionales y en los juegos de azar, vicios estos que se consideran apenas una excentricidad en una condesa de extensa fortuna y marido permisivo. El conde, además de cubrir las deudas de juego de su esposa y sus compras en Bond Street, también se ve obligado a hacer "donaciones" regulares para cubrir al hermano endeudado de Horatia, Pelham, quien es un joven irresponsable pero que jugará un papel importante en la felicidad de su hermana, a quien quiere con devoción. Aunque, en honor a la verdad, estos son apenas gastos de bolsillo para un conde rico como Creso. Razón por la que consiente que su esposa se divierta, pues no hace daño a nadie. La pasividad del conde molesta muchísimo a la hermana de este, lady Louisa, duquesa ahora, quien le reprocha lo desastroso de su matrimonio, en el que desde el principio ambos han hecho vidas separadas, de forma pública y notoria, pues ella acude sola a las fiestas, y él es visto del brazo de su amante en otros eventos.

Mientras tanto, Horatia se hace amiga de lord Lethbridge, quien busca vengarse del conde por frustrar, años antes, sus intentos de enamorar y fugarse con lady Louisa. De hecho logró que una inocente joven de apenas dieciocho años aceptara casarse con él en Gretan Green, contra los deseos de su hermano el conde de Rule. Lethbridge se gana el favor Horatia simulando un atraco a esta mientras regresa a su casa, atraco en el que él cabalga heroicamente para salvarla de los supuestos salteadores de caminos. El conde advierte a su esposa en contra de su amistad con Lethbridge, pero cuando él se niega a explicar por qué, Horatia no tiene en cuenta su advertencia. Es más, decidida a dar una lección a su marido, quien no le es fiel y en cambio le exige que deje ella una amistad inocente, va a un baile de máscaras al que el conde le había prohibido asistir, con Lethbridge como su acompañante.

Habiendo oído Horatia que Lethbridge es un jugador de cartas excelente, y siendo ella aficionada a los juegos de azar, intenta coaccionar a Lethbridge para apostar con ella y, finalmente, cede, proponiendo que jueguen por un mechón de su cabello. Antes de que la partida pueda comenzar, Rule (que ha seguido a Horatia disfrazado con una máscara y dominó) simula tropezar con ella y rompe el disfraz de Horatia, obligándola a cambiarse de ropa. Mientras que ella está lejos arreglándose el vestido, noquea a Lethbridge y se viste con las ropas de este, más su máscara y dominó. Cuando regresa Horatia no se da cuenta que su marido ha ocupado el lugar de Lethbridge y comienzan la partida. Rule, magnífico jugador, le deja ganar la primera, pero le gana sobradamente las otras dos, pidiéndole que pague su prenda. Cuando ella se corta un mechón de su cabello, Rule (disfrazado de Lethbridge) le roba un beso. Y Horatia, furiosa e indignada, sale corriendo, a pesar de que por un momento se siente tentada por el beso recibido. Al salir, para colmo, tropieza con lady Caroline Massey, la amante de su marido, quien resula estar al tanto de los planes de Lethbridge. Pero la amante confundirá también a Lethbridge con Rule, y le dará la enhorabuena por su plan, que pondrá al conde definitivamente contra su esposa, haciendo así que ella lo tenga a su merced para siempre. Rule le sigue el juego, pero obviamente rompe su relación poco después, dejándole claro que sabe que es una manipuladora.

Al día siguiente Horatia confiesa lo que ocurrió la noche anterior a su esposo, porque no puede soportar, por un lado, que él lo sepa por lady Massey; y por otro porque sabe que ha obrado mal, y que él merece saber lo ocurrido de su boca. El conde explica su treta a su esposa, le devuelve el mechón, y le pide que sea más cuidadosa en el futuro. Horatia decide poner fin a su amistad con Lethbridge.

Pero la valentía de ella, confesando lo ocurrido la noche anterior, cuando bien podría habérselo ocultado, o haber negado los hechos si Caroline hubiera puesto en marcha su maléfico plan; sumado al beso que le da la noche anterior, en el que ella por un momento responde, dejándose llevar por la pasión; hacen que de pronto Rule se descubra enamorado de su esposa, y se dispone a cortejarla, tratando de ganársela poco a poco.

Sin embargo, sin saber que el conde ha roto su relación con lady Massey, Horatia se muestra cortés, pero distante a sus avances. Cuando el conde abandona la ciudad para ver cómo van las cosas en su finca, Horatia se niega a acompañarle, convencida de que le ha ofrecido que vaya con él por cortesía, pero no por un deseo real de gozar de su compañía.

Pues en este momento Horatia ha descubierto que ama a su esposo, a pesar de no ser un hombre de acción y peligros, tal y como hubiera deseado, sino un hombre frío y distante, cortés pero poco cercano. Un hombre que aún así, ha ganado su corazón a base de respeto.

Horatia pasa los días en que Rule está lejos de fiesta en fiesta para ahogar su soledad. Una noche asiste a un baile, y al llegar en su coche para ir a casa, es secuestrada y llevado a casa de lord Lethbridge, donde el muy ca... canalla tiene la intención arruinarla de la peor manera posible (pretende acostarse con ella, tanto si ella acepta como si no) para culminar su venganza contra Rule. Horatia se las arregla para golpearle y escapar, pero durante el forcejeo pierde un broche muy conocido, regalo de boda de su esposo, y una de las joyas más conocidas de los Rule.

Horatia llama a su hermano Pelham y su amigo, el señor Pommeroy, y les pide que le ayuden a recuperar el broche antes del regreso de su esposo, pues sabe que si él se entera de que otro hombre tiene su broche, si es precisamente Lethbridge quien lo tiene, no la perdonará nunca, y no podrá vivir con el desprecio del hombre al que ama.

Y aquí lo dejo.

Solo os diré que si lo leéis encontraréis todavía un duelo, un auténtico duelo a espada entre caballeros con un resultado de diez, y un final de los que te hace sonreír como una boba durante horas, y querer besar a tu chico sin parar, celebrando lo bonito que es el amor.

Si bien ella me cautivó al principio por su valentía y arrojo, poco a poco se me fue diluyendo con sus niñerías, fruto de su edad y del matrimonio que elige, y para el que no está preparada, para ganarme de nuevo con su aplomo y honradez. Eso sí, en ningún momento me pareció inconsistente o incoherente. La inmadurez forma parte de su personaje con toda naturalidad.

Él, en cambio, me fue ganando página a página, viendo como deja que ella cometa sus propios errores, vigilándola de cerca para que estos no sean definitivos, y cortejándola poco a poco, en lugar de exigir nada como esposo. Si al principio me pareció frío, por los términos en los que escoge esposa (los de la época, no nos engañemos, que no responden a nuestra idea de romanticismo), al final me parece un héroe de los mejores, con mayúsculas, así, un HÉROE.

SPOLER: Soy poco aficionada a ellos, pero cuando se besan al final, en lugar de los besos delicados que siempre suele darle, él la besa apasionadamente, a lo grande, como besan los libertinos reformados de nuestras novelas favoritas, y ella le dice que nunca pensó que él supiera besar así, a lo que él responde que espera que no le importe, pues tiene intención de besarla así muy a menudo. ¿Os suena de algo? A mí sí, a Bridget Jones, lo que me hizo suspirar todavía más.

¿Resultado? un pedazo de 10.

¿Alguien sabe si hay una adaptación cinematográfica de esta novela? Me encantaría verla si la hay...

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