Crítica realizada por Katon
Libro 4 de la serie Caballeros de Louisiana
La hija de Janna Kerr estaba gravemente enferma y ella sabía que su última esperanza era aquel médico sin escrúpulos que la ayudaría... a cambio de un buen precio. Aisladas en una casa en los pantanos de Lousiana, Janna y Lainey esperaban la llegada del médico. Clay sólo había ido allí para controlar las tierras que pertenecían a su poderosa familia, no para acabar prisionero de una hermosa mujer cuyo secreto descubriría nada más mirar a los ojos de su encantadora hija... unos ojos que no dejaban lugar a dudas de que la niña formaba parte de la familia Benedict. Lo último que Janna quería en aquellos momentos era que aquel hombre le hiciera sentir cosas que no podía controlar. Para ella lo más importante era salvar a su hija... y Clay empezaba a ver todos los riesgos que estaba dispuesta a correr...
Caly Benedict cuando fue a visitar a esa joven madre a su apartado bungalow lo que menos imaginaba es que acabaría drogado y atado a una cama. Janna actuó por un impulso cuando lo vio frente a su puerta, tan alto, tan guapo, y tan rematadamente sexy. Antes de darse cuenta ya lo tenía sedado en el suelo de su cocina.
Janna había ido a la zona de los pantanos como último recurso, su hija Lainey estaba muy enferma, solo un trasplante de riñón podría salvarla, pero ella no era compatible y los otros dos intentos también habían resultado fallidos. Su situación era desesperada, su hija era lo único que tenía, el recuerdo de su amor de juventud fallecido y estaría dispuesta a cualquier cosa para salvarla. Pero cuando Clay entró en sus vidas y lo vio jugando y riendo con su hija empezó a ver la realidad de otra forma. Los principios tan sólidos y arraigados de los Benedicts que había llegado a menospreciar empezaron a calar en ella. No había hablado claramente con Clay sobre cuáles eran sus intenciones, pero él solo descubrió la grave enfermedad renal de la pequeña, él solo descubrió el parentesco que los unía y él solo comprobó que Janna era una mujer desesperada, sin nadie que la apoyara y que llevaba luchando demasiado tiempo sola, y Clay adivinó qué las había llevado a un lugar tan remoto y por qué se negaba a llevar a Lainey al hospital del pueblo.
Este libro plantea unas dudas morales que lamentablemente están muy presentes hoy en día ¿serías capaz de cualquier cosa para salvar la vida de tu hija? Pero la situación se complica más cuando el cuerpo de un joven aparece en el pantano y comprueban que le han extirpado los órganos. Aunque Janna se niega empieza a comprender el punto de vista de Clay. La operación ya de por sí es arriesgada, pero además su hija no contará con las necesidades mínimas si algo se complica, no sabe de dónde procede el órgano, si está en buen estado, o por el contrario si está infectado. Janna lleva años viendo cómo su hija se apaga, está desesperada pero no puede dejar de luchar. Pero al vivir con Clay comprenderá que hay varios tipos de lucha.
Ambos personajes me han gustado, la chispa salta casi al principio. Para Clay es difícil asumir que esa mujer de la que se ha enamorado tuviera una hija con su hermano muerto. Además cada vez quiere más a la pequeña, por lo luchadora que es, por su eterna sonrisa y porque es el reflejo de la vida de Matt en el mundo. Clay decide luchar por Janna, por tener un futuro junto a ella, aunque le tenga que hacer comprender por la fuerza que la idea del trasplante ilegal no es una solución.
Janna consigue recordar momentos de su vida pasada con el padre de Lainey junto a Clay, recuerdos que creía olvidados vuelven a su mente. Clay la atrae como solo Matt pudo hacerlo. Clay es real, mientras que su hermano es solo un hermoso recuerdo, pero Clay es un Benedict y eso implica que es tremendamente testarudo, que siempre tiene que llevar la razón y que todo el clan se unirá para defender a su familia.
En el hospital de Grand Point donde las tratan con más cariño y amabilidad que en ninguno de los hospitales anteriores Janna conoce a parte del clan Benedict y allí toma la decisión que vivirá con su hija, lejos de esas personas que podrían haber sido su familia, los últimos días que le queden. Pero Clay no dejará que Lainey muera si existe la posibilidad que su riñón sea válido. La cuenta atrás ha comenzado, Janna deberá enfrentarse a disparos, una enfermera sin escrúpulos y un médico loco que no dudará en eliminar todas las pruebas, incluidas Janna y su hija.
La historia es muy bonita pero lo que más me ha gustado es la duda ética que plantea. Lo bien desarrollado que está el personaje de Janna en ese sentido y comprobar cómo los niños que están enfermos pueden llegar a ser muchos más fuertes que los adultos. Cada libro que leo de esta serie me gusta más. Se lee muy rápido, y la ambientación es impecable. Un libro muy recomendable.
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